{"id":18528,"date":"2021-09-08T13:58:14","date_gmt":"2021-09-08T11:58:14","guid":{"rendered":"https:\/\/salesianos.info\/?p=18528"},"modified":"2021-09-08T13:58:14","modified_gmt":"2021-09-08T11:58:14","slug":"convento-de-la-encarnacion","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/salesianos.info\/blog\/convento-de-la-encarnacion\/","title":{"rendered":"CONVENTO DE LA ENCARNACI\u00d3N"},"content":{"rendered":"
De coz y hoz en clausura<\/strong><\/p>\n Uno se imagina que el aislamiento es silencioso. En cambio, el corredor de las otras habitaciones alborota, retumba con voces y con chatarras varias.<\/p>\n Hoy me imagino que estoy en un velero, en alta mar.<\/p>\n Aunque los d\u00edas de luz no se han acortado, el aire empieza a refrescar, el rumbo apunta al norte. Hay d\u00edas sin viento, detenidos en longitud y latitud, d\u00edas as\u00ed, ensartados por un coleccionista de mariposas. Los conoc\u00ed cuando tuve la edad del purgatorio, en M\u00e1laga, con el viento terral. Hoy ha sido uno de esos d\u00edas. Me he negado a salir por el barrio a la hora de tomar el aire. Me he quedado en mi cuarto, mirando los mapas trazados sobre el techo por los rayos del flexo.<\/p>\n No tengo pensamientos acerca de este viaje imaginario, de d\u00f3nde y cu\u00e1ndo se podr\u00e1 reducir a un atraque en tierra firme. Lo que cuenta ahora para m\u00ed es que los d\u00edas tengan un sentido, con una proa que discurre con lentitud hacia delante, siempre delante, junto con el tiempo. No esp\u00edo para nada por el ojo de buey el mar bajo y cercano, infinito, nada que ver, nada que medir, nada que decir.<\/p>\n Las persianas de la terraza y de la celda permanecen bajadas. Los visillos entornados. Vuelven a visitarme los a\u00f1os encerrados en buhardillas, que a fuerza de visitarlas me esforzaba por convertirlas en apartamentos, con archivos. Luego las inspecciones puritanas, sin permiso ni aviso alguno, lo tiraban todo por el suelo y del suelo a la basura.<\/p>\n Amigo Javier, como ant\u00eddoto contra ciertas cosas feas \u2013tantas\u2013 resulta muy \u00fatil la poes\u00eda. Por ejemplo, pienso en unos versos de Jorge Riechmann, capaces de asestar est\u00edmulo cuando faltan los motivos: \u201c\u2026hay quien muere de aburrimiento en esta feria universal donde continuamente \/ ocurren cosas y nunca pasa nada<\/em>\u201d. Aunque certifico que de un tiempo a esta parte, el mundo est\u00e1 siempre a punto de ser peor. Y ahora cambio de libro y poes\u00eda, en busca de la Szymborska: \u201cAlgo todav\u00eda ocurrir\u00e1, pero d\u00f3nde y qu\u00e9. \/ Alguien saldr\u00e1 a tu encuentro, pero cu\u00e1ndo y qui\u00e9n<\/em>\u201d.<\/p>\n \u201cPero permitir\u00e1 usted que me r\u00eda en las narices de las personas que cantan a coro antes de que Dios haya levantado su batuta\u201d, Bernanos.<\/p>\n Bien.<\/p>\n Dentro de las murallas de mis pensamientos y escoltado por el fulgor de unas monjas hay una plazita. Dile a Google<\/em>: Convento de la Encarnaci\u00f3n. Madrid<\/em>.<\/p>\n Mira, por fa.<\/p>\n Es un lugar recogido, desplazado, apabullado.<\/p>\n Llevo en mi memoria una inexactitud del coraz\u00f3n: mirar all\u00ed a mi madre era como rezar sin descanso.<\/p>\n Del monasterio me atrae el desaf\u00edo de sus leyendas.<\/p>\n Todo, impreciso, todo elegante, todo misterioso.<\/p>\n Azahar<\/em>.<\/p>\n Los p\u00e9talos del azahar.<\/p>\n Siempre que puedo la primera noche del invierno, el 21 de diciembre, asisto a la misa del Convento de la Encarnaci\u00f3n. All\u00ed cada a\u00f1o se lic\u00faa la sangre de San Pantale\u00f3n, adem\u00e1s de en Ravello, Italia.<\/p>\n Las agustinas recoletas de clausura cantan detr\u00e1s de las celos\u00edas, como las bernardas en Casbas de Huesca, cuando yo ten\u00eda cinco a\u00f1os, en 1946.<\/p>\n – Quieto un momento, Paco. \u00bfSientes la espalda?<\/p>\n – Inclina la cabeza hacia atr\u00e1s.<\/p>\n – \u00bfAs\u00ed? \u2013 S\u00ed, contin\u00faa, contin\u00faa.<\/p>\n – Me duele.<\/p>\n – Tonter\u00edas. Cu\u00e1nto m\u00e1s atr\u00e1s van los brazos, m\u00e1s se empuja el busto hacia delante y m\u00e1s se arquea la espalda. Eso es, as\u00ed, los ojos en alto, quieto, quieto.<\/p>\n Se puede distinguir a las monjas sentadas o de pie, a trav\u00e9s del austero enrejado, y un poco m\u00e1s tarde situadas en fila para recibir la comuni\u00f3n detr\u00e1s de ese impedimento que las separa de la sociedad.<\/p>\n Las rejas s\u00f3lo las vemos nosotros<\/em>, dicen ellas.<\/p>\n As\u00ed, en la pepita de una capital tonta y envanecida de s\u00ed misma, todav\u00eda compite una agrupaci\u00f3n de rebeldes, de feministas implacables. No hay ejemplo igual de misericordia.<\/p>\n Me vuelvo un poco, lo suficiente, para ofrecer la mirada al predicador.<\/p>\n Esta vez la homil\u00eda versa sobre el milagro que se oper\u00f3 en el vientre de Mar\u00eda al concebir por obra del Esp\u00edritu Santo. Tambi\u00e9n se rememora el momento complicado en el que el noble Jos\u00e9 acepta al hijo de Mar\u00eda y conf\u00eda plenamente en ella.<\/p>\n \u00a1Bendita la maternidad del milagro!<\/p>\n \u00a1Qu\u00e9 s\u00e9 yo de la religi\u00f3n que mora en la belleza, en la naranja que cae del \u00e1rbol, en los p\u00e9talos del azahar, en el seno de una mujer!<\/p>\n Se ensalza despu\u00e9s el pan de los \u00e1ngeles, se habla de c\u00f3mo Dios desborda de misericordia las entra\u00f1as de una virgen, llenando su ser m\u00e1s \u00edntimo, se pondera el car\u00e1cter de esta ni\u00f1a jud\u00eda que acepta misi\u00f3n tan descomunal.<\/p>\n La Encarnaci\u00f3n<\/em> del Hijo de Dios es la lengua del alma cristiana.<\/p>\n Se trata en su conjunto de un episodio revolucionario que gracias a su derecho progresista y a su insobornable libertad humana, ning\u00fan movimiento reivindicativo moderno de hoy ni de ma\u00f1ana es ni ser\u00e1 capaz de superar en dignidad desde hace m\u00e1s de dos mil a\u00f1os.<\/p>\n Es la \u00fanica maternidad que mi abuela y mi madre veneraban, la del milagro: la maternidad del milagro.<\/p>\n Es la \u00fanica maternidad que Salesianos Atocha<\/em> en posguerra veneraban, la del milagro: la maternidad del milagro.<\/p>\n Es la \u00fanica maternidad que en mil novecientos sesenta y ocho profes\u00e9 en mi ordenaci\u00f3n sacerdotal, con \u201cpalabras de fresca sangre, palabras que son agua viva, y fiebre, y lava e incendios en la selva y llamas de la carne\u2026\u201d (S\u00e9dar-Sengor): la maternidad del milagro.<\/p>\n Garaia da!<\/em> \u00a1Es el momento!<\/p>\n Es tiempo de detener la decadencia del mundo moderno.<\/p>\n Es tiempo de detener la decadencia del mundo fan\u00e1tico.<\/p>\n El mundo fan\u00e1tico es receloso y salvaje siempre. Es tirano y analfabeto. Es boscoso y pasional. Es paciente y criminal. Es un saco tieso de principios atrofiados.<\/p>\n Toda esa combinaci\u00f3n es imbatible y permite aguantar lo que haga falta, hasta la victoria.<\/p>\n \u201cLa Palabra que se hizo carne\u201d (Jn, 1,14) debe reencontrar sus or\u00edgenes, debe llegar a los tiempos en que fue cantada y bailada. Como en Grecia, como en Israel y, sobre todo, como en Egipto, el Egipto de los Faraones. Y como todav\u00eda hoy en el \u00c1frica negra.<\/p>\n Azahar<\/em>.<\/p>\n Los p\u00e9talos del azahar.<\/p>\n A nuestros padres, abuelos, antepasados, no les gustaba perderse por las ramas frondosas que confunden, no. Buscaban siempre las ra\u00edces. Ni eran, ni se sent\u00edan primitivos, r\u00fasticos, toscos. Pero s\u00ed elementales. Eran pueblo y s\u00f3lo pueblo. \u201cCargadores de ra\u00edces\u201d. Y como cargadores de ra\u00edces nos dijeron, definitivos y rotundos, para cargarnos de ra\u00edces tambi\u00e9n.<\/p>\n Estos d\u00edas est\u00e1 quedando al descubierto la fr\u00e1gil costura de Occidente, cuando prescinde o desdibuja o mezcla sus ra\u00edces. Ojo, a los injertos.<\/p>\n Amigo Javier, m\u00e1s de una vez he recordado que, tras muchos a\u00f1os de estudio, reflexi\u00f3n e investigaci\u00f3n, he ido comprendiendo el sentido de nuestra cultura cristiana, casi de golpe, una tarde a orillas del r\u00edo Henares, en Guadalajara. Un joven sacerdote cat\u00f3lico \u2013muy sencillo, muy sincero, muy bueno\u2013, abrazado a un crucifijo camina entre los rastrojos, al ritmo de las amenazas de sus verdugos: \u201c\u00a1Pisa el crucifijo o te matamos!\u201d. Esbelto como una liana verde el salesiano tira de s\u00ed mismo hacia la muerte. Es un frenes\u00ed de amor y muerte. Parece la llama de una hoguera, mientras arriba en la c\u00e1rcel alcarre\u00f1a se inicia el fusilamiento de los trescientos presos.<\/p>\n Don Andr\u00e9s Jim\u00e9nez \u2013\u201cSan Andr\u00e9s del Henares\u201d\u2013 ten\u00eda los ojos como ascuas y la luna se le derram\u00f3 a pu\u00f1ados por su piel durante tres noches al sereno. Alguna mano piadosa rescat\u00f3 su cad\u00e1ver, avergonzada por las llamas de su carne muerta, y, le dio sepultura.<\/p>\n El mensaje est\u00e1 claro: el cristianismo no se franquicia sin m\u00e1s. Tampoco la cultura occidental. Ni oriental.<\/p>\n Me encanta la manera en que se describe la maternidad de Mar\u00eda en el Cor\u00e1n<\/em>.<\/p>\n Seg\u00fan el libro sagrado, a Mar\u00eda le sobrevino el parto junto al tronco de una palmera. \u201cPreferir\u00eda haber muerto antes que esto, y as\u00ed haber sido olvidada para siempre\u201d, exclama la madre de Jes\u00fas en la sura.<\/p>\n Casi siente uno en sus entretelas el mismo peso esf\u00e9rico que Mar\u00eda, apost\u00e1ndolo todo a aquello que no se conoce, intr\u00e9pido ante lo imponderable.<\/p>\n \u201cCargadora de ra\u00edces, Mar\u00eda\u201d.<\/p>\n \u201cNo te entristezcas, tu Se\u00f1or ha puesto un arroyo a tus pies. Sacude hacia ti el tronco de la palmera y caer\u00e1n d\u00e1tiles maduros y frescos\u201d, le dice el \u00e1ngel a Mar\u00eda, en la sura Maryam.<\/p>\n \u00a1Qu\u00e9 caudaloso era el arroyo que har\u00eda crecer al Se\u00f1or bajo los pies de Mar\u00eda! \u00a1Qu\u00e9 dulces ser\u00edan los d\u00e1tiles que caer\u00edan sobre su cabeza!<\/p>\n \u00a1Ay, los d\u00e1tiles de Israel!<\/p>\n \u00a1Ay, los d\u00e1tiles de Jud\u00e1!<\/p>\n \u00a1Ay, la maternidad del milagro!<\/p>\n \u00a1Ay, el riesgo del significado ignoto de las cosas!<\/p>\n Amigo Javier, perdona. De casi todos los casposos que rezan esas noches de \u201cSan Pantale\u00f3n<\/em>\u201d en la iglesia del convento, las agustinas son las \u00fanicas creyentes. Cu\u00e1ntas iglesias est\u00e1n llenas de taxidermistas de Dios, no de enamorados. Que sabr\u00e1n ellos de la religi\u00f3n que mora<\/em> en la naranja que cae del \u00e1rbol, en los p\u00e9talos del azahar<\/em>, en el seno de una mujer<\/em>. Qu\u00e9 sabr\u00e1n tantas momias de la m\u00fasica, del canto, de la poes\u00eda, de la danza, de la pintura, de todos esos colores al servicio ritual y divino de lo sobrenatural.<\/p>\n Dile a Google<\/em>: Convento de la Encarnaci\u00f3n<\/em>. Madrid.<\/p>\n La Encarnaci\u00f3n<\/em> del Hijo de Dios es la lengua del alma cristiana.<\/p>\n \u00a1Bendita la maternidad del milagro!<\/p>\n \u00a1Qu\u00e9 dulces los d\u00e1tiles que caen sobre nuestras cabezas!<\/p>\n Una cultura fermentada en un amor gigante: la cultura cristiana, la memoria de Europa, la memoria de Espa\u00f1a.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":" De coz y hoz en clausura Uno se imagina que el aislamiento es silencioso. En cambio, el corredor de las otras habitaciones alborota, retumba con voces y con chatarras varias. Hoy me imagino que estoy en un velero, en alta mar. 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