{"id":652,"date":"2017-12-04T09:35:44","date_gmt":"2017-12-04T09:35:44","guid":{"rendered":"https:\/\/salesianos.info\/?p=652"},"modified":"2017-12-04T09:35:44","modified_gmt":"2017-12-04T09:35:44","slug":"espiritualidad-matrimonial-y-familiar","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/salesianos.info\/blog\/espiritualidad-matrimonial-y-familiar\/","title":{"rendered":"Espiritualidad matrimonial y familiar"},"content":{"rendered":"
Hace ya varias d\u00e9cadas, cuando el Concilio Vaticano II se refer\u00eda al apostolado de los laicos, destacaba la espiritualidad que brota de la vida familiar. Dec\u00eda que la espiritualidad de los laicos debe asumir caracter\u00edsticas peculiares por raz\u00f3n del estado de matrimonio y de familia y que las preocupaciones familiares no deben ser algo ajeno a su estilo de vida espiritual\u2026 La comuni\u00f3n familiar bien vivida es un verdadero camino de santificaci\u00f3n en la vida ordinaria y de crecimiento m\u00edstico, un medio para la uni\u00f3n \u00edntima con Dios<\/em> (Amoris laetitia 313 y 316).<\/p>\n Se entiende la espiritualidad como la vida seg\u00fan el esp\u00edritu. La espiritualidad cristiana es, por consiguiente, la forma de vida guiada por el Esp\u00edritu de Cristo. Es presencia, camino y dominio del Esp\u00edritu que conduce a vivir el Evangelio del amor, el seguimiento de Jes\u00fas<\/strong>, el compromiso por el Reino de Dios. Consiste esencialmente en vivir la caridad perfecta, que adquiere diferentes matices seg\u00fan el estado de vida, que cada uno ha elegido.<\/p>\n En concreto, la espiritualidad conyugal-familiar procede del sacramento del matrimonio y est\u00e1 llamada a vivirse en pareja y en el \u00e1mbito de las relaciones propias de la familia: padres, hijos y hermanos entre s\u00ed. Desde esta perspectiva, el papa Francisco<\/strong> se\u00f1ala en el \u00faltimo cap\u00edtulo de Amoris laetitia<\/em> algunos rasgos caracter\u00edsticos de esta espiritualidad.<\/p>\n Cristo unifica la vida familiar<\/strong><\/p>\n En la base de la familia est\u00e1 el matrimonio, signo visible del amor con el que Cristo ama a la Iglesia. Por ello, la espiritualidad conyugal-familiar es una espiritualidad cristoc\u00e9ntrica. Si la familia logra concentrarse en Cristo, \u00e9l unifica e ilumina toda la vida familiar. De este modo, los sufrimientos y las angustias se viven en comuni\u00f3n con la cruz del Se\u00f1or. Y los momentos de gozo, el descanso o la fiesta y tambi\u00e9n la sexualidad, se experimentan como una participaci\u00f3n en la vida plena de su resurrecci\u00f3n.<\/p>\n En este contexto, \u201cla oraci\u00f3n en familia es un medio privilegiado para expresar y fortalecer esta fe pascual\u201d (AL 318). A trav\u00e9s de la oraci\u00f3n, la familia cristiana comparte su fe y pone a Dios en el centro de su vida. Por eso la vida espiritual de la familia tiene que cuidar momentos de oraci\u00f3n en com\u00fan. Es bueno que los esposos recen juntos, y recen tambi\u00e9n junto con los hijos. Su misma vida es el contenido de su oraci\u00f3n. Es bueno \u201cdecirle las cosas que preocupan, rogar por las necesidades familiares, orar por alguno que est\u00e1 pasando un momento dif\u00edcil, pedirle ayuda para amar, darle gracias por la vida y por las cosas buenas, pedirle a la Virgen que proteja con su manto de madre\u201d (AL 318).<\/p>\n <\/p>\n Espiritualidad del amor<\/strong><\/p>\n La espiritualidad familiar es espiritualidad del amor exclusivo y libre. En cuanto derivada y alimentada por el sacramento del matrimonio, la espiritualidad familiar encuentra su verdadero centro en el amor conyugal. Lo m\u00e1s propio del amor conyugal es su car\u00e1cter de totalidad. Implica la donaci\u00f3n y entrega rec\u00edproca de los c\u00f3nyuges, la donaci\u00f3n corporal, afectiva y espiritual. Es decir, comporta la entrega del cuerpo, como expresi\u00f3n del propio ser y de toda la persona: \u201cLos esposos asumen el desaf\u00edo y el anhelo de envejecer y desgastarse juntos y as\u00ed reflejan la fidelidad de Dios\u201d (AL 319). Esta decisi\u00f3n marca un estilo de vida.<\/p>\n Espiritualidad de comuni\u00f3n<\/strong><\/p>\n Seg\u00fan Francisco, la espiritualidad familiar es sobre todo espiritualidad de comuni\u00f3n sobrenatural: \u201cLa presencia del Se\u00f1or habita en la familia real y concreta, con todos sus sufrimientos, luchas, alegr\u00edas e intentos cotidianos\u2026 En definitiva, es una espiritualidad del v\u00ednculo habitado por el amor divino\u201d (AL 315). Y una comuni\u00f3n familiar vivida es un verdadero camino de santificaci\u00f3n en la vida ordinaria.<\/p>\n El amor conyugal crea la comuni\u00f3n de personas y el \u00e1mbito m\u00e1s propicio para vivir la comuni\u00f3n de amor entre Dios y los hombres. La vida en comuni\u00f3n es, pues, una dimensi\u00f3n esencial de la espiritualidad familiar. No se trata solo de una comuni\u00f3n natural y humana, fundada en los v\u00ednculos de la carne y de la sangre, sino tambi\u00e9n de una comuni\u00f3n sobrenatural \u201cnueva\u201d, que surge en virtud de la fe y de los sacramentos, en particular, en virtud del sacramento del matrimonio. La fuente inagotable de esta comuni\u00f3n es el Esp\u00edritu Santo, que vincula a los creyentes con Cristo y entre s\u00ed, en la unidad de la Iglesia.<\/p>\n <\/p>\n Espiritualidad del cuidado, del consuelo y del est\u00edmulo<\/strong><\/p>\n Finalmente, la espiritualidad familiar es tambi\u00e9n espiritualidad del cuidado y de la acogida. En este sentido se refiere Francisco a la familia como \u201cel hospital m\u00e1s cercano\u201d. Y anima a todos sus miembros a vivir as\u00ed: \u201cCur\u00e9monos, conteng\u00e1monos, y estimul\u00e9monos unos a otros, y viv\u00e1moslo como parte de nuestra espiritualidad\u201d (AL 321).<\/p>\n Pero, adem\u00e1s, bajo el impulso del Esp\u00edritu, la familia sale tambi\u00e9n de s\u00ed misma para derramar su bien en otros, para cuidarlos y buscar su felicidad. Esta apertura se expresa particularmente en la hospitalidad: \u201cCuando la familia acoge y sale hacia los dem\u00e1s, especialmente hacia los pobres y abandonados, es s\u00edmbolo, testimonio y participaci\u00f3n de la maternidad de la Iglesia\u201d (AL 324).<\/p>\n TESTIMONIO FAMILIAR<\/p>\n \u201cAmor al atardecer de la vida\u201d<\/strong><\/p>\n \u201cCuando el vino se a\u00f1eja con esta experiencia del camino, all\u00ed aparece, florece en toda su plenitud, la fidelidad de los peque\u00f1os momentos de la vida. Es la fidelidad de la espera y de la paciencia. Esa fidelidad llena de sacrificios y de gozos va como floreciendo en la edad en que todo se pone a\u00f1ejo y los ojos se ponen brillantes al contemplar los hijos. Como ense\u00f1aba san Juan de la Cruz<\/strong>, \u00ablos viejos amadores son los ya ejercitados y probados\u00bb. Esto supone haber sido capaces de superar juntos las crisis y los tiempos de angustia, sin escapar de los desaf\u00edos ni esconder las dificultades\u201d (Amoris Laetitia<\/em>, 231).<\/p>\n <\/p>\n Juan Manuel P\u00e9rez Ferrete<\/strong> y Pepita Camacho Camacho<\/strong> son un matrimonio de 88 y 87 a\u00f1os, salesianos cooperadores y padres de tres hijos, un salesiano, una educadora, un actor. Se conocieron y se enamoraron delante de la imagen de Mar\u00eda Auxiliadora, maduraron su amor y dieron origen a su familia, siempre arropados por la casa de la Trinidad y la familia salesiana. El pasado septiembre, rodeados por su familia, amigos y familia salesiana celebraron 50 a\u00f1os de fidelidad en el amor, como matrimonio.<\/p>\n Compartir con ellos cualquier encuentro espont\u00e1neo, intercambiar con ellos gestos, miradas y algunas palabras, es contagiarse dulcemente de esa ternura entra\u00f1able que s\u00f3lo pueden transmitir aquellos que han hecho un largo camino juntos, poniendo al Dios de Jes\u00fas en el centro de sus vidas y de su familia. Testimonios como el suyo nos ayudan a todos a ser fieles a nuestro compromiso y a entregarnos plenamente al otro a lo largo del tiempo en los buenos y en los malos momentos. S\u00f3lo merece la pena vivir la vida desgast\u00e1ndose lentamente por amor, envejecer junto a la persona amada. Juan Manuel quiere compartir con todos los lectores del Bolet\u00edn Salesiano<\/em> la alegr\u00eda de ese d\u00eda.<\/p>\n Una experiencia inolvidable<\/strong><\/p>\n \u201cEscribo estas letras a ra\u00edz de la celebraci\u00f3n de nuestras Bodas de Oro matrimoniales, vividas en la Bas\u00edlica de Mar\u00eda Auxiliadora de la Stma. Trinidad de Sevilla, palpando muy de cerca el amor de Dios sobre nuestras vidas.<\/p>\n Desde hac\u00eda bastante tiempo, empezamos a prepararnos para que cuando llegara el d\u00eda 23 de septiembre, encontrarnos en forma, para renovar el Sacramento de nuestro matrimonio. Son muchas las cosas que ten\u00edamos que tener en cuenta; alegr\u00eda, desprendimiento, esp\u00edritu de servicio, agradecimiento. Aunque todas son importantes considero primordial la uni\u00f3n y el perd\u00f3n, no sinti\u00e9ndose nunca superior al otro.<\/p>\n Un impulso que sentimos, antes de salir de casa, fue que todo el que nos acompa\u00f1ara y participara en la celebraci\u00f3n recibiera la bendici\u00f3n del Se\u00f1or como nosotros. Hubo momentos que nos emocionaron por el cari\u00f1o y entrega de mis hijos, familiares, y todos los que nos acompa\u00f1aron.<\/p>\n Por eso, es imposible no dar gracias a Dios y a la Auxiliadora, por la vida que nos da por tener unos hijos maravillosos, por vivir en el seno de la Iglesia, que nos acompa\u00f1a en el camino de la vida, procurando vivir con sencillez, participando del Amor de Dios, perdonando siempre que se presente la ocasi\u00f3n\u201d.<\/p>\n Juan <\/strong>y Pepita<\/strong><\/p>\n SS.CC. del Centro de la Stma Trinidad -Sevilla<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":" Hace ya varias d\u00e9cadas, cuando el Concilio Vaticano II se refer\u00eda al apostolado de los laicos, destacaba la espiritualidad que brota de la vida familiar. 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