{"id":117376,"date":"2024-04-17T09:15:35","date_gmt":"2024-04-17T08:15:35","guid":{"rendered":"https:\/\/salesianos.info\/?p=117376"},"modified":"2024-04-17T09:15:44","modified_gmt":"2024-04-17T08:15:44","slug":"mama-juanita-la-madre-de-don-antonio-casado","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/salesianos.info\/blog\/mama-juanita-la-madre-de-don-antonio-casado\/","title":{"rendered":"\u201cMAM\u00c1 JUANITA\u201d, LA MADRE DE DON ANTONIO CASADO"},"content":{"rendered":"

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    \n
  1. \n

    Andaluc\u00eda<\/em><\/h3>\n<\/li>\n<\/ol>\n

    Al paladar de Juana Delgado se pega<\/p>\n

    una eucarist\u00eda consagrada al camino, al viaje<\/p>\n

    se le humedecen los labios al mirar<\/p>\n

    a Antonio, su hijo, y con el coraz\u00f3n en llamas<\/p>\n

    golpea sentimientos sobre la sed y el polvo<\/p>\n

    de fuego.<\/p>\n

    Las caliptras, dispuesta en hileras radiales,<\/p>\n

    a lo largo de la Mezquita de C\u00f3rdoba,<\/p>\n

    despuntan quebrantando las columnas. Tantas.<\/p>\n

    Cientos.<\/p>\n

    En el patio de los naranjos<\/p>\n

    duelen las cicatrices cosidas a puntadas<\/p>\n

    en el alma,<\/p>\n

    cuando hay que retirar los muebles<\/p>\n

    y marchar a Sevilla,<\/p>\n

    junto al marido militar, Pedro Francisco Casado,<\/p>\n

    ayudante del teniente general Castej\u00f3n,<\/p>\n

    despu\u00e9s capit\u00e1n general de Sevilla.<\/p>\n

    Cuatro a\u00f1os explosiona el parque de Mar\u00eda Luisa,<\/p>\n

    la magia del jard\u00edn de los poetas, a los pies del Hotel Alfonso XII,<\/p>\n

    la quietud blanca del barrio de Santa Cruz y la placita de los can\u00f3nigos,<\/p>\n

    y la placita de Elvira<\/p>\n

    y el vagar sin rumbo por las naves de la catedral<\/p>\n

    o entre las ruinas de la inteligencia de la Hispalense<\/em><\/p>\n

    o del descubrimiento de Am\u00e9rica en el Archivo de Indias<\/em>.<\/p>\n

    A\u00fan as\u00ed, Juana Delgado y Pedro Fco. Casado, transformados,<\/p>\n

    tienen que descorchar la luz de Andaluc\u00eda<\/p>\n

    de prisa<\/p>\n

    cuando la niebla esparc\u00eda su ceniza en el viento c\u00e1lido<\/p>\n

    del Guadalquivir.<\/p>\n

    Sin precisar en qu\u00e9 momento sintieron aflojarse<\/p>\n

    el nudo corredizo de la magia del Gran Poder, la Macarena,<\/p>\n

    o la Esperanza de Triana o de la Feria de Abril,<\/p>\n

    \u201csu mundo\u201d salta en mil pedazos.<\/p>\n

    Hay que dar cuerda al coraz\u00f3n, capaz de arrebatarte las certezas<\/p>\n

    o de afianzarlas desconsoladamente porque su vida<\/p>\n

    pertenece a este solo instante, fuera de Sevilla ya.<\/p>\n

    Nada pesa m\u00e1s que Andaluc\u00eda. \u00a1Ay!<\/p>\n

     <\/p>\n

      \n
    1. \n

      Madrid<\/em><\/h3>\n<\/li>\n<\/ol>\n

      Antonio Casado Delgado se va a hacer muy pronto a Madrid<\/p>\n

      y lo ir\u00e1 haciendo con una biograf\u00eda alborotada.<\/p>\n

      Con el tiempo se distinguir\u00e1 por vivir tanto<\/p>\n

      (y tan a la vez),<\/p>\n

      que para contar quien es har\u00e1 falta empalmar<\/p>\n

      dos o tres bobinas de vida, como suced\u00eda con las pel\u00edculas de antes.<\/p>\n

      La deuda de Juana Delgado y Antonio con Madrid<\/p>\n

      ser\u00e1 grande, bastante grande.<\/p>\n

      Pero ellos jam\u00e1s piden cuentas a nadie.<\/p>\n

      Ni dejan pagar a los m\u00e1s j\u00f3venes<\/p>\n

      ni trastean dinero con una tarjeta.<\/p>\n

      Incluso la rutina en el Paseo de Extremadura<\/p>\n

      \u2013Paseo de los jesuitas n\u00ba3\u2013<\/p>\n

      es pl\u00e1cida, sosegada, enriquecida.<\/p>\n

      Los a\u00f1os compartidos con su padre Pedro Francisco parecen una<\/p>\n

      esfera casi perfecta. La memoria es capaz de concentrar<\/p>\n

      su patrimonio en un trabajo, en un contorno, en un instante,<\/p>\n

      en el progreso brillante de una democracia parlamentaria.<\/p>\n

      Hay planes. Hay proyectos. Hay perspectivas.<\/p>\n

      Es f\u00e1cil lograr v\u00ednculos.<\/p>\n

      Tras varios a\u00f1os viviendo en Madrid aprenden<\/p>\n

      \u201ccon dedos de arriero\u201d<\/p>\n

      o de La Alcarria, o de Extremadura, o del Pa\u00eds Vasco,<\/p>\n

      que un \u201cmadrile\u00f1o\u201d nuevo siempre habla en serio. Aunque bromee<\/p>\n

      y mucho. Aunque fiestee y jaranee. Y tiene la eterna herida<\/p>\n

      abierta de preguntar y preguntar cosas.<\/p>\n

      Mam\u00e1 Juanita lleva a su chico a Salesianos-El Paseo<\/em>,<\/p>\n

      donde hace la primaria y secundaria.<\/p>\n

      La paciencia de estos educadores es providencial.<\/p>\n

      La educaci\u00f3n es espera.<\/p>\n

      Esperar evitando la quietud. La quietud aqu\u00ed no es templanza,<\/p>\n

      sino audacia, arrojo, \u201cmovimiento\u201d.<\/p>\n

      Todo importa. Y en eso consiste el estudio, la disciplina,<\/p>\n

      incluso la alegr\u00eda. Hasta la santidad.<\/p>\n

      \u201cNosotros hacemos consistir la santidad<\/p>\n

      en estar alegres\u201d,<\/p>\n

      dice el chico santo de los salesianos, Domingo Savio.<\/p>\n

      Parte de la familia Casado Delgado en este viaje por Madrid<\/p>\n

      quedar\u00e1 vinculada a las familias del Paseo: los S\u00e1nchez Mingo,<\/p>\n

      los Rojano, los Madera, los D\u00e1vila, los De la Fuente, los Leiva.<\/p>\n

      Tendr\u00e1n que salir para C\u00e1diz<\/p>\n

      y por ellos no brillara ni el Viaducto<\/p>\n

      ni los puentes sobre el Manzanares repletos de candados,<\/p>\n

      con los pies heridos del camino.<\/p>\n

      El destino en la penumbra.<\/p>\n

       <\/p>\n

        \n
      1. \n

        Olivos<\/em><\/h3>\n<\/li>\n<\/ol>\n

        Sin embargo, Mam\u00e1 Juanita y Antonio quieren ser pr\u00f3digos<\/p>\n

        hasta morir<\/p>\n

        como los olivos andaluces.<\/p>\n

        El pasado de camino y p\u00e9rdida,<\/p>\n

        inh\u00f3spito y desolado a veces devasta su ternura,<\/p>\n

        mientras el hijo se corta las manos entre las fieras de la vida.<\/p>\n

        Escarba entonces los restos del idioma extinguido.<\/p>\n

        Sabe que el amor es tantas veces regreso<\/p>\n

        y vuelve a su Andaluc\u00eda,<\/p>\n

        donde en 1993 le ordena de sacerdote San Juan Pablo II.<\/p>\n

        Robustecido con los sacramentos en la catedral de Sevilla<\/p>\n

        extingue sangres que bracean entre las venas<\/p>\n

        y algo se quiebra en la mirada de Mam\u00e1 Juanita.<\/p>\n

        Ella, la madre, tiembla entonces como fugitiva,<\/p>\n

        entre C\u00e1diz y C\u00f3rdoba,<\/p>\n

        mientras el hijo clava su daga con el filo oxidado<\/p>\n

        del adi\u00f3s.<\/p>\n

        Arrivederci Roma! Arrivederci Italia!<\/em><\/p>\n

        \u2013monse\u00f1or Antonio Ceballos por medio\u2013<\/p>\n

        Arrivederci Guinea Ecuatorial!<\/em><\/p>\n

        A ella la llevaron m\u00e1s all\u00e1 de los lugares,<\/p>\n

        m\u00e1s all\u00e1 de los d\u00edas,<\/p>\n

        m\u00e1s all\u00e1 de la nieve azul,<\/p>\n

        m\u00e1s all\u00e1 de los desiertos dorados.<\/p>\n

        Cerca de diez a\u00f1os, antes de que el hijo pudiera darle un beso.<\/p>\n

        Con balanza de precisi\u00f3n,<\/p>\n

        pero tambi\u00e9n con la romana de la fecundidad<\/p>\n

        descorchan luz, m\u00e1s luz,<\/p>\n

        en la Costa de la Luz<\/em><\/p>\n

        madre, hijo y nieto Juanito.<\/p>\n

        \u201cAs\u00ed quiero ser yo, como este olivo, pr\u00f3digo hasta morir\u201d,<\/p>\n

        escribe Jos\u00e9 Mar\u00eda Pem\u00e1n;<\/p>\n

        Mientras Antonio con la voz arrugada<\/p>\n

        abre el mar oc\u00e9ano para el camino de la madre<\/p>\n

        cercana y acompa\u00f1ada<\/p>\n

        en Algeciras, El Colorao, Barbate, Vejer\u2026<\/p>\n

         <\/p>\n

          \n
        1. \n

          Vejer de la Frontera<\/em><\/h3>\n<\/li>\n<\/ol>\n

          Y, en fin, Vejer<\/p>\n

          para hablar as\u00ed desde el centro de la tierra gaditana<\/p>\n

          desde la parroquia del Divino Salvador,<\/p>\n

          clavando las maderas donde nace la dicha<\/p>\n

          de las almadrabas,<\/p>\n

          lanzando palabras sosegadas,<\/p>\n

          que hieren los corazones y convencen a los hijos<\/p>\n

          del oc\u00e9ano.<\/p>\n

          Llegar al lugar sagrado desde Fernando III el Santo,<\/p>\n

          a la casa en Vejer, tranquiliza,<\/p>\n

          se deja de ver el mundo,<\/p>\n

          donde s\u00f3lo se ven programas basura en la tele,<\/p>\n

          programas de asesinos en la tele,<\/p>\n

          programas de autopsias en la tele,<\/p>\n

          programas de labios como espadas en la tele,<\/p>\n

          los platos sin fregar,<\/p>\n

          las alcobas sin barrer,<\/p>\n

          la ropa sucia sin lavar,<\/p>\n

          el jard\u00edn sin regar.<\/p>\n

          Tan s\u00f3lo queda un prolongado alarido<\/p>\n

          como si el viento terral estuviera encerrado en una c\u00e1rcel<\/p>\n

          para empujar con Antonio las l\u00e1grimas del mar.<\/p>\n

          Con Mam\u00e1 Juanita se extingue la inocencia<\/p>\n

          que hab\u00eda en su mirada,<\/p>\n

          el modo en que vio los ojos<\/p>\n

          clavados en los patios cordobeses<\/p>\n

          en las buganvillas del barrio de Santa Cruz de Sevilla,<\/p>\n

          en los geranios de los balcones de Algeciras,<\/p>\n

          en las enredaderas del castillo de Medina-Sidonia,<\/p>\n

          y hasta los bonitos colores del pescado podrido,<\/p>\n

          helado de reflejos,<\/p>\n

          a un ir y venir de pescadores y laberintos de barcas.<\/p>\n

          La madre extiende el tiempo para el hijo y el nieto,<\/p>\n

          les cierra los ojos transparentes y dice:<\/p>\n

          – Juanito, ya te acordar\u00e1s de tu abuela. Ya ver\u00e1s.<\/p>\n

          Seguramente nadie te ha querido tanto como yo.<\/p>\n

          Y Antonio, Don Antonio Casado, a\u00f1ade:<\/p>\n

          – \u201cNo voy a tener nunca miedo.<\/p>\n

          Quiero morir contigo, madre\u2026 Querr\u00eda matarme\u2026<\/p>\n

          Ahora que est\u00e1s muerta, no me vayas a salvar\u201d.<\/p>\n

          Los dos s\u00f3lo pretenden olvidar recordando,<\/p>\n

          de hinojos junto a la tumba de Mam\u00e1 Juanita.<\/p>\n

          [\/et_pb_text][\/et_pb_column][\/et_pb_row][\/et_pb_section]<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

          Andaluc\u00eda Al paladar de Juana Delgado se pega una eucarist\u00eda consagrada al camino, al viaje se le humedecen los labios al mirar a Antonio, su hijo, y con el coraz\u00f3n en llamas golpea sentimientos sobre la sed y el polvo de fuego. Las caliptras, dispuesta en hileras radiales, a lo largo de la Mezquita de […]<\/p>\n","protected":false},"author":8,"featured_media":117380,"comment_status":"open","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"on","_et_pb_old_content":"

          1. Andaluc\u00eda<\/em><\/h3><\/li><\/ol>

            Al paladar de Juana Delgado se pega<\/p>

            una eucarist\u00eda consagrada al camino, al viaje<\/p>

            se le humedecen los labios al mirar<\/p>

            a Antonio, su hijo, y con el coraz\u00f3n en llamas<\/p>

            golpea sentimientos sobre la sed y el polvo<\/p>

            de fuego.<\/p>

            Las caliptras, dispuesta en hileras radiales,<\/p>

            a lo largo de la Mezquita de C\u00f3rdoba,<\/p>

            despuntan quebrantando las columnas. Tantas.<\/p>

            Cientos.<\/p>

            En el patio de los naranjos<\/p>

            duelen las cicatrices cosidas a puntadas<\/p>

            en el alma,<\/p>

            cuando hay que retirar los muebles<\/p>

            y marchar a Sevilla,<\/p>

            junto al marido militar, Pedro Francisco Casado,<\/p>

            ayudante del teniente general Castej\u00f3n,<\/p>

            despu\u00e9s capit\u00e1n general de Sevilla.<\/p>

            Cuatro a\u00f1os explosiona el parque de Mar\u00eda Luisa,<\/p>

            la magia del jard\u00edn de los poetas, a los pies del Hotel Alfonso XII,<\/p>

            la quietud blanca del barrio de Santa Cruz y la placita de los can\u00f3nigos,<\/p>

            y la placita de Elvira<\/p>

            y el vagar sin rumbo por las naves de la catedral<\/p>

            o entre las ruinas de la inteligencia de la Hispalense<\/em><\/p>

            o del descubrimiento de Am\u00e9rica en el Archivo de Indias<\/em>.<\/p>

            A\u00fan as\u00ed, Juana Delgado y Pedro Fco. Casado, transformados,<\/p>

            tienen que descorchar la luz de Andaluc\u00eda<\/p>

            de prisa<\/p>

            cuando la niebla esparc\u00eda su ceniza en el viento c\u00e1lido<\/p>

            del Guadalquivir.<\/p>

            Sin precisar en qu\u00e9 momento sintieron aflojarse<\/p>

            el nudo corredizo de la magia del Gran Poder, la Macarena,<\/p>

            o la Esperanza de Triana o de la Feria de Abril,<\/p>

            \u201csu mundo\u201d salta en mil pedazos.<\/p>

            Hay que dar cuerda al coraz\u00f3n, capaz de arrebatarte las certezas<\/p>

            o de afianzarlas desconsoladamente porque su vida<\/p>

            pertenece a este solo instante, fuera de Sevilla ya.<\/p>

            Nada pesa m\u00e1s que Andaluc\u00eda. \u00a1Ay!<\/p>

            \u00a0<\/p>

            1. Madrid<\/em><\/h3><\/li><\/ol>

              Antonio Casado Delgado se va a hacer muy pronto a Madrid<\/p>

              y lo ir\u00e1 haciendo con una biograf\u00eda alborotada.<\/p>

              Con el tiempo se distinguir\u00e1 por vivir tanto<\/p>

              (y tan a la vez),<\/p>

              que para contar quien es har\u00e1 falta empalmar<\/p>

              dos o tres bobinas de vida, como suced\u00eda con las pel\u00edculas de antes.<\/p>

              La deuda de Juana Delgado y Antonio con Madrid<\/p>

              ser\u00e1 grande, bastante grande.<\/p>

              Pero ellos jam\u00e1s piden cuentas a nadie.<\/p>

              Ni dejan pagar a los m\u00e1s j\u00f3venes<\/p>

              ni trastean dinero con una tarjeta.<\/p>

              Incluso la rutina en el Paseo de Extremadura<\/p>

              \u2013Paseo de los jesuitas n\u00ba3\u2013<\/p>

              es pl\u00e1cida, sosegada, enriquecida.<\/p>

              Los a\u00f1os compartidos con su padre Pedro Francisco parecen una<\/p>

              esfera casi perfecta. La memoria es capaz de concentrar<\/p>

              su patrimonio en un trabajo, en un contorno, en un instante,<\/p>

              en el progreso brillante de una democracia parlamentaria.<\/p>

              Hay planes. Hay proyectos. Hay perspectivas.<\/p>

              Es f\u00e1cil lograr v\u00ednculos.<\/p>

              Tras varios a\u00f1os viviendo en Madrid aprenden<\/p>

              \u201ccon dedos de arriero\u201d<\/p>

              o de La Alcarria, o de Extremadura, o del Pa\u00eds Vasco,<\/p>

              que un \u201cmadrile\u00f1o\u201d nuevo siempre habla en serio. Aunque bromee<\/p>

              y mucho. Aunque fiestee y jaranee. Y tiene la eterna herida<\/p>

              abierta de preguntar y preguntar cosas.<\/p>

              Mam\u00e1 Juanita lleva a su chico a Salesianos-El Paseo<\/em>,<\/p>

              donde hace la primaria y secundaria.<\/p>

              La paciencia de estos educadores es providencial.<\/p>

              La educaci\u00f3n es espera.<\/p>

              Esperar evitando la quietud. La quietud aqu\u00ed no es templanza,<\/p>

              sino audacia, arrojo, \u201cmovimiento\u201d.<\/p>

              Todo importa. Y en eso consiste el estudio, la disciplina,<\/p>

              incluso la alegr\u00eda. Hasta la santidad.<\/p>

              \u201cNosotros hacemos consistir la santidad<\/p>

              en estar alegres\u201d,<\/p>

              dice el chico santo de los salesianos, Domingo Savio.<\/p>

              Parte de la familia Casado Delgado en este viaje por Madrid<\/p>

              quedar\u00e1 vinculada a las familias del Paseo: los S\u00e1nchez Mingo,<\/p>

              los Rojano, los Madera, los D\u00e1vila, los De la Fuente, los Leiva.<\/p>

              Tendr\u00e1n que salir para C\u00e1diz<\/p>

              y por ellos no brillara ni el Viaducto<\/p>

              ni los puentes sobre el Manzanares repletos de candados,<\/p>

              con los pies heridos del camino.<\/p>

              El destino en la penumbra.<\/p>

              \u00a0<\/p>

              1. Olivos<\/em><\/h3><\/li><\/ol>

                Sin embargo, Mam\u00e1 Juanita y Antonio quieren ser pr\u00f3digos<\/p>

                hasta morir<\/p>

                como los olivos andaluces.<\/p>

                El pasado de camino y p\u00e9rdida,<\/p>

                inh\u00f3spito y desolado a veces devasta su ternura,<\/p>

                mientras el hijo se corta las manos entre las fieras de la vida.<\/p>

                Escarba entonces los restos del idioma extinguido.<\/p>

                Sabe que el amor es tantas veces regreso<\/p>

                y vuelve a su Andaluc\u00eda,<\/p>

                donde en 1993 le ordena de sacerdote San Juan Pablo II.<\/p>

                Robustecido con los sacramentos en la catedral de Sevilla<\/p>

                extingue sangres que bracean entre las venas<\/p>

                y algo se quiebra en la mirada de Mam\u00e1 Juanita.<\/p>

                Ella, la madre, tiembla entonces como fugitiva,<\/p>

                entre C\u00e1diz y C\u00f3rdoba,<\/p>

                mientras el hijo clava su daga con el filo oxidado<\/p>

                del adi\u00f3s.<\/p>

                Arrivederci Roma! Arrivederci Italia!<\/em><\/p>

                \u2013monse\u00f1or Antonio Ceballos por medio\u2013<\/p>

                Arrivederci Guinea Ecuatorial!<\/em><\/p>

                A ella la llevaron m\u00e1s all\u00e1 de los lugares,<\/p>

                m\u00e1s all\u00e1 de los d\u00edas,<\/p>

                m\u00e1s all\u00e1 de la nieve azul,<\/p>

                m\u00e1s all\u00e1 de los desiertos dorados.<\/p>

                Cerca de diez a\u00f1os, antes de que el hijo pudiera darle un beso.<\/p>

                Con balanza de precisi\u00f3n,<\/p>

                pero tambi\u00e9n con la romana de la fecundidad<\/p>

                descorchan luz, m\u00e1s luz,<\/p>

                en la Costa de la Luz<\/em><\/p>

                madre, hijo y nieto Juanito.<\/p>

                \u201cAs\u00ed quiero ser yo, como este olivo, pr\u00f3digo hasta morir\u201d,<\/p>

                escribe Jos\u00e9 Mar\u00eda Pem\u00e1n;<\/p>

                Mientras Antonio con la voz arrugada<\/p>

                abre el mar oc\u00e9ano para el camino de la madre<\/p>

                cercana y acompa\u00f1ada<\/p>

                en Algeciras, El Colorao, Barbate, Vejer\u2026<\/p>

                \u00a0<\/p>

                1. Vejer de la Frontera<\/em><\/h3><\/li><\/ol>

                  Y, en fin, Vejer<\/p>

                  para hablar as\u00ed desde el centro de la tierra gaditana<\/p>

                  desde la parroquia del Divino Salvador,<\/p>

                  clavando las maderas donde nace la dicha<\/p>

                  de las almadrabas,<\/p>

                  lanzando palabras sosegadas,<\/p>

                  que hieren los corazones y convencen a los hijos<\/p>

                  del oc\u00e9ano.<\/p>

                  Llegar al lugar sagrado desde Fernando III el Santo,<\/p>

                  a la casa en Vejer, tranquiliza,<\/p>

                  se deja de ver el mundo,<\/p>

                  donde s\u00f3lo se ven programas basura en la tele,<\/p>

                  programas de asesinos en la tele,<\/p>

                  programas de autopsias en la tele,<\/p>

                  programas de labios como espadas en la tele,<\/p>

                  los platos sin fregar,<\/p>

                  las alcobas sin barrer,<\/p>

                  la ropa sucia sin lavar,<\/p>

                  el jard\u00edn sin regar.<\/p>

                  Tan s\u00f3lo queda un prolongado alarido<\/p>

                  como si el viento terral estuviera encerrado en una c\u00e1rcel<\/p>

                  para empujar con Antonio las l\u00e1grimas del mar.<\/p>

                  Con Mam\u00e1 Juanita se extingue la inocencia<\/p>

                  que hab\u00eda en su mirada,<\/p>

                  el modo en que vio los ojos<\/p>

                  clavados en los patios cordobeses<\/p>

                  en las buganvillas del barrio de Santa Cruz de Sevilla,<\/p>

                  en los geranios de los balcones de Algeciras,<\/p>

                  en las enredaderas del castillo de Medina-Sidonia,<\/p>

                  y hasta los bonitos colores del pescado podrido,<\/p>

                  helado de reflejos,<\/p>

                  a un ir y venir de pescadores y laberintos de barcas.<\/p>

                  La madre extiende el tiempo para el hijo y el nieto,<\/p>

                  les cierra los ojos transparentes y dice:<\/p>

                  - Juanito, ya te acordar\u00e1s de tu abuela. Ya ver\u00e1s.<\/p>

                  Seguramente nadie te ha querido tanto como yo.<\/p>

                  Y Antonio, Don Antonio Casado, a\u00f1ade:<\/p>

                  - \u201cNo voy a tener nunca miedo.<\/p>

                  Quiero morir contigo, madre\u2026 Querr\u00eda matarme\u2026<\/p>

                  Ahora que est\u00e1s muerta, no me vayas a salvar\u201d.<\/p>

                  Los dos s\u00f3lo pretenden olvidar recordando,<\/p>

                  de hinojos junto a la tumba de Mam\u00e1 Juanita.<\/p>","_et_gb_content_width":"","footnotes":""},"categories":[362,363],"tags":[4391,4301,4390,4382,4387,4392,4381,4385,4388,3340,4380,4386,4389,4384,4383,4095,4340],"yoast_head":"\n\u201cMAM\u00c1 JUANITA\u201d, LA MADRE DE DON ANTONIO CASADO - Salesianos Espa\u00f1a<\/title>\n<meta name=\"robots\" content=\"index, follow, max-snippet:-1, max-image-preview:large, max-video-preview:-1\" \/>\n<link rel=\"canonical\" href=\"https:\/\/salesianos.info\/blog\/mama-juanita-la-madre-de-don-antonio-casado\/\" \/>\n<meta property=\"og:locale\" content=\"es_ES\" \/>\n<meta property=\"og:type\" content=\"article\" \/>\n<meta property=\"og:title\" content=\"\u201cMAM\u00c1 JUANITA\u201d, LA MADRE DE DON ANTONIO CASADO - Salesianos Espa\u00f1a\" \/>\n<meta property=\"og:description\" content=\"Autores\" \/>\n<meta property=\"og:url\" content=\"https:\/\/salesianos.info\/blog\/mama-juanita-la-madre-de-don-antonio-casado\/\" \/>\n<meta property=\"og:site_name\" content=\"Salesianos Espa\u00f1a\" \/>\n<meta property=\"article:published_time\" content=\"2024-04-17T08:15:35+00:00\" \/>\n<meta property=\"article:modified_time\" content=\"2024-04-17T08:15:44+00:00\" \/>\n<meta property=\"og:image\" content=\"https:\/\/salesianos.info\/wp-content\/uploads\/2024\/04\/MAMA-JUANITA.png\" \/>\n\t<meta property=\"og:image:width\" content=\"2000\" \/>\n\t<meta property=\"og:image:height\" content=\"1143\" \/>\n\t<meta property=\"og:image:type\" content=\"image\/png\" \/>\n<meta name=\"author\" content=\"Daniel D\u00edaz-Jim\u00e9nez\" \/>\n<meta name=\"twitter:card\" content=\"summary_large_image\" \/>\n<meta name=\"twitter:label1\" content=\"Escrito por\" \/>\n\t<meta name=\"twitter:data1\" content=\"Daniel D\u00edaz-Jim\u00e9nez\" \/>\n\t<meta name=\"twitter:label2\" content=\"Tiempo de lectura\" \/>\n\t<meta name=\"twitter:data2\" content=\"6 minutos\" \/>\n<script type=\"application\/ld+json\" class=\"yoast-schema-graph\">{\"@context\":\"https:\/\/schema.org\",\"@graph\":[{\"@type\":\"WebPage\",\"@id\":\"https:\/\/salesianos.info\/blog\/mama-juanita-la-madre-de-don-antonio-casado\/\",\"url\":\"https:\/\/salesianos.info\/blog\/mama-juanita-la-madre-de-don-antonio-casado\/\",\"name\":\"\u201cMAM\u00c1 JUANITA\u201d, LA MADRE DE DON ANTONIO CASADO - 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