{"id":117376,"date":"2024-04-17T09:15:35","date_gmt":"2024-04-17T08:15:35","guid":{"rendered":"https:\/\/salesianos.info\/?p=117376"},"modified":"2024-04-17T09:15:44","modified_gmt":"2024-04-17T08:15:44","slug":"mama-juanita-la-madre-de-don-antonio-casado","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/salesianos.info\/blog\/mama-juanita-la-madre-de-don-antonio-casado\/","title":{"rendered":"\u201cMAM\u00c1 JUANITA\u201d, LA MADRE DE DON ANTONIO CASADO"},"content":{"rendered":"
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Al paladar de Juana Delgado se pega<\/p>\n
una eucarist\u00eda consagrada al camino, al viaje<\/p>\n
se le humedecen los labios al mirar<\/p>\n
a Antonio, su hijo, y con el coraz\u00f3n en llamas<\/p>\n
golpea sentimientos sobre la sed y el polvo<\/p>\n
de fuego.<\/p>\n
Las caliptras, dispuesta en hileras radiales,<\/p>\n
a lo largo de la Mezquita de C\u00f3rdoba,<\/p>\n
despuntan quebrantando las columnas. Tantas.<\/p>\n
Cientos.<\/p>\n
En el patio de los naranjos<\/p>\n
duelen las cicatrices cosidas a puntadas<\/p>\n
en el alma,<\/p>\n
cuando hay que retirar los muebles<\/p>\n
y marchar a Sevilla,<\/p>\n
junto al marido militar, Pedro Francisco Casado,<\/p>\n
ayudante del teniente general Castej\u00f3n,<\/p>\n
despu\u00e9s capit\u00e1n general de Sevilla.<\/p>\n
Cuatro a\u00f1os explosiona el parque de Mar\u00eda Luisa,<\/p>\n
la magia del jard\u00edn de los poetas, a los pies del Hotel Alfonso XII,<\/p>\n
la quietud blanca del barrio de Santa Cruz y la placita de los can\u00f3nigos,<\/p>\n
y la placita de Elvira<\/p>\n
y el vagar sin rumbo por las naves de la catedral<\/p>\n
o entre las ruinas de la inteligencia de la Hispalense<\/em><\/p>\n o del descubrimiento de Am\u00e9rica en el Archivo de Indias<\/em>.<\/p>\n A\u00fan as\u00ed, Juana Delgado y Pedro Fco. Casado, transformados,<\/p>\n tienen que descorchar la luz de Andaluc\u00eda<\/p>\n de prisa<\/p>\n cuando la niebla esparc\u00eda su ceniza en el viento c\u00e1lido<\/p>\n del Guadalquivir.<\/p>\n Sin precisar en qu\u00e9 momento sintieron aflojarse<\/p>\n el nudo corredizo de la magia del Gran Poder, la Macarena,<\/p>\n o la Esperanza de Triana o de la Feria de Abril,<\/p>\n \u201csu mundo\u201d salta en mil pedazos.<\/p>\n Hay que dar cuerda al coraz\u00f3n, capaz de arrebatarte las certezas<\/p>\n o de afianzarlas desconsoladamente porque su vida<\/p>\n pertenece a este solo instante, fuera de Sevilla ya.<\/p>\n Nada pesa m\u00e1s que Andaluc\u00eda. \u00a1Ay!<\/p>\n <\/p>\n Antonio Casado Delgado se va a hacer muy pronto a Madrid<\/p>\n y lo ir\u00e1 haciendo con una biograf\u00eda alborotada.<\/p>\n Con el tiempo se distinguir\u00e1 por vivir tanto<\/p>\n (y tan a la vez),<\/p>\n que para contar quien es har\u00e1 falta empalmar<\/p>\n dos o tres bobinas de vida, como suced\u00eda con las pel\u00edculas de antes.<\/p>\n La deuda de Juana Delgado y Antonio con Madrid<\/p>\n ser\u00e1 grande, bastante grande.<\/p>\n Pero ellos jam\u00e1s piden cuentas a nadie.<\/p>\n Ni dejan pagar a los m\u00e1s j\u00f3venes<\/p>\n ni trastean dinero con una tarjeta.<\/p>\n Incluso la rutina en el Paseo de Extremadura<\/p>\n \u2013Paseo de los jesuitas n\u00ba3\u2013<\/p>\n es pl\u00e1cida, sosegada, enriquecida.<\/p>\n Los a\u00f1os compartidos con su padre Pedro Francisco parecen una<\/p>\n esfera casi perfecta. La memoria es capaz de concentrar<\/p>\n su patrimonio en un trabajo, en un contorno, en un instante,<\/p>\n en el progreso brillante de una democracia parlamentaria.<\/p>\n Hay planes. Hay proyectos. Hay perspectivas.<\/p>\n Es f\u00e1cil lograr v\u00ednculos.<\/p>\n Tras varios a\u00f1os viviendo en Madrid aprenden<\/p>\n \u201ccon dedos de arriero\u201d<\/p>\n o de La Alcarria, o de Extremadura, o del Pa\u00eds Vasco,<\/p>\n que un \u201cmadrile\u00f1o\u201d nuevo siempre habla en serio. Aunque bromee<\/p>\n y mucho. Aunque fiestee y jaranee. Y tiene la eterna herida<\/p>\n abierta de preguntar y preguntar cosas.<\/p>\n Mam\u00e1 Juanita lleva a su chico a Salesianos-El Paseo<\/em>,<\/p>\n donde hace la primaria y secundaria.<\/p>\n La paciencia de estos educadores es providencial.<\/p>\n La educaci\u00f3n es espera.<\/p>\n Esperar evitando la quietud. La quietud aqu\u00ed no es templanza,<\/p>\n sino audacia, arrojo, \u201cmovimiento\u201d.<\/p>\n Todo importa. Y en eso consiste el estudio, la disciplina,<\/p>\n incluso la alegr\u00eda. Hasta la santidad.<\/p>\n \u201cNosotros hacemos consistir la santidad<\/p>\n en estar alegres\u201d,<\/p>\n dice el chico santo de los salesianos, Domingo Savio.<\/p>\n Parte de la familia Casado Delgado en este viaje por Madrid<\/p>\n quedar\u00e1 vinculada a las familias del Paseo: los S\u00e1nchez Mingo,<\/p>\n los Rojano, los Madera, los D\u00e1vila, los De la Fuente, los Leiva.<\/p>\n Tendr\u00e1n que salir para C\u00e1diz<\/p>\n y por ellos no brillara ni el Viaducto<\/p>\n ni los puentes sobre el Manzanares repletos de candados,<\/p>\n con los pies heridos del camino.<\/p>\n El destino en la penumbra.<\/p>\n <\/p>\n Sin embargo, Mam\u00e1 Juanita y Antonio quieren ser pr\u00f3digos<\/p>\n hasta morir<\/p>\n como los olivos andaluces.<\/p>\n El pasado de camino y p\u00e9rdida,<\/p>\n inh\u00f3spito y desolado a veces devasta su ternura,<\/p>\n mientras el hijo se corta las manos entre las fieras de la vida.<\/p>\n Escarba entonces los restos del idioma extinguido.<\/p>\n Sabe que el amor es tantas veces regreso<\/p>\n y vuelve a su Andaluc\u00eda,<\/p>\n donde en 1993 le ordena de sacerdote San Juan Pablo II.<\/p>\n Robustecido con los sacramentos en la catedral de Sevilla<\/p>\n extingue sangres que bracean entre las venas<\/p>\n y algo se quiebra en la mirada de Mam\u00e1 Juanita.<\/p>\n Ella, la madre, tiembla entonces como fugitiva,<\/p>\n entre C\u00e1diz y C\u00f3rdoba,<\/p>\n mientras el hijo clava su daga con el filo oxidado<\/p>\n del adi\u00f3s.<\/p>\n Arrivederci Roma! Arrivederci Italia!<\/em><\/p>\n \u2013monse\u00f1or Antonio Ceballos por medio\u2013<\/p>\n Arrivederci Guinea Ecuatorial!<\/em><\/p>\n A ella la llevaron m\u00e1s all\u00e1 de los lugares,<\/p>\n m\u00e1s all\u00e1 de los d\u00edas,<\/p>\n m\u00e1s all\u00e1 de la nieve azul,<\/p>\n m\u00e1s all\u00e1 de los desiertos dorados.<\/p>\n Cerca de diez a\u00f1os, antes de que el hijo pudiera darle un beso.<\/p>\n Con balanza de precisi\u00f3n,<\/p>\n pero tambi\u00e9n con la romana de la fecundidad<\/p>\n descorchan luz, m\u00e1s luz,<\/p>\n en la Costa de la Luz<\/em><\/p>\n madre, hijo y nieto Juanito.<\/p>\n \u201cAs\u00ed quiero ser yo, como este olivo, pr\u00f3digo hasta morir\u201d,<\/p>\n escribe Jos\u00e9 Mar\u00eda Pem\u00e1n;<\/p>\n Mientras Antonio con la voz arrugada<\/p>\n abre el mar oc\u00e9ano para el camino de la madre<\/p>\n cercana y acompa\u00f1ada<\/p>\n en Algeciras, El Colorao, Barbate, Vejer\u2026<\/p>\n <\/p>\n Y, en fin, Vejer<\/p>\n para hablar as\u00ed desde el centro de la tierra gaditana<\/p>\n desde la parroquia del Divino Salvador,<\/p>\n clavando las maderas donde nace la dicha<\/p>\n de las almadrabas,<\/p>\n lanzando palabras sosegadas,<\/p>\n que hieren los corazones y convencen a los hijos<\/p>\n del oc\u00e9ano.<\/p>\n Llegar al lugar sagrado desde Fernando III el Santo,<\/p>\n a la casa en Vejer, tranquiliza,<\/p>\n se deja de ver el mundo,<\/p>\n donde s\u00f3lo se ven programas basura en la tele,<\/p>\n programas de asesinos en la tele,<\/p>\n programas de autopsias en la tele,<\/p>\n programas de labios como espadas en la tele,<\/p>\n los platos sin fregar,<\/p>\n las alcobas sin barrer,<\/p>\n la ropa sucia sin lavar,<\/p>\n el jard\u00edn sin regar.<\/p>\n Tan s\u00f3lo queda un prolongado alarido<\/p>\n como si el viento terral estuviera encerrado en una c\u00e1rcel<\/p>\n para empujar con Antonio las l\u00e1grimas del mar.<\/p>\n Con Mam\u00e1 Juanita se extingue la inocencia<\/p>\n que hab\u00eda en su mirada,<\/p>\n el modo en que vio los ojos<\/p>\n clavados en los patios cordobeses<\/p>\n en las buganvillas del barrio de Santa Cruz de Sevilla,<\/p>\n en los geranios de los balcones de Algeciras,<\/p>\n en las enredaderas del castillo de Medina-Sidonia,<\/p>\n y hasta los bonitos colores del pescado podrido,<\/p>\n helado de reflejos,<\/p>\n a un ir y venir de pescadores y laberintos de barcas.<\/p>\n La madre extiende el tiempo para el hijo y el nieto,<\/p>\n les cierra los ojos transparentes y dice:<\/p>\n – Juanito, ya te acordar\u00e1s de tu abuela. Ya ver\u00e1s.<\/p>\n Seguramente nadie te ha querido tanto como yo.<\/p>\n Y Antonio, Don Antonio Casado, a\u00f1ade:<\/p>\n – \u201cNo voy a tener nunca miedo.<\/p>\n Quiero morir contigo, madre\u2026 Querr\u00eda matarme\u2026<\/p>\n Ahora que est\u00e1s muerta, no me vayas a salvar\u201d.<\/p>\n Los dos s\u00f3lo pretenden olvidar recordando,<\/p>\n de hinojos junto a la tumba de Mam\u00e1 Juanita.<\/p>\n [\/et_pb_text][\/et_pb_column][\/et_pb_row][\/et_pb_section]<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":" Andaluc\u00eda Al paladar de Juana Delgado se pega una eucarist\u00eda consagrada al camino, al viaje se le humedecen los labios al mirar a Antonio, su hijo, y con el coraz\u00f3n en llamas golpea sentimientos sobre la sed y el polvo de fuego. 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Tantas.<\/p> Cientos.<\/p> En el patio de los naranjos<\/p> duelen las cicatrices cosidas a puntadas<\/p> en el alma,<\/p> cuando hay que retirar los muebles<\/p> y marchar a Sevilla,<\/p> junto al marido militar, Pedro Francisco Casado,<\/p> ayudante del teniente general Castej\u00f3n,<\/p> despu\u00e9s capit\u00e1n general de Sevilla.<\/p> Cuatro a\u00f1os explosiona el parque de Mar\u00eda Luisa,<\/p> la magia del jard\u00edn de los poetas, a los pies del Hotel Alfonso XII,<\/p> la quietud blanca del barrio de Santa Cruz y la placita de los can\u00f3nigos,<\/p> y la placita de Elvira<\/p> y el vagar sin rumbo por las naves de la catedral<\/p> o entre las ruinas de la inteligencia de la Hispalense<\/em><\/p> o del descubrimiento de Am\u00e9rica en el Archivo de Indias<\/em>.<\/p> A\u00fan as\u00ed, Juana Delgado y Pedro Fco. Casado, transformados,<\/p> tienen que descorchar la luz de Andaluc\u00eda<\/p> de prisa<\/p> cuando la niebla esparc\u00eda su ceniza en el viento c\u00e1lido<\/p> del Guadalquivir.<\/p> Sin precisar en qu\u00e9 momento sintieron aflojarse<\/p> el nudo corredizo de la magia del Gran Poder, la Macarena,<\/p> o la Esperanza de Triana o de la Feria de Abril,<\/p> \u201csu mundo\u201d salta en mil pedazos.<\/p> Hay que dar cuerda al coraz\u00f3n, capaz de arrebatarte las certezas<\/p> o de afianzarlas desconsoladamente porque su vida<\/p> pertenece a este solo instante, fuera de Sevilla ya.<\/p> Nada pesa m\u00e1s que Andaluc\u00eda. \u00a1Ay!<\/p> \u00a0<\/p> Antonio Casado Delgado se va a hacer muy pronto a Madrid<\/p> y lo ir\u00e1 haciendo con una biograf\u00eda alborotada.<\/p> Con el tiempo se distinguir\u00e1 por vivir tanto<\/p> (y tan a la vez),<\/p> que para contar quien es har\u00e1 falta empalmar<\/p> dos o tres bobinas de vida, como suced\u00eda con las pel\u00edculas de antes.<\/p> La deuda de Juana Delgado y Antonio con Madrid<\/p> ser\u00e1 grande, bastante grande.<\/p> Pero ellos jam\u00e1s piden cuentas a nadie.<\/p> Ni dejan pagar a los m\u00e1s j\u00f3venes<\/p> ni trastean dinero con una tarjeta.<\/p> Incluso la rutina en el Paseo de Extremadura<\/p> \u2013Paseo de los jesuitas n\u00ba3\u2013<\/p> es pl\u00e1cida, sosegada, enriquecida.<\/p> Los a\u00f1os compartidos con su padre Pedro Francisco parecen una<\/p> esfera casi perfecta. La memoria es capaz de concentrar<\/p> su patrimonio en un trabajo, en un contorno, en un instante,<\/p> en el progreso brillante de una democracia parlamentaria.<\/p> Hay planes. Hay proyectos. Hay perspectivas.<\/p> Es f\u00e1cil lograr v\u00ednculos.<\/p> Tras varios a\u00f1os viviendo en Madrid aprenden<\/p> \u201ccon dedos de arriero\u201d<\/p> o de La Alcarria, o de Extremadura, o del Pa\u00eds Vasco,<\/p> que un \u201cmadrile\u00f1o\u201d nuevo siempre habla en serio. Aunque bromee<\/p> y mucho. Aunque fiestee y jaranee. Y tiene la eterna herida<\/p> abierta de preguntar y preguntar cosas.<\/p> Mam\u00e1 Juanita lleva a su chico a Salesianos-El Paseo<\/em>,<\/p> donde hace la primaria y secundaria.<\/p> La paciencia de estos educadores es providencial.<\/p> La educaci\u00f3n es espera.<\/p> Esperar evitando la quietud. La quietud aqu\u00ed no es templanza,<\/p> sino audacia, arrojo, \u201cmovimiento\u201d.<\/p> Todo importa. Y en eso consiste el estudio, la disciplina,<\/p> incluso la alegr\u00eda. Hasta la santidad.<\/p> \u201cNosotros hacemos consistir la santidad<\/p> en estar alegres\u201d,<\/p> dice el chico santo de los salesianos, Domingo Savio.<\/p> Parte de la familia Casado Delgado en este viaje por Madrid<\/p> quedar\u00e1 vinculada a las familias del Paseo: los S\u00e1nchez Mingo,<\/p> los Rojano, los Madera, los D\u00e1vila, los De la Fuente, los Leiva.<\/p> Tendr\u00e1n que salir para C\u00e1diz<\/p> y por ellos no brillara ni el Viaducto<\/p> ni los puentes sobre el Manzanares repletos de candados,<\/p> con los pies heridos del camino.<\/p> El destino en la penumbra.<\/p> \u00a0<\/p> Sin embargo, Mam\u00e1 Juanita y Antonio quieren ser pr\u00f3digos<\/p> hasta morir<\/p> como los olivos andaluces.<\/p> El pasado de camino y p\u00e9rdida,<\/p> inh\u00f3spito y desolado a veces devasta su ternura,<\/p> mientras el hijo se corta las manos entre las fieras de la vida.<\/p> Escarba entonces los restos del idioma extinguido.<\/p> Sabe que el amor es tantas veces regreso<\/p> y vuelve a su Andaluc\u00eda,<\/p> donde en 1993 le ordena de sacerdote San Juan Pablo II.<\/p> Robustecido con los sacramentos en la catedral de Sevilla<\/p> extingue sangres que bracean entre las venas<\/p> y algo se quiebra en la mirada de Mam\u00e1 Juanita.<\/p> Ella, la madre, tiembla entonces como fugitiva,<\/p> entre C\u00e1diz y C\u00f3rdoba,<\/p> mientras el hijo clava su daga con el filo oxidado<\/p> del adi\u00f3s.<\/p> Arrivederci Roma! Arrivederci Italia!<\/em><\/p> \u2013monse\u00f1or Antonio Ceballos por medio\u2013<\/p> Arrivederci Guinea Ecuatorial!<\/em><\/p> A ella la llevaron m\u00e1s all\u00e1 de los lugares,<\/p> m\u00e1s all\u00e1 de los d\u00edas,<\/p> m\u00e1s all\u00e1 de la nieve azul,<\/p> m\u00e1s all\u00e1 de los desiertos dorados.<\/p> Cerca de diez a\u00f1os, antes de que el hijo pudiera darle un beso.<\/p> Con balanza de precisi\u00f3n,<\/p> pero tambi\u00e9n con la romana de la fecundidad<\/p> descorchan luz, m\u00e1s luz,<\/p> en la Costa de la Luz<\/em><\/p> madre, hijo y nieto Juanito.<\/p> \u201cAs\u00ed quiero ser yo, como este olivo, pr\u00f3digo hasta morir\u201d,<\/p> escribe Jos\u00e9 Mar\u00eda Pem\u00e1n;<\/p> Mientras Antonio con la voz arrugada<\/p> abre el mar oc\u00e9ano para el camino de la madre<\/p> cercana y acompa\u00f1ada<\/p> en Algeciras, El Colorao, Barbate, Vejer\u2026<\/p> \u00a0<\/p> Y, en fin, Vejer<\/p> para hablar as\u00ed desde el centro de la tierra gaditana<\/p> desde la parroquia del Divino Salvador,<\/p> clavando las maderas donde nace la dicha<\/p> de las almadrabas,<\/p> lanzando palabras sosegadas,<\/p> que hieren los corazones y convencen a los hijos<\/p> del oc\u00e9ano.<\/p> Llegar al lugar sagrado desde Fernando III el Santo,<\/p> a la casa en Vejer, tranquiliza,<\/p> se deja de ver el mundo,<\/p> donde s\u00f3lo se ven programas basura en la tele,<\/p> programas de asesinos en la tele,<\/p> programas de autopsias en la tele,<\/p> programas de labios como espadas en la tele,<\/p> los platos sin fregar,<\/p> las alcobas sin barrer,<\/p> la ropa sucia sin lavar,<\/p> el jard\u00edn sin regar.<\/p> Tan s\u00f3lo queda un prolongado alarido<\/p> como si el viento terral estuviera encerrado en una c\u00e1rcel<\/p> para empujar con Antonio las l\u00e1grimas del mar.<\/p> Con Mam\u00e1 Juanita se extingue la inocencia<\/p> que hab\u00eda en su mirada,<\/p> el modo en que vio los ojos<\/p> clavados en los patios cordobeses<\/p> en las buganvillas del barrio de Santa Cruz de Sevilla,<\/p> en los geranios de los balcones de Algeciras,<\/p> en las enredaderas del castillo de Medina-Sidonia,<\/p> y hasta los bonitos colores del pescado podrido,<\/p> helado de reflejos,<\/p> a un ir y venir de pescadores y laberintos de barcas.<\/p> La madre extiende el tiempo para el hijo y el nieto,<\/p> les cierra los ojos transparentes y dice:<\/p> - Juanito, ya te acordar\u00e1s de tu abuela. 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