{"id":20108,"date":"2022-01-04T13:18:52","date_gmt":"2022-01-04T12:18:52","guid":{"rendered":"https:\/\/salesianos.info\/?p=20108"},"modified":"2022-01-04T13:18:52","modified_gmt":"2022-01-04T12:18:52","slug":"la-cuadra","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/salesianos.info\/blog\/la-cuadra\/","title":{"rendered":"La cuadra"},"content":{"rendered":"

Tiempo de sufrimiento<\/strong><\/p>\n

Me construyeron junto a la vivienda del se\u00f1or Cavalli, campesino de la ciudad de Chieri. Aunque yo era una simple cuadra, siempre dese\u00e9 asemejarme a las personas y tener coraz\u00f3n. Tal vez por eso, ansiaba cada tarde la llegada de mi \u00fanico morador: un viejo borrico. Paso cansino. Rebuzno quejumbroso. Pelaje gris.<\/p>\n

Apoyado en una de mis paredes se hallaba el pesebre. Mi due\u00f1o depositaba en su interior el escaso alimento con el que sustentaba al asno: paja, heno y alg\u00fan que otro pu\u00f1ado de avena. Era un labriego cicatero y mezquino. En raras ocasiones limpiaba el esti\u00e9rcol maloliente que manchaba mi suelo.<\/p>\n

Recuerdo aquel d\u00eda. Mi amo entr\u00f3 portando una escoba y un balde con agua. Se dirigi\u00f3 a uno de mis rincones. Apart\u00f3 varios cedazos. Desplaz\u00f3 dos calderos de cobre llenos de cardenillo y una soga. Reg\u00f3 el suelo. Barri\u00f3.<\/p>\n

Me entusiasm\u00e9. Tal vez fuera a colocar all\u00ed gallinas, codornices, conejos\u2026 Alg\u00fan que otro animal que mitigara mi tedio.<\/p>\n

Regres\u00f3 varios d\u00edas despu\u00e9s. Le acompa\u00f1aba un joven. Cabello ensortijado. Mirada serena. Sonrisa leve. Portaba un hatillo.<\/p>\n

Mi amo le indic\u00f3 el rinc\u00f3n que hab\u00eda adecentado. Por toda despedida le grit\u00f3: \u00ab\u00a1No lo olvides, Juan: debes cuidar del borrico!\u00bb.<\/p>\n

March\u00f3. Mi puerta gimi\u00f3 al girar sobre sus goznes. Juan deshizo su hatillo. Extendi\u00f3 una manta ra\u00edda. Sac\u00f3 una palmatoria y encendi\u00f3 su vela. Se sent\u00f3. Contempl\u00f3 con mirada perdida al borrico. Mi fiel compa\u00f1ero le correspondi\u00f3 con un leve rebuzno.<\/p>\n

Mientras \u00e9l a\u00f1oraba su familia, yo pens\u00e9 en las pulgas; imperceptibles y molestos seres que ya deb\u00edan estar dirigi\u00e9ndose desde mi esti\u00e9rcol hacia su rinc\u00f3n\u2026<\/p>\n

Sac\u00f3 un libro. Comenz\u00f3 a leerlo a la luz de la vela \u00a1\u00bfQu\u00e9 inter\u00e9s mov\u00eda a aquel muchacho a leer a pesar de hallarse en el rinc\u00f3n de una cuadra hedionda?!<\/p>\n

Desde aquella noche, todo cambi\u00f3. Juan limpi\u00f3 el esti\u00e9rcol que me afeaba. Balde\u00f3 mi ajado cuerpo. Cepill\u00f3 al borrico. Me encari\u00f1\u00e9 de la rutina de su vela encendida y libro abierto.<\/p>\n

Pero la felicidad es ef\u00edmera. Semanas despu\u00e9s, lleg\u00f3 mi due\u00f1o. Le acompa\u00f1aba el herrero de la ciudad. Discutieron. Por sus expresiones deduje que el herrero estaba abriendo los barrotes invisibles de la jaula en la que yo me hab\u00eda convertido.<\/p>\n

Y as\u00ed fue. Al d\u00eda siguiente, Juan march\u00f3. Le dio unas palmadas al borrico sobre el lomo\u2026 Ten\u00eda en sus labios la misma sonrisa con la que lleg\u00f3.<\/p>\n

Con los a\u00f1os me convert\u00ed en una cuadra inservible. Decidieron derruirme. Mientras mis paredes ca\u00edan entre una nube de polvo, record\u00e9 aquella pregunta para la que nunca hall\u00e9 respuesta: \u00bfQu\u00e9 inter\u00e9s mov\u00eda a aquel muchacho a leer y estudiar cada noche en uno de mis rincones? Jam\u00e1s lo supe.<\/p>\n

Nota: Chieri 1833. A\u00f1o de sufrimientos para el joven estudiante Juan Bosco. Comparti\u00f3 con un borrico el rinc\u00f3n de una cuadra, propiedad del se\u00f1or Cavalli. Gracias a las gestiones del herrero Ceppi, Juan \u00abmejor\u00f3\u00bb su alojamiento: le acogieron en el Caf\u00e9 Pianta, donde pudo dormir en el hueco de su escalera. (MBe I, 242-243).<\/em><\/p><\/blockquote>\n

Fuente: Bolet\u00edn Salesiano<\/em><\/strong><\/p>\n

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