{"id":76620,"date":"2022-05-11T11:47:08","date_gmt":"2022-05-11T11:47:08","guid":{"rendered":"https:\/\/salesianos.info\/?p=76620"},"modified":"2022-05-12T10:29:47","modified_gmt":"2022-05-12T10:29:47","slug":"nuestra-senora-de-las-lavanderas-de-madrid","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/salesianos.info\/blog\/nuestra-senora-de-las-lavanderas-de-madrid\/","title":{"rendered":"NUESTRA SE\u00d1ORA\u2026 DE LAS LAVANDERAS DE MADRID"},"content":{"rendered":"
MAR\u00cdA AUXILIADORA DE SALESIANOS-ATOCHA<\/strong><\/p>\n Amigo Javier:<\/p>\n El mensaje de que Madrid se prepara, a pasos agigantados, para ser el club n\u00e1utico<\/em> de las fortunas de medio mundo est\u00e1 calando por doquier. Pero es que adem\u00e1s, el registro de la propiedad viene a confirmarlo. O sea.<\/p>\n Por otra parte esa vocaci\u00f3n espl\u00e9ndida se nota en la cantidad de empresas, chiringuitos pantalla, fondos aves de presa, que adquieren lonjas, casas o edificios enteros a destajo en algunas zonas de buen timbre. Pero me temo que todav\u00eda Madrid es la expresi\u00f3n pura del azar ingr\u00e1vido del mercado laboral.<\/p>\n \u00bfNo te parece que la credencial de la mano de obra es bastante invisible, maltratada, precaria?<\/p>\n Yo escucho la vida de Madrid en la infame negrura de la vida de mi barrio: la calle de Atocha, las Rondas, Santa Isabel, Embajadores, Argumosa\u2026 Suceden demasiadas amenazas en cualquiera, capaces de echarlo todo a perder (sin calefacci\u00f3n, con la luz apagada, sin llamar por tel\u00e9fono), reduciendo la existencia a despojo disgregado.<\/p>\n El milagro, oye amigo, es que las cosas finalmente salen, una y otra vez. Y, sin embargo, jam\u00e1s hay garant\u00eda de nada. Creo que no estamos preparados para ser aquello que todav\u00eda no sabemos ser.<\/p>\n Surqu\u00e9 el Madrid de posguerra, enjaulados los ojos: primero en el Grupo Escolar Miguel de Unamuno<\/em> y despu\u00e9s en Salesianos Atocha<\/em>, azotado el rostro por la resignaci\u00f3n, la intemperie y la valent\u00eda. Me fui dando cuenta que en la posguerra se aprend\u00eda a ignorar, a avanzar, a recordar con agon\u00eda, a que el nombre de mi padre Rom\u00e1n<\/em>, no retumbara como una culpa o como una herida y los de mi madre Nieves<\/em> y mi abuela Mam\u00e1 Nona<\/em> como la voz con la que gime la llama de amor viva.<\/p>\n Mira, Madrid sigue siendo un poco el contenedor de nuestra propia suciedad, lo cual es un contrasentido, ahora que todo se tapa enseguida y lo antes posible y de cualquier forma. Lo mismo da la inmundicia pol\u00edtica que informativa, la gastron\u00f3mica que la publicitaria, la empresarial que la sindical. Los empleados del ramo no son responsables, amigo Javier. Estos partidos se juegan en despacho de escobas selectivas.<\/p>\n La verdad, pocas cosas importan al prisionero del tiempo. Son ochenta y un a\u00f1os. S\u00f3lo quiero estudiar los sentimientos de los que conmigo van, firme el pulso, erizada la capacidad de la palabra desde un relato vital y \u00e1vido.<\/p>\n Y llegaron los salesianos a Madrid.<\/p>\n Fue el 19 de octubre de 1899.<\/p>\n Era el Madrid de la calle y la protesta, el de la ira y la Deshecha<\/em>, arrastrado por la resaca de ni\u00f1os y garzones humillados y desesperanzados. A la deriva.<\/p>\n La ciudad estaba sucia e inc\u00f3moda. Dejada. Descuidada. Generosa en enfermedades, parados, emigrantes, dispersos, abandonados.<\/p>\n Lo que en 1893 hab\u00eda quedado en simple insinuaci\u00f3n entre el arzobispo-obispo Cos y Macho y el beato Felipe Rinaldi, reventaba ahora en gozosa realidad.<\/p>\n Los salesianos Oberti<\/em>, Luguera<\/em> y Vega<\/em> hab\u00edan salido de Utrera para volver a disputarse la existencia con el suburbio de Madrid. Eso impone un intenso nivel de desarraigo, pues llegar al vagabundeo de la gran ciudad es salir a ganar el sitio, donde no hay sitio que ganar.<\/p>\n Ya en la estaci\u00f3n de Atocha activan sus defensas. Unas de alegr\u00eda. Otras de alivio. La entereza de estos tipos no est\u00e1 en la fuerza, sino en la resistencia.<\/p>\n Se disponen a tomar un camino, cuando la se\u00f1orita Mari Paz S\u00e1nchez se hace la encontradiza c\u00e1lida, sin tropiezos. \u201cLes reconoc\u00ed enseguida \u2013dice\u2013 tan pronto bajaban por la escalerilla del tren. Los sacerdotes tampoco os pod\u00e9is esconder en Madrid. Y que yo sepa en este momento sois los \u00fanicos en la estaci\u00f3n\u201d, comenta haciendo con los dedos un mon\u00f3culo que se lleva al ojo izquierdo, ali\u00f1ando el gesto con una risa cantarina de cuello ancho.<\/p>\n \u201cSoy Mari Paz. Bienvenidos\u201d, se presenta y extiende la mano derecha, que choca a cada uno.<\/p>\n Mari Paz, la primera cooperadora salesiana, mueve sus ojos r\u00e1pidos por la cara de los tres, est\u00e1 de reconocimiento. Oberti<\/em> le da tiempo y dice:<\/p>\n – \u201cQu\u00e9 fuerte es el olor\u201d.<\/p>\n – \u201cEs una especie de incienso que hace huir a los demonios\u201d, precisa Mari Paz.<\/p>\n – \u00a1Estos trenes de carb\u00f3n!<\/p>\n – Parece usted alguien que sabe muchas cosas.<\/p>\n Oberti<\/em> lo niega: ni siquiera s\u00e9 de qu\u00e9 lado de la rebanada se ha untado \u201cel burro<\/em>\u201d.<\/p>\n – \u201c\u00bfEl burro<\/em>?\u201d.<\/p>\n – La mantequilla.<\/p>\n Se r\u00eden.<\/p>\n Ya los cuatro en el chal\u00e9 de Zurbano 50 les sale al paso la sombra, invadente y protectora, de la estatua de Mar\u00eda Auxiliadora<\/em> que el mismo Oberti<\/em> \u201chab\u00eda tenido buen cuidado<\/em> \u2013dicen las cr\u00f3nicas\u2013 en que fuera Ella quien tomara posesi\u00f3n de la casa antes que nadie<\/em>\u201d.<\/p>\n Suena bien.<\/p>\n Encaja todo bien.<\/p>\n La Virgen de Don Bosco<\/em> despeja los pensamientos.<\/p>\n No es momento de seguir con los ojos la romer\u00eda modesta de los tres pioneros salesianos en Zurbano 50. Las plazas sin nadie. El barrio sin nadie. La vida sin nadie. Un poco m\u00e1s all\u00e1 el hip\u00f3dromo. Seduce y espanta la perspectiva de empezar viaje en un chal\u00e9, rodeado de descampados. A este principio de apoteosis de lo peor le llevar\u00e1 tiempo hacerse sitio en Madrid.<\/p>\n Tendr\u00e1n trabajo por delante antes de llegar a Ronda de Atocha 17<\/em>.<\/p>\n El salto lo dar\u00e1n en 1901.<\/p>\n Quiero que mi resumen sea telegr\u00e1fico, concreto y amable. Una simple corograf\u00eda, amigo Javier.<\/p>\n Los tres primeros salesianos en Madrid parecen seres extremos. Por alg\u00fan motivo acumulan misterio. La verdad, ninguna vida goza de una explicaci\u00f3n completa, rotunda. Pero las de fundadores, menos a\u00fan.<\/p>\n Rondas.<\/p>\n Ronda de Atocha, de Valencia, de Toledo, de Segovia.<\/p>\n \u00bfPor qu\u00e9 quedarse en Ronda de Atocha?<\/p>\n Porque en las Rondas hay algo muy incivilizado, una realidad sin nombre, donde no siempre se encuentra sitio. Y porque por aqu\u00ed existen ejemplares humanos fuera de los moldes fren\u00e9ticos y desmadejados de Lavapi\u00e9s, La Latina, Sol, Prado, seres que se alejan progresivamente de todo y a\u00fan sienten un extraordinario amor por su pasado. Tambi\u00e9n quedarse aqu\u00ed para amortiguar el ruido vital de la Estaci\u00f3n Madrid-Alicante-Zaragoza<\/em>, hoy Puerta de Atocha<\/em>.<\/p>\n El despertador avisa a las tres. La noche a\u00fan es fuerte. Oberti<\/em> tiene el bols\u00f3n preparado. Desde la ventana la oscuridad no permite ver el r\u00edo, s\u00f3lo el contorno de un grupo de lavanderas<\/em>. Quiz\u00e1. Al salir deja la llave sobre una mesa situada estrat\u00e9gicamente en el acceso al pasillo de la capilla. Hace el mismo camino que ayer y que anteayer. A lo lejos se avista un m\u00ednimo temblor de luces llegando. Cruza los solares y calviteros atento a la confusi\u00f3n de sonidos raros que aumenta la noche.<\/p>\n La superficie del Manzanares est\u00e1 lisa.<\/p>\n La madrugada, inm\u00f3vil. A las cuatro y cuarto Madrid est\u00e1 por hacer. Seg\u00fan se acerca al r\u00edo se aclara el contorno de unas lavanderas y otras y otras. Est\u00e1n lavando montones de ropa. Al verle unas se incorporan para saludarle. Deja en el suelo el bols\u00f3n.<\/p>\n Oberti<\/em> clava ahora la mirada y los grupos de lavanderas se van haciendo grandes, poderosos, n\u00edtidos. Empieza a hablar solo a media voz: \u201cQu\u00e9 raro todo. \u00bfNo quer\u00edamos algo as\u00ed? Pues ya lo tenemos. Ahora tranquilo, Ernesto. A disimular el desconcierto. Entrega la estampa de Mar\u00eda Auxiliadora. A ver qu\u00e9 pasa\u201d.<\/p>\n En una liturgia de gritos y golpes met\u00e1licos sobre las tablas de lavar, tres mujeres rodean a Oberti<\/em> y extienden la mano. \u00c9l corresponde con inter\u00e9s y al retirarla deja la estampa: \u201cOratorio de San Francisco de Sales<\/em>. Ronda de Atocha 17. Escuelas Populares y Gratuitas. Matriculas durante setiembre. Invocad a Mar\u00eda Auxiliadora y ver\u00e9is lo que son milagros\u201d.<\/p>\n Amigo Javier, la retroalimentaci\u00f3n es muy importante, porque es uno mismo. Nuestro relato no puede estar fuera de las corrientes sociales, pol\u00edticas o econ\u00f3micas del mundo. A los salesianos nos influye lo que pasa en la sociedad. No se nos puede atar con cuerdas de ning\u00fan tipo, pero es importante conocer la base y el origen. Oberti<\/em>, Luguera<\/em> y Vega<\/em> viv\u00edan las posguerras coloniales de Cuba y Filipinas y cre\u00edan en los patios de vecinos de las corralas con los hijos de las lavanderas<\/em>.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":" MAR\u00cdA AUXILIADORA DE SALESIANOS-ATOCHA Amigo Javier: El mensaje de que Madrid se prepara, a pasos agigantados, para ser el club n\u00e1utico de las fortunas de medio mundo est\u00e1 calando por doquier. Pero es que adem\u00e1s, el registro de la propiedad viene a confirmarlo. O sea. 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