{"id":14804,"date":"2020-11-11T16:53:40","date_gmt":"2020-11-11T15:53:40","guid":{"rendered":"https:\/\/salesianos.info\/?p=14804"},"modified":"2020-11-11T16:53:40","modified_gmt":"2020-11-11T15:53:40","slug":"intento-un-jesuita-asesinar-al-rey","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/salesianos.info\/blog\/intento-un-jesuita-asesinar-al-rey\/","title":{"rendered":"\u00bfIntent\u00f3 un jesuita asesinar al Rey?"},"content":{"rendered":"
Pierre Blet era hombre en extremo silencioso, casi arisco. Al mismo tiempo tambi\u00e9n era cort\u00e9s y sorprendentemente atento: te solucionaba todas las dudas sobre el Siglo de Oro franc\u00e9s<\/em> antes de que pudieras formularlas, como si fuera capaz de adivinarte los pensamientos.<\/p>\n Pierre Blet era una mezcla de fuerza irrefutable y soledad definitiva. Con senderos en la cara, surcados en los infinitos tiroteos de la investigaci\u00f3n hist\u00f3rica en Par\u00eds y en Roma.<\/p>\n Amigo Javier, Pierre Blet era jesuita franc\u00e9s \u2013\u201cdel Norte de Francia, de Caen, por cierto, nuestro obispo es salesiano\u201d\u2013 me repet\u00eda con frecuencia.<\/p>\n – Padre Francisco, h\u00e1bleme en espa\u00f1ol, la lengua de San Ignacio, nuestro padre. La tengo en gran veneraci\u00f3n.<\/p>\n – No s\u00e9 qu\u00e9 dir\u00e1n los vascos, Padre.<\/p>\n – La lengua del Imperio, \u00bfno? Veo que usted siempre habla en italiano.<\/p>\n – La lengua de San Juan Bosco. La tengo yo tambi\u00e9n en gran veneraci\u00f3n.<\/p>\n – No s\u00e9 qu\u00e9 dir\u00e1n los piamonteses y los suizos del Ticino.<\/p>\n – Los resultados de su examen introductorio son inmejorables.<\/p>\n – Gracias, mon p\u00e9re<\/em>; vengo con muchas ganas a la Gregoriana. Es el mejor regalo que hasta ahora me han hecho en la vida.<\/p>\n – \u00a1Qu\u00e9 interesante! \u2013observa.<\/p>\n Ondear la fantas\u00eda romana en este momento es quedarse voluntariamente muy atr\u00e1s. Por fortuna no necesito m\u00e1s bendici\u00f3n que la propia.<\/p>\n Me quedo con electrizada satisfacci\u00f3n, mir\u00e1ndole.<\/p>\n – \u00bfPor qu\u00e9 no elige como especialidad Historia moderna y contempor\u00e1nea<\/em> sobre todo?<\/p>\n – Me apasiona desde bien peque\u00f1o nuestro Siglo de Oro<\/em>, \u00bfsabe?<\/p>\n – Pi\u00e9nselo, pi\u00e9nselo y en unos d\u00edas vamos al Archivo Secreto Vaticano<\/em>.<\/p>\n Jam\u00e1s hab\u00eda reparado para nada en eso del Vaticano y su Archivo. Y as\u00ed iba a entrar en mi mollera el gusano del Archivo Vaticano<\/em>, arrebujado entre \u201cees\u201d sibilantes francesas y \u201cjotas\u201d cortantes espa\u00f1olas.<\/p>\n Y all\u00ed se iba a quedar para siempre con un clip de seguimiento bien camuflado hasta hoy. El milagro de cualquier vida suele suceder al margen del boicot que puedan perpetrar otros seres vivos.<\/p>\n Le\u00eda yo a finales de 1969 una historia del carlismo, como alpiste para la temporada. Algo convencional. Y en la soledad de la noche, en mi cuarto, que daba sobre la V\u00eda Appia Antica<\/em> me sobresaltaba en su lectura, pensando que los ladridos nocturnos de los perros guardianes ven\u00edan de ah\u00ed, de los m\u00e1rgenes del texto, de las veredas y la maleza de los espacios en blanco. Todav\u00eda no conoc\u00eda para nada ni Guipuzkoa ni Iparralde.<\/p>\n Eran, pues, ladridos carlistas, tan reales como imaginarios, que quer\u00edan transmitirme un legado. Bien.<\/p>\n Sal\u00ed de la residencia \u201cSan Tarcisio\u201d, sobre las catacumbas de \u201cSan Calixto\u201d, aquel d\u00eda en direcci\u00f3n a la Gregoriana<\/em> en ascuas. Era la acci\u00f3n vertiginosa que se estaba desarrollando en mi mente. No era Roma, sino la realidad quien apretaba. El Archivo Secreto Vaticano<\/em>.<\/p>\n Los pensamientos orbitan alrededor de lo mismo que es lo que importa. La excitaci\u00f3n del Archivo<\/em> es ahora una r\u00e1faga de cautelas, extra\u00f1ezas y esperanzas. Casi, casi, una historia de fantasmas.<\/p>\n Con mucha ma\u00f1a, por cierto, el Padre Blet me acaba de cegar con la luz de su linterna: el Archivo Vaticano<\/em>. Una nueva atm\u00f3sfera, desconocida por m\u00ed, llena de humo y atravesada por gritos de alarma, merece ser asumida como un nuevo planeta.<\/p>\n – Acabo de asesinar mi Siglo de Oro, Padre Blet.<\/p>\n – De hecho, Padre Francisco, ya est\u00e1 sobrepasado. \u00bfEntonces?<\/p>\n – Ya asesin\u00e9 al Rey Sol<\/em>, para bucear en las Asambleas del Clero franc\u00e9s<\/em>, sin cortapisas.<\/p>\n – En marcha, pues, al Vaticano. Ah\u00ed est\u00e1 la mejor historia.<\/p>\n Como si no me hubiera o\u00eddo, chasca la lengua y me dice:<\/p>\n – Tengo algo para usted.<\/p>\n Se levanta como un resorte, abre un armario de su celda-biblioteca y vuelve.<\/p>\n – Tome \u2013dice, alarg\u00e1ndome un prontuario\u2013 una gu\u00eda de caja mayor. Igual descubre usted alguna peque\u00f1a mafia organizada.<\/p>\n – \u00bfPero usted descubre mafias organizadas?<\/p>\n – Yo rezo el padrenuestro todos los d\u00edas y varias veces. Vaya, vaya al Vaticano por la puerta de las Campanas. En secretar\u00eda del Archivo haga los tr\u00e1mites. No se olvide de los carnets de identidad. Empezamos la semana que viene.<\/p>\n Una vez m\u00e1s me acompa\u00f1a desde su cuarto hasta la puerta principal de la Universidad con una sonrisa.<\/p>\n – Dirijo el grupo que investiga los trabajos de P\u00edo XII, con la intenci\u00f3n de salvar de la muerte al mayor n\u00famero de jud\u00edos.<\/p>\n Caminamos los dos ahora por la Piazza della Pilotta<\/em>.<\/p>\n Caminar por Roma no exige argumento. Los tiene todos a mano.<\/p>\n – Los jud\u00edos, la vida de los jud\u00edos \u2013prosigue Blet melanc\u00f3lico\u2013 eso es algo aut\u00e9ntico y algo hermoso que queda del pontificado de P\u00edo XII.<\/p>\n – \u2026<\/p>\n – Pero no s\u00f3lo es una pertenencia de P\u00edo XII, de la Iglesia cat\u00f3lica \u2013a\u00f1ade\u2013. Es un patrimonio p\u00fablico, una riqueza humanista y cat\u00f3lica para compartir, creyentes o no. \u00bfSabe usted cu\u00e1ntos jud\u00edos fueron desapareciendo durante el Tercer Reich? Fue m\u00e1s que una peste. Y un gran negocio, claro.<\/p>\n Sigo en mi silencio doliente, pero a\u00fan sin palabra.<\/p>\n – Hubo mafias organizadas y personas importantes implicadas. \u00bfIdeologizadas? Podridas por el dinero.<\/p>\n – O sea \u2013observo\u2013 el imperio del miedo, el del Vac\u00edo total.<\/p>\n – Buena definici\u00f3n, Don Francisco, y vaciaron lo irrepetible de seis millones de vida: su vida. O sea.<\/p>\n Me da la impresi\u00f3n de que el padre Blet no est\u00e1 all\u00ed para mantener una simple ch\u00e1chara, por muy instructiva que sea.<\/p>\n Me mira de hito en hito.<\/p>\n – Don Francisco, s\u00e9 que no es su estilo, tampoco el m\u00edo, pero en esto conviene ir con calma, aunque no podamos perder m\u00e1s tiempo.<\/p>\n – No.<\/p>\n – Usted tiene algo muy valioso que no deber\u00eda estar ah\u00ed.<\/p>\n – No s\u00e9 de qu\u00e9 me habla.<\/p>\n – S\u00ed que lo sabe.<\/p>\n La mirada del padre Blet ya hab\u00eda traspasado del todo mi corteza frontal. Es absurdo intentar enga\u00f1arle.<\/p>\n – D\u00edaz de Cerio y Mart\u00ednez Fazio ya se lo han hecho notar, \u00bfno? Esa imaginaci\u00f3n meridional aqu\u00ed sobra. El documento, el documento es nuestro centro de operaciones. En \u00e9l tenemos el anzuelo, la ca\u00f1a de pescar y el cebo. Estamos protegi\u00e9ndole.<\/p>\n – \u00bfY lo dice Cerio y Fazio? \u00bfSobre todo Fazio?<\/p>\n – Ya s\u00e9 que se llevan ustedes muy bien. Y desde que se conocieron.<\/p>\n – Toma, \u00bfno? Gato y boquer\u00f3n, \u00bfsabe?<\/p>\n – \u00bf\u2026?<\/p>\n – Madrile\u00f1o y malague\u00f1o.<\/p>\n – Asesine, asesine\u2026 a Fernando VII y bucee en los reyes carlistas, bucee en el siglo XIX\u2026 \u00bfSi creo que Don Bosco fue carlista?<\/p>\n – \u00bfC\u00f3mo?<\/p>\n – El documento, Don Francisco. Ahora, en el Archivo Vaticano<\/em> tiene usted el anzuelo, la ca\u00f1a de pescar y el cebo.<\/p>\n El padre Blet est\u00e1 animado. De vuelta a la Gregoriana, me hace una confesi\u00f3n: \u00bfSabe que de chico rob\u00e9 un libro en la parroquia?<\/p>\n S\u00ed, lo s\u00e9.<\/p>\n \u00bfC\u00f3mo?<\/p>\n Porque yo con cinco a\u00f1os le rob\u00e9 a mi t\u00edo, Mos\u00e9n Gregorio, la novela Quo Vadis<\/em> y todav\u00eda no se la he devuelto. Los monaguillos en Espa\u00f1a o en Francia, no s\u00f3lo rob\u00e1bamos el vino de la sacrist\u00eda. Las \u201cvirtudes\u201d de los monagos suelen ser parecidas en todo el mundo.<\/p>\n Lo del padre Blet no fue un experimento, sino una consecuencia de un magisterio. Necesitaba sentir que le pesaban en el bolsillo las llaves de la Historia de P\u00edo XII<\/em>. A partir de aquel d\u00eda el gusano del Archivo Vaticano<\/em> ten\u00eda autopista. La exaltaci\u00f3n del \u201cDios, Patria, Rey, Fueros\u201d, de la lucha armada m\u00e1s cruenta, del integrismo moral fueron una corriente vengadora m\u00e1s que tuve que afrontar y no s\u00f3lo en los documentos. El oficio de historiador es grandioso. Las consecuencias, imprevisibles. Lo que da de s\u00ed un maestro. Y m\u00e1s si \u00e9ste es jesuita. Y m\u00e1s si logra \u201casesinar\u201d al mism\u00edsimo Rey Sol<\/em>.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":" Pierre Blet era hombre en extremo silencioso, casi arisco. 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