{"id":71205,"date":"2022-03-01T09:05:19","date_gmt":"2022-03-01T09:05:19","guid":{"rendered":"https:\/\/salesianos.info\/?p=71205"},"modified":"2022-03-01T09:05:19","modified_gmt":"2022-03-01T09:05:19","slug":"la-capa","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/salesianos.info\/blog\/la-capa\/","title":{"rendered":"La capa"},"content":{"rendered":"

Recuperando la dignidad<\/strong><\/p>\n

Fui una capa lujosa y se\u00f1orial. Me deterior\u00e9 poco a poco. He descendido todos los pelda\u00f1os del deshonor.<\/p>\n

De mis primeros tiempos tan s\u00f3lo recuerdo a mi due\u00f1o: un prohombre de la aristocracia turinesa. Le acompa\u00f1\u00e9 a fiestas fastuosas y espl\u00e9ndidas. Pero d\u00eda aciago un nuevo gobierno posterg\u00f3 a la aristocracia. Mi due\u00f1o perdi\u00f3 prestigio. Confiscaron su fortuna. Pas\u00e9 meses colgada en una percha de su armario\u2026 Al final, me vendi\u00f3.<\/p>\n

Mi nuevo amo era un burgu\u00e9s sin escr\u00fapulos: carcajada ir\u00f3nica y mirada libidinosa. Nefasto empresario, compaginaba la explotaci\u00f3n de ni\u00f1os en su f\u00e1brica textil con noches entregadas al juego de naipes. Al principio la suerte le hac\u00eda gui\u00f1os. Tah\u00far afortunado. Pero su buena estrella se torn\u00f3 esquiva de pronto. Se arruin\u00f3. Y yo di con mis entretelas en el \u201cMonte di Piet\u00e0\u201d de Tur\u00edn. Me empe\u00f1\u00f3 por unas m\u00edseras monedas.<\/p>\n

Meses despu\u00e9s pas\u00e9 a manos de dos hombres torvos cuyo \u00fanico oficio era el hurto. Robaban al amparo de la oscuridad y dorm\u00edan de d\u00eda amodorrados por la grappa<\/em> y el vino.<\/p>\n

Nunca olvidar\u00e9 aquella noche. Mis sombr\u00edos propietarios planeaban utilizarme para cubrir la cabeza de las personas a las que iban a atracar en el camino de Valdocco. Me sent\u00eda tan ajada y sucia que no tuve fuerzas para quejarme.<\/p>\n

Lloviznaba. Se apostaron al borde de la calzada. Lleg\u00f3 la primera v\u00edctima. Me pareci\u00f3 un sacerdote. Le siguieron. Aceler\u00f3 su marcha. La sotana le imped\u00eda dar pasos largos.<\/p>\n

Se abalanzaron sobre \u00e9l… Con mi cuerpo de tela negra, le cubrieron la cabeza. Cay\u00f3. Le inmovilizaron sobre los charcos del camino. Descargaron golpes a ciegas. Yo apretaba los cabellos ensortijados del joven sacerdote. Sent\u00eda los latidos de sus sienes. Le registraron. Tan s\u00f3lo hallaron en sus bolsillos un pa\u00f1uelo y un rosario gastado. Era pobre y bueno… Nuevos golpes.<\/p>\n

En aquel momento quise morirme de asco y verg\u00fcenza: me estaba convirtiendo en una siniestra capucha al servicio de la violencia y la tortura\u2026<\/p>\n

Haciendo un supremo esfuerzo, destens\u00e9 las fibras de mi tejido. Afloj\u00e9 la presi\u00f3n sobre la cabeza de aquel pobre cura. Respir\u00f3. Llen\u00f3 sus pulmones de aire\u2026 Y pronunci\u00f3 una extra\u00f1a palabra. No fue un gemido, ni una oraci\u00f3n\u2026 fue simplemente un grito prolongado: \u201c\u00a1Griiissss!\u201d.<\/p>\n

\"\"<\/p>\n

Y en medio de la noche se escuch\u00f3 un ladrido recio y profundo\u2026 Luego, el rumor creciente de un perro lanzado a la carrera en busca de la presa. Segundos despu\u00e9s los dos ladrones yac\u00edan inmovilizados sobre el camino. En sus ojos, terror. En labios, una s\u00faplica: \u201c\u00a1Por favor, llame al perro!\u201d.<\/p>\n

Don Bosco, que as\u00ed se llamaba el sacerdote, les liber\u00f3 del perro. Huyeron. \u00c9l sigui\u00f3 hacia el Oratorio donde le esperaban sus muchachos. Un nuevo y fiel amigo acompa\u00f1aba sus pasos.<\/p>\n

Yo qued\u00e9 tirada bajo unos arbustos que crecen al borde del camino. Ah\u00ed permanezco todav\u00eda. Aunque la lluvia y el sol deterioran el tejido de mi cuerpo, espero mi final con una sonrisa. Aquella noche recuper\u00e9 mi dignidad de capa: ayud\u00e9 a Don Bosco a llamar a \u201cGris\u201d, su misterioso perro. Son cosas sorprendentes que ocurren a veces.<\/p>\n

Nota:<\/em> Noviembre 1854. Una noche lluviosa regresaba Don Bosco al Oratorio. Dos ladrones le atracaron tap\u00e1ndole la cabeza con una capa. Un misterioso perro, al que Don Bosco llamar\u00e1 \u201cGris\u201d, acudi\u00f3 en su defensa. (Memorias del Oratorio. D\u00e9cada 3\u00aa, n\u00ba 24).<\/em><\/p><\/blockquote>\n

Fuente: Bolet\u00edn Salesiano<\/strong><\/em><\/p>\n

<\/div>\n