Carta al presidente de la \u201cFundaci\u00f3n Sefarad\u201d<\/p>\n
Don Mauricio Hatchwell Toledano<\/p>\n
Jerusal\u00e9n<\/em><\/p>\n Amigo Don Mauricio; \u201cShalom\u201d:<\/p>\n Espero que al recibo de \u00e9sta se encuentre usted bien, yo bien gracias a Dios.<\/p>\n Han pasado treinta a\u00f1os que nos conocimos. Trein-ta.<\/p>\n Treinta a\u00f1os de silencio.<\/p>\n Treinta a\u00f1os de frontera, sombra y ceniza de palabras.<\/p>\n Pero tambi\u00e9n de soporte.<\/p>\n \u201cSilentium tibi laus<\/em> \/ El silencio es tu alabanza\u201d, cantan los monjes en la inteligencia de sus claustros. Porque \u201cel m\u00e1s discreto hablar no es tanto como el silencio\u201d, escribi\u00f3 Lope de Vega<\/em> en La dama boba<\/em>. Bien. O sea.<\/p>\n Terminaba mi carta de hace un mes habl\u00e1ndote de la cultura de la cancelaci\u00f3n, ya sabes. Borrar la memoria hist\u00f3rica de una persona, de un grupo, de un partido, de una cultura. En vano. Todo lo acaecido regresa furiosamente, con aire abusivo de revancha, o con aire clemente de vida desbordante cancelada.<\/p>\n A quien no ha cre\u00eddo nunca en la cancelaci\u00f3n total la realidad acaba d\u00e1ndole la raz\u00f3n. M\u00e1s todav\u00eda, elogi\u00e1ndole la mesura y la espera. Al sereno cierra bares, que uno es (no te olvides que me destetaron con cerveza de los bares de Lavapi\u00e9s) se le pone entonces cara de Ian Malcolm<\/em> cuando la vida se abre camino y los tiranosaurios salen de sus verjas en porretas. Tiranosaurios aparte, ese odio es ficci\u00f3n (Sara, la hija del mejor vascular de Madrid, dice que \u201cel odio es pa flojitos\u201d), hoy lo llaman postureo: nada m\u00e1s suave y dulce e inteligente que ver pasar por delante de tu porche el cad\u00e1ver de profetas pol\u00edticos, religiosos, sociales, adanistas o parteros marxistas de la historia que no se cansan de equivocarse.<\/p>\n A lo largo de mi vida pens\u00e9 muchas veces en vuestra cancelaci\u00f3n<\/em> en Sefarad<\/em> a partir de 1492. Una forma de muerte m\u00e1s, estudiada, programada, consentida entre tunantes y trapaceros. Amigo Mauricio, no existe una muerte correcta, si acaso alguna mejor que otras. Pero la exuberante amenaza est\u00e1 ah\u00ed y lo complicado es razonarla. Esto viene a cuento de que vuelvo a releer con entusiasmo mi libro \u201cLos Jud\u00edos\u201d<\/em> que publicamos en la Fundaci\u00f3n Sancho el Sabio<\/em> en 1992. Un libro vivo por dentro y hasta por fuera, de la mano de Chagall, por el sent\u00ed siempre admiraci\u00f3n desbordante.<\/p>\n No me quito de la cabeza algunas certezas o algunas preguntas; y entre hipos y risas canalizo mi rencor por eso que antes o despu\u00e9s me hab\u00eda de llegar a m\u00ed: la muerte social en Vitoria desde \u201cSancho el Sabio<\/em>\u201d, en vano. Los muertos, amigo Mauricio, nunca mueren del todo. \u201cLos muertos que vos mat\u00e1is \u2013dice Zorrilla\u2013, gozan de buena salud\u201d, muy buena y cuento y canto ochenta a\u00f1os, se\u00f1or Presidente de la Kutxa Vital<\/em>. Ah\u00ed est\u00e1 el perverso refinamiento del asunto.<\/p>\n Amigo Mauricio, acurrucados ya los dos en la desmemoria, \u201cal otro lado del oc\u00e9ano de los a\u00f1os\u201d (Hierro), sangramos vida por las venas ancianas o muertas. Sabemos como Lope, que lo que transcurre de nuestra vida es \u201cparte de la muerte\u201d. Los dos creemos en el m\u00e1s all\u00e1 y la eternidad es vida nunca sue\u00f1o.<\/p>\n Del estallido b\u00e9lico en Ucrania ya te habl\u00e9 en la carta anterior. Extra\u00eddos de su tierra primigenia, miles y miles de ucranianos \u2013ni\u00f1os, mujeres y ancianos\u2013 caminan hacia Polonia, Rumania, Italia, Espa\u00f1a, Lituania, Estonia, abiertos al amor profundo de las almas que marchan juntas \u201chacia el mismo nido caliente\u201d.<\/p>\n Salen con lo puesto<\/em>, para recoger con ternura un pu\u00f1ado de nieve o en Malta, o en Grecia, o en Portugal, o en Francia. En su celo secreto brama un exceso, un despilfarro que no da tregua: la ausencia de los hombres, de los j\u00f3venes, roncos por las llamaradas de los bombardeos y de las cenizas en las calles de Ucrania.<\/p>\n Los hombres de Ucrania resisten en Ucrania. No pueden sustraerse a la tortura de la invasi\u00f3n injusta. Piensan hirviendo de fiebre que la suerte de sus hijos, de sus esposas: ya perdidos. Es 2022.<\/p>\n Sefarad<\/em> sal\u00eda con lo puesto<\/em> en 1492 camino del destierro.<\/p>\n El abrazo de sus hombres contra sus cuerpos transmit\u00eda m\u00e1s fuerza de la necesaria para sostenerse, para caminar, para avanzar, para llegar a la \u201cTierra Prometida\u201d.<\/p>\n Sefarad<\/em> era severa, en sus modales, como reproche de quien arrastraba sin hablar. El hierro se hab\u00eda vuelto cristal. Sefarad<\/em> sal\u00eda con lo puesto<\/em> y la llave de su casa para la vuelta. La vida espa\u00f1ola se evaporaba, camino del Norte de \u00c1frica, distra\u00edda, olorosa, quebrada, violada, desplazada; ya se volver\u00eda dentro y muy dentro otra vez a cucharaditas, m\u00e1s suya que antes, merecida, gastada, experimentada, recuperada. Ser\u00edan cinco siglos de cucharaditas.<\/p>\n Doscientos mil sefard\u00edes sal\u00edan con lo puesto.<\/p>\n Eran el \u00faltimo eslab\u00f3n de una red de hierro.<\/p>\n Tendr\u00edan que consumar el tiempo \u2013cinco siglos, se dice pronto\u2013 como un rancho, siempre junto a otros pueblos, magra raci\u00f3n para conservarse enteros. Pensamientos, deseos, afectos, como de muchachos de excursi\u00f3n que, de repente, tienen que volverse serios. Sin Memoria<\/em>, sin libros que la velen, aparecer\u00eda Sefarad<\/em> desnuda; peor, diluida, mezclada, desaparecida en otras culturas, otros pueblos, otras religiones, como p\u00e1lpito postizo de una sentencia ejecutada en seco, all\u00ed dentro, en el recinto de un tiempo que no existi\u00f3.<\/p>\n La cancelaci\u00f3n de Sefarad<\/em>.<\/p>\n Hombres, edad feroz; mujeres, edad f\u00e9rtil; ni\u00f1os, edad alejada; incapaces todos de creer en los nuevos pa\u00edses que ten\u00edan a su alrededor, inmensos para habilitarlos, inmensos para encontrarse. Sobre algunos de ellos habr\u00edan de cerrarse como celda<\/em> con el tiempo y como ghetto<\/em>, alisado por los siglos, hierro acristalado y virolento de holl\u00edn salado por la grasa de las penas.<\/p>\n La cancelaci\u00f3n.<\/p>\n La alarmante cancelaci\u00f3n de seis millones de jud\u00edos el pasado siglo. Qu\u00e9 vida desbordante acumula la muerte.<\/p>\n Conclu\u00eda yo mi libro \u201cLos Jud\u00edos\u201d<\/em> (Vitoria 1992) en la contraportada as\u00ed: \u201cNi los grandes n\u00fameros tienen sentimientos, ni las estad\u00edsticas hacen llorar a nadie\u2026 Por el contrario, el impaciente esfuerzo por comprender nuestro pasado \u2013todo\u2013, aunque no nos haga m\u00e1s felices, podr\u00e1 hacernos m\u00e1s prudentes\u201d.<\/p>\n Y c\u00f3mo conven\u00eda detectar cu\u00e1nto antes a los fan\u00e1ticos y a los moralistas de la muerte ajena, pues, oye, con lo que nuestro ten\u00edamos cuerda suficiente, reunimos en exposici\u00f3n, \u00fanica e irrepetible, el pasado cultural de Sefarad<\/em> \u2013todo\u2013 de la secci\u00f3n de manuscritos y raros de la Biblioteca Nacional, de la Real Biblioteca de El Escorial, del \u201cMuseo del Oriente B\u00edblico del Monasterio de Montserrat\u201d y de los archivos de Vitoria-Gasteiz.<\/p>\n La exposici\u00f3n fue todo un \u00e9xito. La visitaron unos 15.000 vitorianos y alaveses. M\u00e1s de un cl\u00e9rigo nacionalista intent\u00f3 pintarme la cara. Alg\u00fan fraile casposo, vago y deshilado, quiso traerme palabras brutas del franquismo, pero el silbido de un chico callejero de posguerra avisa antes de morder. S\u00f3lo los grajos suelen planear una y otra vez sobre los pe\u00f1ascos de la carnaza. O sea.<\/p>\n Me apareci\u00f3 no hace mucho entre mis papeles mil la foto que encabeza el articulillo de hoy \u2013nuestra segunda carta\u2013. Me la envi\u00f3 presidencia de la Kutxa Vital<\/em> en su momento. Est\u00e1 llena de recuerdos y de significados.<\/p>\n Viniste a Vitoria sobrado y lo diste a entender.<\/p>\n El punto donde nos encontramos era estrecho, pero suficiente, el escenario de la Sala San Prudencio<\/em>. Nos presentamos, nos saludamos y nos sentamos para tu conferencia: \u201cEl sefardismo y la Pen\u00ednsula Ib\u00e9rica<\/em>\u201d. Presid\u00eda el acto el alcalde de Vitoria, se\u00f1or Cuerda. La autoridad cuando llega refresca y refuerza.<\/p>\n Sefarad<\/em> lleva pasado que no se ve.<\/p>\n Don Mauricio Hatchwell Toledano tambi\u00e9n.<\/p>\n Las mejores cosas de la vida, como del amor, suceden por casualidad, se comprenden luego, \u00bfsabes? Cre\u00eda que tu visita era principio para \u201cSancho el Sabio\u201d<\/em> de una m\u00e1s vasta vida juntos con \u201cFundaci\u00f3n Sefarad\u201d<\/em>, era t\u00e9rmino en cambio. Cre\u00eda en el despu\u00e9s y fue el antes. Me lat\u00edan en la cabeza a insistentes ta\u00f1idos de campana las s\u00edlabas de nuestro poeta espa\u00f1ol:<\/p>\n \u201cPor ir al Norte, fue al Sur. \/ Crey\u00f3 que el trigo era agua. \/ Se equivocaba. \/ Crey\u00f3 que el mar era el cielo; \/ que la noche, la ma\u00f1ana. \/ Se equivocaba. \/ Que las estrellas, roc\u00edo; \/ que el calor, la nevada. \/ Se equivocaba\u201d. Una cantante italiana creo que puso m\u00fasica a esos versos. La m\u00fasica, como la sal, conserva mejor. Me equivoqu\u00e9 y entre tanto me fui curando de la vida, del amor, de sus muchos ataques de felicidad.<\/p>\n Me he ido acostumbrando a las ciudades vividas, ca\u00f1er\u00edas que perd\u00edan amor y vida por todas sus fuentes. Las atraves\u00e9 con los ojos que tengo de nuevo de viejo: El Retiro<\/em> est\u00e1 lleno de ni\u00f1os y de madres que no me conciernen.<\/p>\n Salen los hijos de Ucrania con lo puesto, Mauricio.<\/p>\n Sal\u00eda Sefarad con lo puesto. Doscientos mil sefard\u00edes sal\u00edan con lo puesto.<\/p>\n Todo, todo, lo acaecido regresa furiosamente, con aire abusivo de revancha, o con aire clemente de vida desbordante cancelada.<\/p>\n Shalom<\/em>, amigo Paco.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":" Carta al presidente de la \u201cFundaci\u00f3n Sefarad\u201d Don Mauricio Hatchwell Toledano Jerusal\u00e9n Amigo Don Mauricio; \u201cShalom\u201d: Espero que al recibo de \u00e9sta se encuentre usted bien, yo bien gracias a Dios. Han pasado treinta a\u00f1os que nos conocimos. Trein-ta. Treinta a\u00f1os de silencio. Treinta a\u00f1os de frontera, sombra y ceniza de palabras. 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