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Mar\u00eda tiene las manos arrugaditas desde hace ya mucho tiempo, dice que de lavar en el r\u00edo los pa\u00f1ales de tela, la lavadora lleg\u00f3 con el cuarto hijo. Cada arruga es una historia que contar. Todas las madres tienen su libro. Hay cap\u00edtulos que dejan sin aliento y otros que queremos que se acaben ya, apenas han comenzado. Encontrar\u00edamos p\u00e1ginas que lloran, en las que las madres no pueden ver sufrir a sus hijos, Mar\u00eda lo sabe. Otras que son pura alegr\u00eda, cuando ven el sue\u00f1o cumplido, el \u00e9xito alcanzado, la casa sobre roca<\/em>\u2026<\/p>\n Tiene los ojos peque\u00f1os, convertidos en centinelas de ni\u00f1os que guardar, por mucho que pasen los a\u00f1os. Los ojos de las madres ven siempre m\u00e1s all\u00e1, como telescopios imaginarios que buscan en cada estrella un sitio donde puedan ser felices, donde iluminen. Eso es dar a luz<\/em> y desde ese d\u00eda todo consiste en ahuyentar las sombras. Los hijos duelen al nacer, y siguen doliendo, pero es un dolor que alumbra la esperanza, que mantiene alerta y que da una tregua en los d\u00edas claros, donde todo est\u00e1 a salvo y el patio se llena de risas y flores cada primavera.<\/p>\n Con esos ojos peque\u00f1os, Mar\u00eda miraba cada noche dormir a sus peque\u00f1os. Velaba sus sue\u00f1os, hasta las pesadillas quer\u00eda evitarles. Algunas madres no pueden contar cuentos, porque no los saben, no se los contaron, pero a su manera tejen historias nacidas del campo, del pueblo, de las aventuras que da la infancia, tambi\u00e9n fueron ni\u00f1as; con madres que lavaban en el r\u00edo y velaban sue\u00f1os, el tiempo de las madres es un tiempo eterno.<\/p>\n Tiene los pies agrietados, doloridos, cansados\u2026 Los pies de las madres llegan siempre los primeros. Acompa\u00f1an, caminan despacio o deprisa, seg\u00fan la ocasi\u00f3n. A veces corren para evitar ca\u00eddas o van muy despacio, para no molestar. Cada paso desgasta, pero es firme y valiente. Donde hay una madre, hay siempre un camino sembrado de flores y fuentes para descansar. Una madre es el lugar<\/em> por excelencia donde volver. Ellas siempre se ofrecen a lavar nuestros pies<\/em>\u2026 y les cuesta la vida dejar que se los lavemos.<\/p>\n En su libro de madre, Mar\u00eda ha escrito a veces renglones torcidos (como los de Dios) y ha inventado finales felices donde no exist\u00edan. A la ca\u00edda de la tarde, cuando sea examinada del Amor, el Maestro tomar\u00e1 sus manos y las besar\u00e1, mirar\u00e1 sus ojos y la bendecir\u00e1 y lavar\u00e1 sus pies, aunque a Mar\u00eda le cueste; y en ese gesto comprender\u00e1 el sentido de toda su vida.<\/p>\n [\/et_pb_text][et_pb_button button_url=\u00bbhttps:\/\/salesianos.info\/boletin-salesiano\/\u00bb url_new_window=\u00bbon\u00bb button_text=\u00bbBolet\u00edn Salesiano\u00bb _builder_version=\u00bb4.17.3″ _module_preset=\u00bbdefault\u00bb custom_button=\u00bbon\u00bb button_text_size=\u00bb25px\u00bb button_text_color=\u00bb#FFFFFF\u00bb button_bg_color=\u00bb#E02B20″ button_border_width=\u00bb4px\u00bb button_border_color=\u00bb#FFFFFF\u00bb button_font=\u00bb|||||on|||\u00bb button_icon=\u00bb5||divi||400″ button_icon_color=\u00bb#FFFFFF\u00bb button_text_shadow_style=\u00bbpreset1″ button_text_shadow_color=\u00bb#FFFFFF\u00bb box_shadow_style=\u00bbpreset2″ global_colors_info=\u00bb{}\u00bb][\/et_pb_button][\/et_pb_column][\/et_pb_row][\/et_pb_section]<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":" Mar\u00eda tiene las manos arrugaditas desde hace ya mucho tiempo, dice que de lavar en el r\u00edo los pa\u00f1ales de tela, la lavadora lleg\u00f3 con el cuarto hijo. 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Algunas madres no pueden contar cuentos, porque no los saben, no se los contaron, pero a su manera tejen historias nacidas del campo, del pueblo, de las aventuras que da la infancia, tambi\u00e9n fueron ni\u00f1as; con madres que lavaban en el r\u00edo y velaban sue\u00f1os, el tiempo de las madres es un tiempo eterno.<\/p> Tiene los pies agrietados, doloridos, cansados\u2026 Los pies de las madres llegan siempre los primeros. Acompa\u00f1an, caminan despacio o deprisa, seg\u00fan la ocasi\u00f3n. A veces corren para evitar ca\u00eddas o van muy despacio, para no molestar. Cada paso desgasta, pero es firme y valiente. Donde hay una madre, hay siempre un camino sembrado de flores y fuentes para descansar. Una madre es el lugar<\/em> por excelencia donde volver. Ellas siempre se ofrecen a lavar nuestros pies<\/em>\u2026 y les cuesta la vida dejar que se los lavemos.<\/p> En su libro de madre, Mar\u00eda ha escrito a veces renglones torcidos (como los de Dios) y ha inventado finales felices donde no exist\u00edan. A la ca\u00edda de la tarde, cuando sea examinada del Amor, el Maestro tomar\u00e1 sus manos y las besar\u00e1, mirar\u00e1 sus ojos y la bendecir\u00e1 y lavar\u00e1 sus pies, aunque a Mar\u00eda le cueste; y en ese gesto comprender\u00e1 el sentido de toda su vida.<\/p>","_et_gb_content_width":"","footnotes":""},"categories":[367,362],"tags":[],"class_list":["post-76761","post","type-post","status-publish","format-standard","has-post-thumbnail","hentry","category-aprendiendo-a-vivir","category-blogs","et-doesnt-have-format-content","et_post_format-et-post-format-standard"],"yoast_head":"\n