[et_pb_section fb_built=\u00bb1″ _builder_version=\u00bb4.16″ global_colors_info=\u00bb{}\u00bb][et_pb_row _builder_version=\u00bb4.16″ background_size=\u00bbinitial\u00bb background_position=\u00bbtop_left\u00bb background_repeat=\u00bbrepeat\u00bb global_colors_info=\u00bb{}\u00bb][et_pb_column type=\u00bb4_4″ _builder_version=\u00bb4.16″ custom_padding=\u00bb|||\u00bb global_colors_info=\u00bb{}\u00bb custom_padding__hover=\u00bb|||\u00bb][et_pb_text _builder_version=\u00bb4.24.2″ background_size=\u00bbinitial\u00bb background_position=\u00bbtop_left\u00bb background_repeat=\u00bbrepeat\u00bb hover_enabled=\u00bb0″ global_colors_info=\u00bb{}\u00bb sticky_enabled=\u00bb0″]<\/p>\n
Ocurri\u00f3 poco a poco. Don Bosco<\/strong> comenz\u00f3 por abrir y cerrar los p\u00e1rpados con excesiva frecuencia. Posteriormente entornaba los ojos y pasaba sobre ellos, con gesto maquinal, el dedo \u00edndice y pulgar. Un buen d\u00eda descubri\u00f3 que con el ojo derecho apenas si distingu\u00eda las letras que escrib\u00eda con trazo r\u00e1pido y nervioso. A grandes males, grandes remedios: aument\u00f3 el tama\u00f1o de su letra. Pero los rasgos se tornaron cada d\u00eda m\u00e1s borrosos e inseguros\u2026<\/p>\n El secreto que intentaba ocultar, corri\u00f3 de boca en boca. Y as\u00ed fue como obligaron a don Bosco a acudir al oculista, al doctor Reimon<\/strong>. El diagn\u00f3stico fue contundente: el ojo derecho est\u00e1 seriamente da\u00f1ado, y el izquierdo comienza a acusar la fatiga de tantas noches de trabajo bajo la mortecina luz de una l\u00e1mpara de petr\u00f3leo. El remedio: prohibici\u00f3n de leer y escribir tras la puesta del sol.<\/p>\n Las ilusiones de Don Bosco se vinieron abajo. \u00c9l siempre hab\u00eda considerado que escribir era uno de los mejores medios para hacer el bien. No en vano Dios, en su infinita sabidur\u00eda, hab\u00eda elegido el libro de la Biblia para comunicarnos su Palabra. \u00bfQu\u00e9 hacer? \u00a1Le quedaban tantas cosas por escribir!<\/p>\n Yo dormitaba en el escaparate de una \u00f3ptica de Tur\u00edn. Cuando Don Bosco repar\u00f3 en m\u00ed, not\u00e9 que su mirada recobraba el brillo perdido hac\u00eda meses. Yo era una lupa grande. Mi cuerpo de cristal estaba rodeado por un elegante marco de madera del que sobresal\u00eda el mango. Colocada a escasos cent\u00edmetros del papel era capaz de obrar el milagro de hacer grande lo peque\u00f1o.<\/p>\n Me compr\u00f3 inmediatamente. Me guard\u00f3 en el bolsillo de su sotana. Subi\u00f3 alborozado y corriendo las escaleras de la habitaci\u00f3n, cerr\u00f3 la puerta, tom\u00f3 un libro de la estanter\u00eda, lo abri\u00f3, me coloc\u00f3 sobre las letras\u2026 Y el milagro volvi\u00f3 a producirse. Consegu\u00ed devolver a aquellos ojos cansados el gozo de la luz. Desde aquel momento fui elemento inseparable en escritorio y en sus viajes. Gracias a m\u00ed Don Bosco pudo leer hasta el final de sus d\u00edas.<\/p>\n A veces, mir\u00e1ndome con agradecimiento, recordaba con nostalgia las primeras p\u00e1ginas escritas para aquella Historia Sagrada, o para el Sistema M\u00e9trico Decimal\u2026 que con tanto inter\u00e9s y afecto hab\u00eda redactado para los chicos del Oratorio. A lo largo de diez a\u00f1os colabor\u00e9 estrechamente con Don Bosco para que pudiera escribir libros que ayudaban a crecer a los chicos. Compart\u00edamos un mismo secreto: Ambos \u00e9ramos capaces de ayudar a crecer; de hacer grande lo peque\u00f1o.<\/p>\n Nota.- A\u00f1o 1878. Don Bosco tiene 63 a\u00f1os. Advierte una fuerte p\u00e9rdida de visi\u00f3n en su ojo derecho. El oculista Reimon certifica el grave deterioro de ambos ojos tras tantas noches escribiendo a la luz de una l\u00e1mpara. Durante sus \u00faltimos a\u00f1os, Don Bosco se ayudar\u00e1 de una lupa para leer\u00a0 <\/em>(Memorias Biogr\u00e1ficas XIII, 650).<\/strong><\/p>\n [\/et_pb_text][et_pb_button _builder_version=\u00bb4.24.2″ _module_preset=\u00bbdefault\u00bb button_text=\u00bbBolet\u00edn Salesiano\u00bb button_url=\u00bbhttps:\/\/www.salesianos.info\/boletin-salesiano\/\u00bb custom_button=\u00bbon\u00bb button_text_size=\u00bb17px\u00bb button_text_color=\u00bb#FFFFFF\u00bb button_icon=\u00bb5||divi||400″ button_icon_color=\u00bb#FFFFFF\u00bb button_alignment=\u00bbcenter\u00bb hover_enabled=\u00bb0″ sticky_enabled=\u00bb0″][\/et_pb_button][\/et_pb_column][\/et_pb_row][\/et_pb_section]<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":" Ocurri\u00f3 poco a poco. Don Bosco comenz\u00f3 por abrir y cerrar los p\u00e1rpados con excesiva frecuencia. Posteriormente entornaba los ojos y pasaba sobre ellos, con gesto maquinal, el dedo \u00edndice y pulgar. Un buen d\u00eda descubri\u00f3 que con el ojo derecho apenas si distingu\u00eda las letras que escrib\u00eda con trazo r\u00e1pido y nervioso. A grandes […]<\/p>\n","protected":false},"author":8,"featured_media":116592,"comment_status":"open","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"on","_et_pb_old_content":" Ocurri\u00f3 poco a poco. Don Bosco<\/strong> comenz\u00f3 por abrir y cerrar los p\u00e1rpados con excesiva frecuencia. Posteriormente entornaba los ojos y pasaba sobre ellos, con gesto maquinal, el dedo \u00edndice y pulgar. Un buen d\u00eda descubri\u00f3 que con el ojo derecho apenas si distingu\u00eda las letras que escrib\u00eda con trazo r\u00e1pido y nervioso. A grandes males, grandes remedios: aument\u00f3 el tama\u00f1o de su letra. Pero los rasgos se tornaron cada d\u00eda m\u00e1s borrosos e inseguros\u2026<\/p> El secreto que intentaba ocultar, corri\u00f3 de boca en boca. Y as\u00ed fue como obligaron a don Bosco a acudir al oculista, al doctor Reimon<\/strong>. El diagn\u00f3stico fue contundente: el ojo derecho est\u00e1 seriamente da\u00f1ado, y el izquierdo comienza a acusar la fatiga de tantas noches de trabajo bajo la mortecina luz de una l\u00e1mpara de petr\u00f3leo. El remedio: prohibici\u00f3n de leer y escribir tras la puesta del sol.<\/p> Las ilusiones de Don Bosco se vinieron abajo. \u00c9l siempre hab\u00eda considerado que escribir era uno de los mejores medios para hacer el bien. No en vano Dios, en su infinita sabidur\u00eda, hab\u00eda elegido el libro de la Biblia para comunicarnos su Palabra. \u00bfQu\u00e9 hacer? \u00a1Le quedaban tantas cosas por escribir!<\/p> Yo dormitaba en el escaparate de una \u00f3ptica de Tur\u00edn. Cuando Don Bosco repar\u00f3 en m\u00ed, not\u00e9 que su mirada recobraba el brillo perdido hac\u00eda meses. Yo era una lupa grande. Mi cuerpo de cristal estaba rodeado por un elegante marco de madera del que sobresal\u00eda el mango. Colocada a escasos cent\u00edmetros del papel era capaz de obrar el milagro de hacer grande lo peque\u00f1o.<\/p> Me compr\u00f3 inmediatamente. Me guard\u00f3 en el bolsillo de su sotana. Subi\u00f3 alborozado y corriendo las escaleras de la habitaci\u00f3n, cerr\u00f3 la puerta, tom\u00f3 un libro de la estanter\u00eda, lo abri\u00f3, me coloc\u00f3 sobre las letras\u2026 Y el milagro volvi\u00f3 a producirse. Consegu\u00ed devolver a aquellos ojos cansados el gozo de la luz. Desde aquel momento fui elemento inseparable en escritorio y en sus viajes. Gracias a m\u00ed Don Bosco pudo leer hasta el final de sus d\u00edas.<\/p> A veces, mir\u00e1ndome con agradecimiento, recordaba con nostalgia las primeras p\u00e1ginas escritas para aquella Historia Sagrada, o para el Sistema M\u00e9trico Decimal\u2026 que con tanto inter\u00e9s y afecto hab\u00eda redactado para los chicos del Oratorio. A lo largo de diez a\u00f1os colabor\u00e9 estrechamente con Don Bosco para que pudiera escribir libros que ayudaban a crecer a los chicos. Compart\u00edamos un mismo secreto: Ambos \u00e9ramos capaces de ayudar a crecer; de hacer grande lo peque\u00f1o.<\/p> Nota.- A\u00f1o 1878. Don Bosco tiene 63 a\u00f1os. Advierte una fuerte p\u00e9rdida de visi\u00f3n en su ojo derecho. El oculista Reimon certifica el grave deterioro de ambos ojos tras tantas noches escribiendo a la luz de una l\u00e1mpara. Durante sus \u00faltimos a\u00f1os, Don Bosco se ayudar\u00e1 de una lupa para leer\u00a0 <\/em>(Memorias Biogr\u00e1ficas XIII, 650).<\/strong><\/p>","_et_gb_content_width":"","footnotes":""},"categories":[362,368],"tags":[4356,3218,3272,4357,4355,4358],"class_list":["post-116591","post","type-post","status-publish","format-standard","has-post-thumbnail","hentry","category-blogs","category-las-cosas-de-don-bosco","tag-doctor-reimon","tag-don-bosco","tag-historia-salesiana","tag-lampara","tag-lupa","tag-vista","et-doesnt-have-format-content","et_post_format-et-post-format-standard"],"yoast_head":"\n