Gabriel \u201cPesca\u00edto\u201d.
\nMe quedo en silencio, me quedo sin voz, chico.
\nNo puedo volver a lo m\u00edo como antes.
\nMe tengo que ir al exilio interior.
\nYo tambi\u00e9n tuve 8 a\u00f1os y s\u00e9 que tu luz es impagable.<\/p>\n
Mira, los d\u00edas en la posguerra eran muy grises, pero yo y Pacita, \u201cmi novia\u201d, nos \u00edbamos por la noche \u2013las noches de verano- a un solar con alg\u00fan que otro cardo borriquero y nos tumb\u00e1bamos boca arriba para contar las estrellas.<\/p>\n
La necesidad de anonimato fue nuestra se\u00f1a de identidad. Nuestros padres y nuestros hermanos nunca lo supieron. All\u00ed, los dos juntos, mastic\u00e1bamos trozos de noche, mastic\u00e1bamos tiempo y espacio.<\/p>\n
La se\u00f1orita Pilar, la maestra del Grupo Escolar \u201cMiguel de Unamuno\u201d dec\u00eda que para cada uno de nosotros hab\u00eda una estrella en el cielo.<\/p>\n
Y cont\u00e1bamos estrellas: aquella, aquella\u2026 es la tuya, aquella la de pap\u00e1; aquella la de tu hermana Elena; aquella\u2026 Y as\u00ed hasta que el cielo se ca\u00eda y pod\u00edamos verle sobre nuestras cabezas.<\/p>\n
Pasaron algunos a\u00f1os, Gabriel \u201cPesca\u00edto\u201d, y muchos ni\u00f1os de 8 y 9 a\u00f1os en nuestra Escuela-Hogar de Salesianos Ciudad Real tardaban y tardaban en dormirse en aquellos dormitorios tan calurosos en verano. El cielo manchego estaba all\u00ed, alzado, muy alzado, y todos pod\u00edamos ver su resplandor el\u00e9ctrico. Yo les dec\u00eda que encontraran su estrella a trav\u00e9s de las ventanas abiertas de par en par. \u201cTo\u00f1o, encuentra tu estrella\u201d, Visi, Mej\u00edas, Benito, Esteban, Rafa, Carvallo, encuentra tu estrella\u2026 Pero segu\u00edan sin encontrarla. Al final ca\u00edan rendidos, pero con la moral muy alta, les hab\u00eda llamado por su nombre y apellidos. Todo el mundo necesita un reconocimiento. Ah, yo era su maestro y asistente, \u201cDon Fan\u201d. Es algo extra\u00f1o, el deseo. Tambi\u00e9n la ilusi\u00f3n. Tambi\u00e9n la magia. Tambi\u00e9n la vocaci\u00f3n.<\/p>\n
Gabriel \u201cPesca\u00edto\u201d.
\nSigo en mi exilio interior.<\/p>\n
Las paredes de mi cuarto crecen, se elevan y yo me achico, me hundo entre mis sombras y entre mis libros como un hombre subterr\u00e1neo. Centenares de ojos can\u00edbales devoran los despojos de la sonrisa de los ni\u00f1os soldado, de los chaperillos, de los ni\u00f1os esclavos. El estr\u00e9s del bienestar, el estr\u00e9s el dinero. As\u00ed \u201cno future\u201d.<\/p>\n
Con los ojos cerrados me hablo a m\u00ed mismo largo rato y me explico que cada uno es due\u00f1o de su vida, pero que hay algo que no depende de nosotros, que lo recibimos en herencia de la sangre. Vuelvo y revuelvo con pensamientos en tornillo: \u201c\u00a1qu\u00e9 idiota, pensar que el destino se transmite de padres a hijos! \u00a1La misma idea de destino si es una fantas\u00eda, si es una f\u00e1bula, si es un \u201ccuento chino\u201d para justificar nuestras cobard\u00edas!<\/p>\n
Gabriel, \u201cPesca\u00edto\u201d.
\nNo existe el destino, que no. No es eso lo que se hereda, faltar\u00eda m\u00e1s.<\/p>\n
Se hereda el miedo. Un miedo claro y neto a perder el acomodo, lo conseguido, la estabilidad, el poder, el tener y retener\u2026<\/p>\n
Me echo a la calle, Gabriel, con el olor de tu muerte injusta.
\nQuiero masticar trozos de noche.
\nMe encuentro en la calle Bail\u00e9n, sobre el viaducto.<\/p>\n
Escucho los toques del reloj de la Almudena. Dan las once de la noche. All\u00ed no hay nadie. Alg\u00fan coche perdido. Me asomo a la ronda de Segovia. De repente con el aspa de la mano, aparto el aire de los ojos. Mastico el tiempo y el espacio. All\u00e1 abajo una larga mancha negra: la Casa de Campo, salpicada de las lucecitas del Parque de Atracciones. Y arriba, arriba el cielo: ese absoluto lugar por el que caminan las estrellas y me pongo a contarlas: aquella, aquella\u2026 es la tuya Gabriel, \u00a1qu\u00e9 rabia, chico! Aquella, aquella\u2026 es la de mis padres\u2026 No veo la de Pacita, seguro que todav\u00eda vive.<\/p>\n
Amigo Javier Valiente, en este art\u00edculo no me he dirigido a ti a posta. He querido aproximarme a Gabriel \u201cPesca\u00edto\u201d con la ceguera progresiva de los a\u00f1os porque s\u00f3lo el amor hacia ese mundo cerrado puede permitirme el intento de darle las palabras que no tuvo.<\/p>\n
Mastico trozos de noche, de tiempo, de espacio.<\/p>\n
\u201c\u00a1Va por ti, Gabriel \u201cPesca\u00edto\u201d! Qu\u00e9 no har\u00edamos todos por resucitarte. Ya no puedo volver a lo m\u00edo como antes.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"
Gabriel \u201cPesca\u00edto\u201d. Me quedo en silencio, me quedo sin voz, chico. No puedo volver a lo m\u00edo como antes. Me tengo que ir al exilio interior. Yo tambi\u00e9n tuve 8 a\u00f1os y s\u00e9 que tu luz es impagable. Mira, los d\u00edas en la posguerra eran muy grises, pero yo y Pacita, \u201cmi novia\u201d, nos \u00edbamos […]<\/p>\n","protected":false},"author":10,"featured_media":3345,"comment_status":"open","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"","_et_pb_old_content":"","_et_gb_content_width":"","footnotes":""},"categories":[363],"tags":[],"yoast_head":"\n