{"id":14604,"date":"2020-10-29T11:52:08","date_gmt":"2020-10-29T10:52:08","guid":{"rendered":"https:\/\/salesianos.info\/?p=14604"},"modified":"2020-10-29T11:52:08","modified_gmt":"2020-10-29T10:52:08","slug":"adolescencia-divino-tesoro","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/salesianos.info\/blog\/adolescencia-divino-tesoro\/","title":{"rendered":"Adolescencia\u2026 \u00a1divino tesoro!"},"content":{"rendered":"

6:45 de la ma\u00f1ana. Me levanto y me dirijo con toda mi dulzura a la habitaci\u00f3n de mi diecisietea\u00f1era hija Claudia:<\/p>\n

– \u201cBuenos d\u00edas, princesa, hora de levantarse\u201d. Le doy un beso.<\/p>\n

– \u201d\u00a1Hum, d\u00e9jame, mam\u00e1! \u00a1Qu\u00e9 pesada!\u201d-me espeta Claudia, mientras se aparta y se esconde bajo las s\u00e1banas.<\/p>\n

Vale, puedo metabolizarlo. Reconozco que mi hija ya no es aquella ni\u00f1a que se re\u00eda con mis cosquillas por la ma\u00f1ana.<\/p>\n

Segunda escena del d\u00eda: Mi quincea\u00f1ero hijo Lucas se mete en la ducha. Con una m\u00fasica atronadora que ofende mis o\u00eddos, se mira en el espejo, se peina y se repeina. Con los pantalones m\u00e1s rotos del armario baja a desayunar. Hablamos de sus ex\u00e1menes:<\/p>\n

– \u201c\u00a1Bah! Est\u00e1 chupado dice\u201d.<\/p>\n

Yo recuerdo su \u00faltimo suspenso e intento controlar mis ganas de matarlo\u2026 Se inicia entonces una batalla dial\u00e9ctica en la que Lucas despliega mil razonamientos para su 4, intentando que los \u00e1rboles no me dejen ver el bosque. \u201c\u00a1Madre m\u00eda, si usara toda esta capacidad en estudiar, tendr\u00edamos el sobresaliente asegurado!\u201d, pienso yo.<\/p>\n

Tercera escena del d\u00eda: Instagram<\/em>, sus \u201clikes\u201d y sus poderosos comentarios. Siempre tuve claro que si les dejaba crearse la cuenta ser\u00eda a condici\u00f3n de poder seguirles. Y as\u00ed lo hacen, pero de aquella manera:<\/p>\n

– \u201cMam\u00e1, no me comentes las fotos. Las cosas que pones son de madre. Nadie usa ese emoticono del beso con la cara sonriente\u201d.<\/p>\n

Y yo pienso: \u00bfSer\u00e9 tan rid\u00edcula como me presentan?<\/p>\n

Y es que, desde que Lucas y Claudia han puesto un pie en la adolescencia, no hago otra cosa que vivir en un estado de alerta y sorpresa. Soy consciente de que la adolescencia es un momento de crisis normal y deseable. Soy consciente del tremendo trabajo que ello supone: los cambios en la relaci\u00f3n con los padres (pasamos de ser dioses cuando son ni\u00f1os a ser unos parias desfasados en la adolescencia). Soy consciente del shock que supone para mis hijos ver c\u00f3mo sus cuerpos cambian, c\u00f3mo les invaden los granos, se les alargan los brazos y las piernas, sus narices se desproporcionan como la que describ\u00eda Quevedo en su coet\u00e1neo G\u00f3ngora\u2026 S\u00e9 que mis hijos han de encontrarse a s\u00ed mismos, para lo cual han de alejarse de m\u00ed y utilizarme como contramodelo hasta encontrar su propia identidad.<\/p>\n

Y recuerdo las palabras de mi sabio profesor Hugo Bleichmar: \u201cLa adolescencia es como un combate de boxeo; los hijos son un p\u00fagil mientras que a los padres les toca ser el p\u00fagil rival y sostener las cuerdas del ring al mismo tiempo\u201d.<\/p>\n

Y en ello estamos. Mientras sostengo las cuerdas, pienso que esto es una gripe pasajera. Conf\u00edo en que Claudia y Lucas tienen una s\u00f3lida base y se encontrar\u00e1n a s\u00ed mismos en unos a\u00f1itos de nada. Y rezo cada d\u00eda para que, cuando lo hagan, all\u00ed estemos su padre y yo ri\u00e9ndonos con ellos y dando gracias al Cielo por haber superado esta prueba. Como tantos han hecho antes y seguir\u00e1n haciendo en el futuro.<\/p>\n

Fuente: Bolet\u00edn Salesiano<\/strong><\/em><\/p>\n

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