Y volv\u00ed.<\/p>\n
Quiero decir que volv\u00ed a Cerde\u00f1a.<\/p>\n
Durante muchos a\u00f1os la he mantenido escondida en mis agendas y en mis pensamientos. Repetidamente me he preguntado si no estaba arriesg\u00e1ndome a infravalorar una vivencia del azar. Y hoy con mucha atenci\u00f3n me he puesto a escuchar a mi coraz\u00f3n.<\/p>\n
En la severa interpretaci\u00f3n que yo daba a mi sacerdocio, Don Chiandotto me plante\u00f3 otras posibilidades. \u201cNo has venido a Roma a estudiar s\u00f3lo, Paco. Seg\u00fan vas sumando meses crece la \u00edntima tensi\u00f3n que debes tener con tu vida misma. \u00bfNo te pesa tener que ser siempre tan perfecto?\u201d.<\/p>\n
Ah\u00ed es nada y tal y qu\u00e9 se yo.<\/p>\n
\u201cNo, no me pesa, Don Luis. Me libera de buscar otras finalidades a mis actos. Adem\u00e1s eso est\u00e1 muy bien visto. \u00bfQu\u00e9 me quiere decir?\u201d.<\/p>\n
\u201cTe quiero decir que el sacerdocio no es consuelo, ni ostentaci\u00f3n, ni estabilidad, ni carrera. Compagina la Gregoriana con Cerde\u00f1a\u201d.<\/p>\n
Y con una imprevisible prontitud y despreocupada sinceridad conclu\u00ed: \u201cLo har\u00e9, Don Luis\u201d. Y ya no hubo vacaciones de Navidad ni de Semana Santa que no me desplazara a Nulvi, donde desde la parroquia de Santa Mar\u00eda de la Asunci\u00f3n me entregu\u00e9 en cuerpo y alma a los sardos de la Gallura.<\/p>\n
Llegados a este punto, amigo Javier Valiente, tengo que hacer una pausa apenas perceptible, con ojos repentinamente llorosos, como si me hubiese entrado una arena y me echo a correr hacia las iglesias de Nulvi o Perfugas, Castelsardo o Martis, o Aggius, o Porto Cervo como empujado por mil resortes. Hay cosas que no tienen precio, de un fuerte valor sentimental para un sacerdote.<\/p>\n
El ministerio de la \u201cextremaunci\u00f3n\u201d, Frances<\/em>, apostill\u00f3 don De Rosa.<\/p>\n Quien haya asistido a una de esas \u201cextremaunciones\u201d o haya acompa\u00f1ado al \u201cvi\u00e1tico\u201d sabe que, durante ese evento, en el auditorio m\u00e1s dom\u00e9stico y hasta en el pueblo m\u00e1s entero se hac\u00eda un silencio muy peculiar en el que resultaba hasta dudoso que a alguien se le pasara por la cabeza respirar.<\/p>\n Hasta en treinta y ocho ocasiones recorr\u00ed con angustia las casas de otros treinta y ocho enfermos sardos para ofrecerles esa \u201cunci\u00f3n de enfermos\u201d a lo largo de esos cuatro a\u00f1os. Y mis zapatos de suela llenaron de eco todas las sacrist\u00edas, e incluso parec\u00eda que sacud\u00edan de su somnolencia la b\u00f3veda de las naves de los templos.<\/p>\n \u201cPor esta santa Unci\u00f3n<\/em><\/p>\n y por su bondadosa misericordia<\/em><\/p>\n te ayude el Se\u00f1or con la gracia del Esp\u00edritu Santo. Am\u00e9n<\/em>\u201d.<\/p>\n Frente a la muerte eran hombres y mujeres a la contra de todas las convenciones. Aut\u00f3nomos ya en su da\u00f1o, incapaces de ablandar la parte m\u00e1s osea de sus temores. Muy por el contrario: \u00e9stos crec\u00edan a tan buen ritmo que en su final iba a estar la clave.<\/p>\n Todo era como un ritmo animal que el ritual romano lo gestionaba maravillosamente. Siempre me acompa\u00f1aba alg\u00fan Possadino: o Santuccio o Michelino; o alg\u00fan Carruccio: o Patrizia o Gianni; o alg\u00fan Fois: o Elena o Egidio. As\u00ed nos parec\u00eda razonable a todos constatar hasta qu\u00e9 puesto con la desaparici\u00f3n del fallecido, est\u00e1bamos desapareciendo un poco nosotros tambi\u00e9n.<\/p>\n Y pensar, amigo Javier, que yo contaba con 27 a\u00f1os y ellos todos entre 16 y 20. Sin embargo, en ese momento de la \u201cextremaunci\u00f3n\u201d, sent\u00edamos un desplazamiento del alma que yo raramente hab\u00eda conocido, algo as\u00ed como el ensanchamiento de una llanura, por ejemplo en la Alcarria, dentro del espeso bosque de nuestra tranquilidad sin \u00e1rboles.<\/p>\n -Estas empezando a coger color de difunto, Frances<\/em> \u2013me suelta Santuccio<\/em>.<\/p>\n -No digas tonter\u00edas. Es el cura m\u00e1s \u201ccarino<\/em>\u201d que ha tenido Nulvi \u2013a\u00f1ade alma<\/em> y recalca Ignazia<\/em>.<\/p>\n Los dem\u00e1s hermanos se re\u00edan ocultos en el pasillo de entrada: Francesca, Michelino, Natalia.<\/p>\n -Como que te llaman en la Gallura il prete stecchino<\/em> (el cura enterrador).<\/p>\n Quer\u00eda traerte aqu\u00ed los seis nombres, amigo Javier, de los Possadino, junto al de su padre viudo Ignazio<\/em>, porque el se\u00f1or\u00edo de su casa y de sus amistades ven\u00eda a contrarrestar el dolor acobijado de los velatorios.<\/p>\n -Ante la muerte se vomitan todos los gritos de perd\u00f3n, rabia y miserias acumulados durante la vida \u2013fue ya la voz de Don Chiandotto en Roma-. Te habr\u00e1s dado cuenta ya que en la vida lo que importa son las ca\u00f1er\u00edas, las tripas, las adiciones. Hay una percusi\u00f3n total y feroz entre hombres y cosas.<\/p>\n Amigo Javier, si de una cosa me tengo que arrepentir y mucho es de no haber ejercido m\u00e1s el ministerio de la \u201cextremaunci\u00f3n\u201d. Creo que nuestro buen Dios me perdona. Asunto personal. Adem\u00e1s, me pesa ya muy poco la perfecci\u00f3n.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":" Y volv\u00ed. Quiero decir que volv\u00ed a Cerde\u00f1a. Durante muchos a\u00f1os la he mantenido escondida en mis agendas y en mis pensamientos. Repetidamente me he preguntado si no estaba arriesg\u00e1ndome a infravalorar una vivencia del azar. Y hoy con mucha atenci\u00f3n me he puesto a escuchar a mi coraz\u00f3n. En la severa interpretaci\u00f3n que yo […]<\/p>\n","protected":false},"author":10,"featured_media":5979,"comment_status":"open","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"","_et_pb_old_content":"","_et_gb_content_width":"","footnotes":""},"categories":[362,363],"tags":[],"yoast_head":"\n