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Estos \u00faltimos d\u00edas la movilizaci\u00f3n de los agricultores ocupa todos los titulares. Todo el mundo es consciente de sus reivindicaciones, y muchos se unen emocionalmente a sus quejas. En eso muchos est\u00e1n de acuerdo. En lo que no hay acuerdo es en las causas que motivan el problema, que es de \u00e1mbito europeo.<\/p>\n
Como dir\u00eda Descartes, vamos a analizar el problema, descomponi\u00e9ndolo en elementos m\u00e1s simples.<\/p>\n
No todos los agricultores se encuentran en la misma situaci\u00f3n. Por un lado, tenemos a los agricultores tradicionales, con explotaciones de \u00e1mbito familiar, arraigados en el territorio donde han vivido desde generaciones. En el otro extremo distinguimos a las multinacionales de la agricultura intensiva. Los beneficiarios de tales empresas se encuentran a miles de kil\u00f3metros de aqu\u00ed. Podr\u00edamos a\u00f1adir los terratenientes de toda la vida, que han visto incrementado su patrimonio con las subvenciones de Bruselas, y reciben cantidades escandalosas por el hecho de tener tierras. Los primeros suelen ser m\u00e1s respetuosos con la tierra en la que viven. Los segundos solo buscan ampliar el margen de beneficios, y no les importa esquilmar tierras de las que no saben nada m\u00e1s que los dividendos que producen.<\/p>\n
Las peque\u00f1as explotaciones familiares est\u00e1n desapareciendo, v\u00edctimas de la competencia desleal de los grandes, que operan a escala planetaria, por lo que disponen de recursos ilimitados y juegan siempre con ventaja. Tambi\u00e9n suelen evadir impuestos, merced a la ingenier\u00eda financiera y fiscal; no aplican pol\u00edticas respetuosas con el medio ambiente, que suelen ser m\u00e1s costosas que la explotaci\u00f3n salvaje, y sus pol\u00edticas sociales no son nada ben\u00e9volas con los derechos laborales y sociales. Es el modelo de la exprimidora: sacar todo el jugo y dejar los desechos.<\/p>\n
Los problemas se agravan al momento de vender los productos. En la actualidad las grandes cadenas de distribuci\u00f3n alimentaria copan la demanda de productos del campo, y ejercen un r\u00e9gimen de tiran\u00eda frente a los productores, que se ven arrinconados tambi\u00e9n por quienes imponen unos precios abusivos, que no pueden rechazar por falta de alternativas. La diferencia entre lo pagado al agricultor y el precio en la estanter\u00eda va del 400 al 900 por ciento. Tenemos otra vez la falacia de la libertad del mercado liberal.<\/p>\n
Otra competencia desleal, en este caso situada a miles de kil\u00f3metros, proviene de los tratados de libre comercio firmados por los pa\u00edses de la Uni\u00f3n Europea con pa\u00edses terceros, de los que importan productos agr\u00edcolas que carecen de las exigencias ambientales y sociales vigentes en Europa. No olvidemos que la normativa sanitaria y medioambiental en Estados Unidos, por ejemplo, es mucho menos exigente en t\u00e9rminos medioambientales que la de la Uni\u00f3n Europea. As\u00ed, podr\u00eda suceder una invasi\u00f3n de productos c\u00e1rnicos de menor calidad sanitaria, con lo cual los perjudicados ser\u00edan tambi\u00e9n los consumidores de los pa\u00edses europeos. El colmo es que una parte de los productos de calidad producidos en Espa\u00f1a se venden al extranjero y los mismos productos se importan, con una calidad y precios inferiores, para gloria de los grandes traficantes de alimentos.\u00a0 Todo al mayor coste energ\u00e9tico.<\/p>\n
El cambio clim\u00e1tico afecta especialmente a los peque\u00f1os agricultores. No hace falta explicar lo que la sequ\u00eda extrema pone en evidencia. Los grandes siempre encuentran medios para afrontar las crisis y salirse con la suya. O cambiar de pa\u00eds.<\/p>\n
Y dicho esto, es chocante que las formaciones pol\u00edticas que votaron en contra de la Ley de cadena alimentaria en 2021, la cual pretend\u00eda evitar la venta a p\u00e9rdida de los agricultores y que, por otro lado, tienen competencias para hacerla cumplir en sus comunidades aut\u00f3nomas y no lo hacen, se alineen ahora al lado de los agricultores, agitando banderas y hablando de la a \u201cAgenda 2030 que viene de Bruselas\u201d, cuando en realidad se trata de recomendaciones de Naciones Unidas sin ning\u00fan poder coercitivo.<\/p>\n
El oportunismo populista pretende pescar en r\u00edo revuelto y se limita a difundir soflamas mimetizadas acr\u00edticamente, pues es mucho m\u00e1s f\u00e1cil repetir titulares que formar una opini\u00f3n cr\u00edtica, basada en la estimaci\u00f3n de la complejidad de las situaciones. Esto requiere tiempo, esfuerzo y discernimiento, valores denostados y poco practicados en este mundo de opinadores e influencers de pacotilla.<\/p>\n
Los medios de comunicaci\u00f3n, en manos de los mismos causantes del estropicio, tampoco van a aclarar mucho las cosas. Lo que s\u00ed est\u00e1 claro es que, como educadores, tenemos el ineludible deber de dar herramientas de an\u00e1lisis social y despertar la conciencia ecol\u00f3gica frente a unos poderes financieros que est\u00e1n buscando monopolizar todo lo que necesitamos para sobrevivir: medicinas, energ\u00eda, comida, agua, vivienda, transporte. Solo les falta vendernos el aire que respiramos. Es cuesti\u00f3n de tiempo.
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No hay dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una sola y compleja crisis socio-ambiental. Las l\u00edneas para la soluci\u00f3n requieren una aproximaci\u00f3n integral para combatir la pobreza, para devolver la dignidad a los excluidos y simult\u00e1neamente para cuidar la naturaleza.\u201d (Laudato S\u00ed, 139)
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Estos \u00faltimos d\u00edas la movilizaci\u00f3n de los agricultores ocupa todos los titulares. Todo el mundo es consciente de sus reivindicaciones, y muchos se unen emocionalmente a sus quejas. En eso muchos est\u00e1n de acuerdo. En lo que no hay acuerdo es en las causas que motivan el problema, que es de \u00e1mbito europeo.<\/p>
Como dir\u00eda Descartes, vamos a analizar el problema, descomponi\u00e9ndolo en elementos m\u00e1s simples.<\/p>
No todos los agricultores se encuentran en la misma situaci\u00f3n. Por un lado, tenemos a los agricultores tradicionales, con explotaciones de \u00e1mbito familiar, arraigados en el territorio donde han vivido desde generaciones. En el otro extremo distinguimos a las multinacionales de la agricultura intensiva. Los beneficiarios de tales empresas se encuentran a miles de kil\u00f3metros de aqu\u00ed. Podr\u00edamos a\u00f1adir los terratenientes de toda la vida, que han visto incrementado su patrimonio con las subvenciones de Bruselas, y reciben cantidades escandalosas por el hecho de tener tierras. Los primeros suelen ser m\u00e1s respetuosos con la tierra en la que viven. Los segundos solo buscan ampliar el margen de beneficios, y no les importa esquilmar tierras de las que no saben nada m\u00e1s que los dividendos que producen.<\/p>
Las peque\u00f1as explotaciones familiares est\u00e1n desapareciendo, v\u00edctimas de la competencia desleal de los grandes, que operan a escala planetaria, por lo que disponen de recursos ilimitados y juegan siempre con ventaja. Tambi\u00e9n suelen evadir impuestos, merced a la ingenier\u00eda financiera y fiscal; no aplican pol\u00edticas respetuosas con el medio ambiente, que suelen ser m\u00e1s costosas que la explotaci\u00f3n salvaje, y sus pol\u00edticas sociales no son nada ben\u00e9volas con los derechos laborales y sociales. Es el modelo de la exprimidora: sacar todo el jugo y dejar los desechos.<\/p>
Los problemas se agravan al momento de vender los productos. En la actualidad las grandes cadenas de distribuci\u00f3n alimentaria copan la demanda de productos del campo, y ejercen un r\u00e9gimen de tiran\u00eda frente a los productores, que se ven arrinconados tambi\u00e9n por quienes imponen unos precios abusivos, que no pueden rechazar por falta de alternativas. La diferencia entre lo pagado al agricultor y el precio en la estanter\u00eda va del 400 al 900 por ciento. Tenemos otra vez la falacia de la libertad del mercado liberal.<\/p>
Otra competencia desleal, en este caso situada a miles de kil\u00f3metros, proviene de los tratados de libre comercio firmados por los pa\u00edses de la Uni\u00f3n Europea con pa\u00edses terceros, de los que importan productos agr\u00edcolas que carecen de las exigencias ambientales y sociales vigentes en Europa. No olvidemos que la normativa sanitaria y medioambiental en Estados Unidos, por ejemplo, es mucho menos exigente en t\u00e9rminos medioambientales que la de la Uni\u00f3n Europea. As\u00ed, podr\u00eda suceder una invasi\u00f3n de productos c\u00e1rnicos de menor calidad sanitaria, con lo cual los perjudicados ser\u00edan tambi\u00e9n los consumidores de los pa\u00edses europeos. El colmo es que una parte de los productos de calidad producidos en Espa\u00f1a se venden al extranjero y los mismos productos se importan, con una calidad y precios inferiores, para gloria de los grandes traficantes de alimentos.\u00a0 Todo al mayor coste energ\u00e9tico.\u00a0<\/p>
El cambio clim\u00e1tico afecta especialmente a los peque\u00f1os agricultores. No hace falta explicar lo que la sequ\u00eda extrema pone en evidencia. Los grandes siempre encuentran medios para afrontar las crisis y salirse con la suya. O cambiar de pa\u00eds.<\/p>
Y dicho esto, es chocante que las formaciones pol\u00edticas que votaron en contra de la Ley de cadena alimentaria en 2021, la cual pretend\u00eda evitar la venta a p\u00e9rdida de los agricultores y que, por otro lado, tienen competencias para hacerla cumplir en sus comunidades aut\u00f3nomas y no lo hacen, se alineen ahora al lado de los agricultores, agitando banderas y hablando de la a \u201cAgenda 2030 que viene de Bruselas\u201d, cuando en realidad se trata de recomendaciones de Naciones Unidas sin ning\u00fan poder coercitivo.<\/p>
El oportunismo populista pretende pescar en r\u00edo revuelto y se limita a difundir soflamas mimetizadas acr\u00edticamente, pues es mucho m\u00e1s f\u00e1cil repetir titulares que formar una opini\u00f3n cr\u00edtica, basada en la estimaci\u00f3n de la complejidad de las situaciones. Esto requiere tiempo, esfuerzo y discernimiento, valores denostados y poco practicados en este mundo de opinadores e influencers de pacotilla.<\/p>
Los medios de comunicaci\u00f3n, en manos de los mismos causantes del estropicio, tampoco van a aclarar mucho las cosas. Lo que s\u00ed est\u00e1 claro es que, como educadores, tenemos el ineludible deber de dar herramientas de an\u00e1lisis social y despertar la conciencia ecol\u00f3gica frente a unos poderes financieros que est\u00e1n buscando monopolizar todo lo que necesitamos para sobrevivir: medicinas, energ\u00eda, comida, agua, vivienda, transporte. Solo les falta vendernos el aire que respiramos. Es cuesti\u00f3n de tiempo.<\/p>","_et_gb_content_width":"","footnotes":""},"categories":[350,337],"tags":[],"yoast_head":"\n