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Historia de un desenga\u00f1o<\/strong><\/p>\n Nac\u00ed en el a\u00f1o de gracia de 1626. Fui bautizado con el honroso nombre de \u00abSanta Mar\u00eda de la Paz\u00bb. Crec\u00ed como convento franciscano en la parte alta de la ciudad de Chieri. Soy fruto de la promesa que hizo por un prohombre del Piamonte. Mis frailes han dado prestigio a esta ciudad y a sus gentes campesinas y artesanas.<\/p>\n Cuando contaba con dos siglos de vida, algo alter\u00f3 mi paz. Varios frailes comenzaron a hablar en voz baja de un tal Juan Bosco, muchacho a punto de terminar la escuela secundaria. Tan favorables eran sus palabras que me interes\u00e9 por \u00e9l. Desde mi altura ote\u00e9 las calles. Supe que era hijo de Margarita, mujer \u00edntegra que le hab\u00eda educado en la fe cristiana, en la capacidad de esfuerzo y en la caridad.<\/p>\n Semanas despu\u00e9s, todos los sillares de mis muros palpitaron de alegr\u00eda: Aquel joven hab\u00eda decidido ser fraile franciscano. Le imagin\u00e9 dando vida a mis vetustas dependencias. \u00c9l ser\u00eda el latido joven de mi secular coraz\u00f3n.<\/p>\n De pronto, una preocupaci\u00f3n enturbi\u00f3 mi entusiasmo. Juan Bosco era pobre. Trabajaba para poder estudiar. Me horroric\u00e9 al verle explotado por el se\u00f1or Cavalli, un malnacido que le permit\u00eda dormir en su cuadra a cambio de cuidar a su borrico. Semanas despu\u00e9s, mejor\u00f3. Por trabajar como camarero en el Caf\u00e9 Pianta, pod\u00eda pasar las noches en el hueco de una escalera. All\u00ed estudiaba a la luz de una vela.<\/p>\n Nunca olvidar\u00e9 aquel primero de abril. Mis deseos comenzaban a hacerse realidad. Juan Bosco hab\u00eda superado el escrutinio para ser franciscano. Me dispuse a acogerlo entre mis muros.<\/p>\n March\u00f3 a I Becchi para despedirse de su madre antes de ingresar en la orden. Luego, consult\u00f3 a su confesor y a varios sacerdotes. Pero transcurr\u00edan las semanas y Juan Bosco todav\u00eda no cruzaba mi umbral. Yo me repet\u00eda a m\u00ed mismo con sabidur\u00eda secular: \u00a1S\u00e9 paciente! Y de paciencia hube de hacer acopio porque sus consultas y dudas se multiplicaban.<\/p>\n La rueda de su indecisi\u00f3n sigui\u00f3 girando. Se asesor\u00f3 con don Cafasso, un sacerdote de Tur\u00edn; con un amigo llamado Evasio Savio y herrero de profesi\u00f3n; con un p\u00e1rroco rural\u2026 Y, por si no fueran suficientes las voces humanas, tuvo dos sue\u00f1os a los que consider\u00f3 rumores divinos.<\/p>\n Pod\u00e9is imaginar el final de esta historia. \u00a1Tanto va el c\u00e1ntaro a la fuente\u2026 que al final, se rompe! Juan Bosco abandon\u00f3 la idea de hacerse franciscano. Aunque no soy un convento de gemido f\u00e1cil, una l\u00e1grima resbal\u00f3 por mis muros.<\/p>\n A d\u00eda de hoy sigo en pie. Pero cuando veo llegar a peregrinos que recorren los lugares de Don Bosco\u2026 \u00a1cu\u00e1nto me gustar\u00eda contarles esta historia que pudo ser, pero que nunca fue!<\/p>\n Nota: 1834. Juan Bosco tiene 19 a\u00f1os. Se plantea abrazar la orden franciscana en el convento de Sta. Mar\u00eda de la Paz de Chieri. Supera el escrutinio para ser fraile. Pero, tras aconsejarse con don Cafasso y varias personas, ingresa en el seminario. As\u00ed tendr\u00e1 libertad para ser el sacerdote de los j\u00f3venes (MBe I, 241-242; 251-252; 254).<\/em><\/p>\n [\/et_pb_text][et_pb_button button_url=\u00bbhttps:\/\/salesianos.info\/boletin-salesiano\/\u00bb url_new_window=\u00bbon\u00bb button_text=\u00bbBolet\u00edn Salesiano\u00bb button_alignment=\u00bbcenter\u00bb _builder_version=\u00bb4.25.2″ _module_preset=\u00bbdefault\u00bb custom_button=\u00bbon\u00bb button_text_size=\u00bb17px\u00bb button_text_color=\u00bb#FFFFFF\u00bb button_icon=\u00bb5||divi||400″ button_icon_color=\u00bb#FFFFFF\u00bb global_colors_info=\u00bb{}\u00bb][\/et_pb_button][\/et_pb_column][\/et_pb_row][\/et_pb_section]<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":" Historia de un desenga\u00f1o Nac\u00ed en el a\u00f1o de gracia de 1626. Fui bautizado con el honroso nombre de \u00abSanta Mar\u00eda de la Paz\u00bb. Crec\u00ed como convento franciscano en la parte alta de la ciudad de Chieri. 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Desde mi altura ote\u00e9 las calles. Supe que era hijo de Margarita, mujer \u00edntegra que le hab\u00eda educado en la fe cristiana, en la capacidad de esfuerzo y en la caridad.<\/p> Semanas despu\u00e9s, todos los sillares de mis muros palpitaron de alegr\u00eda: Aquel joven hab\u00eda decidido ser fraile franciscano. Le imagin\u00e9 dando vida a mis vetustas dependencias. \u00c9l ser\u00eda el latido joven de mi secular coraz\u00f3n.<\/p> De pronto, una preocupaci\u00f3n enturbi\u00f3 mi entusiasmo. Juan Bosco era pobre. Trabajaba para poder estudiar. Me horroric\u00e9 al verle explotado por el se\u00f1or Cavalli, un malnacido que le permit\u00eda dormir en su cuadra a cambio de cuidar a su borrico. Semanas despu\u00e9s, mejor\u00f3. Por trabajar como camarero en el Caf\u00e9 Pianta, pod\u00eda pasar las noches en el hueco de una escalera. All\u00ed estudiaba a la luz de una vela.<\/p> Nunca olvidar\u00e9 aquel primero de abril. Mis deseos comenzaban a hacerse realidad. Juan Bosco hab\u00eda superado el escrutinio para ser franciscano. Me dispuse a acogerlo entre mis muros.<\/p> March\u00f3 a I Becchi para despedirse de su madre antes de ingresar en la orden. Luego, consult\u00f3 a su confesor y a varios sacerdotes. Pero transcurr\u00edan las semanas y Juan Bosco todav\u00eda no cruzaba mi umbral. Yo me repet\u00eda a m\u00ed mismo con sabidur\u00eda secular: \u00a1S\u00e9 paciente! Y de paciencia hube de hacer acopio porque sus consultas y dudas se multiplicaban.<\/p> La rueda de su indecisi\u00f3n sigui\u00f3 girando. Se asesor\u00f3 con don Cafasso, un sacerdote de Tur\u00edn; con un amigo llamado Evasio Savio y herrero de profesi\u00f3n; con un p\u00e1rroco rural\u2026 Y, por si no fueran suficientes las voces humanas, tuvo dos sue\u00f1os a los que consider\u00f3 rumores divinos.<\/p> Pod\u00e9is imaginar el final de esta historia. \u00a1Tanto va el c\u00e1ntaro a la fuente\u2026 que al final, se rompe! Juan Bosco abandon\u00f3 la idea de hacerse franciscano. Aunque no soy un convento de gemido f\u00e1cil, una l\u00e1grima resbal\u00f3 por mis muros.<\/p> A d\u00eda de hoy sigo en pie. Pero cuando veo llegar a peregrinos que recorren los lugares de Don Bosco\u2026 \u00a1cu\u00e1nto me gustar\u00eda contarles esta historia que pudo ser, pero que nunca fue!<\/p> Nota: 1834. Juan Bosco tiene 19 a\u00f1os. Se plantea abrazar la orden franciscana en el convento de Sta. Mar\u00eda de la Paz de Chieri. Supera el escrutinio para ser fraile. Pero, tras aconsejarse con don Cafasso y varias personas, ingresa en el seminario. 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