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Nunca tuve m\u00e1s empe\u00f1o que ayudar a crecer hierbas verdes sobre mi cuerpo. La misi\u00f3n de un prado es producir heno y forraje de buena calidad. Presum\u00eda de albergar en mi tierra mullida: tierna alfalfa, aterciopelados tr\u00e9boles y esbelto brezo\u2026 Proporcionaba forraje a la vaca y al ternero de una humilde casa de la aldea de I Becchi.<\/p>\n
Nunca olvidar\u00e9 al ni\u00f1o que de tanto en tanto se acercaba a m\u00ed. Se llamaba Juan. Aunque segaba mi hierba, su mirada siempre oteaba el horizonte. Los l\u00edmites de mis ribazos eran demasiado estrechos para albergar sus sue\u00f1os.<\/p>\n
Una noche ocurri\u00f3 algo extraordinario. Hac\u00eda poco que el sol se hab\u00eda ocultado. Como por ensue\u00f1o, Juan se hallaba sobre m\u00ed. So\u00f1aba. De pronto, junto a \u00e9l emergi\u00f3 una multitud de j\u00f3venes mal encarados a los que yo nunca hab\u00eda visto. Sus gritos, ri\u00f1as y blasfemias romp\u00edan mi paz.<\/p>\n
Mi joven due\u00f1o se abalanz\u00f3 sobre ellos. Quer\u00eda transformar sus peleas en amistad y borrar las palabras irreverentes que brotaban de sus labios. Se enzarz\u00f3 con ellos en desigual pelea. Juan lanzaba sus pu\u00f1os con fuerza. Intentaba golpearles con m\u00e1s furia que acierto\u2026<\/p>\n
Al llegar a este momento, todo se llen\u00f3 de claridad. Apareci\u00f3 un personaje majestuoso. Poniendo su mano sobre el hombro de Juan, le advirti\u00f3 con voz suave: \u201cNo con golpes, Juan. S\u00f3lo con la bondad podr\u00e1s cambiarles<\/em>\u201d. Juan se asust\u00f3. Junto al hombre apareci\u00f3 una mujer vestida de luz y dulzura. Ella ser\u00eda la maestra de Juan\u2026 A su resplandor los muchachos se transformaron en mansos corderos.<\/p>\n Termin\u00f3 el sue\u00f1o. Transcurri\u00f3 la noche. Amaneci\u00f3. El sol regres\u00f3 a su rutina. Yo sent\u00ed nuevamente las pisadas de Juan sobre mi tierra mullida. Caminaba de forma distinta. Una nueva fuerza orientaba su existencia.<\/p>\n De pronto algo llam\u00f3 mi atenci\u00f3n. Con gesto imperceptible, el peque\u00f1o Juan, pasaba la mano derecha sobre los nudillos de su mano izquierda. Como si le dolieran todav\u00eda por los golpes. \u00a1El sue\u00f1o hab\u00eda sido realidad! Alguien hab\u00eda depositado simientes de sencillez, alegr\u00eda, paciencia en la existencia de Juan\u2026 y tambi\u00e9n un afecto inmenso hacia los muchachos pobres para transformarlos en personas de bien.<\/p>\n De esta historia han pasado casi dos siglos\u2026 Son muchas las personas que dicen conocer aquel sue\u00f1o, y a m\u00ed, el prado que Juan vio en sue\u00f1os\u2026 Vienen a diario. De tanto pisotearme, me han convertido en tierra \u00e1rida y apelmazada. \u00a1Cu\u00e1nto a\u00f1oro las pisadas menudas de aquel ni\u00f1o sobre mi hierba fresca!<\/p>\n Pero soy feliz. Cada d\u00eda proclamo desde el desierto en el que me han convertido: \u00a1El sue\u00f1o de Juan se ha hecho realidad; ha vencido al tiempo y sigue cruzando fronteras! La semilla de aquel sue\u00f1o se ha multiplicado en cosechas de bondad por todos los rincones del mundo.<\/p>\n Nota:<\/em> Cuando tan s\u00f3lo contaba 9 a\u00f1os de edad, Juan Bosco tuvo un sue\u00f1o que orient\u00f3 su vida y existencia. Le pareci\u00f3 hallarse en un prado espacioso junto a su casa\u2026 Dios le llamaba a ser \u201cBuen Pastor\u201d para los j\u00f3venes necesitados. (Memorias del Oratorio. Introducci\u00f3n).<\/em><\/p>\n<\/blockquote>\n [\/et_pb_text][et_pb_button _builder_version=\u00bb4.18.0″ _module_preset=\u00bbdefault\u00bb button_text=\u00bbBolet\u00edn Salesiano\u00bb url_new_window=\u00bbon\u00bb button_url=\u00bbhttps:\/\/www.salesianos.info\/boletin-salesiano\/\u00bb custom_button=\u00bbon\u00bb button_text_size=\u00bb22px\u00bb button_text_color=\u00bb#FFFFFF\u00bb button_bg_color=\u00bb#E02B20″ button_bg_enable_color=\u00bbon\u00bb button_border_width=\u00bb3px\u00bb button_border_color=\u00bb#FFFFFF\u00bb button_icon=\u00bb9||divi||400″ button_icon_color=\u00bb#FFFFFF\u00bb button_text_shadow_style=\u00bbpreset2″ button_text_shadow_color=\u00bb#000000″ box_shadow_style=\u00bbpreset2″ hover_enabled=\u00bb0″ sticky_enabled=\u00bb0″][\/et_pb_button][\/et_pb_column][\/et_pb_row][\/et_pb_section]<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":" Nunca tuve m\u00e1s empe\u00f1o que ayudar a crecer hierbas verdes sobre mi cuerpo. 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Aunque segaba mi hierba, su mirada siempre oteaba el horizonte. Los l\u00edmites de mis ribazos eran demasiado estrechos para albergar sus sue\u00f1os.<\/p> Una noche ocurri\u00f3 algo extraordinario. Hac\u00eda poco que el sol se hab\u00eda ocultado. Como por ensue\u00f1o, Juan se hallaba sobre m\u00ed. So\u00f1aba. De pronto, junto a \u00e9l emergi\u00f3 una multitud de j\u00f3venes mal encarados a los que yo nunca hab\u00eda visto. Sus gritos, ri\u00f1as y blasfemias romp\u00edan mi paz.<\/p> Mi joven due\u00f1o se abalanz\u00f3 sobre ellos. Quer\u00eda transformar sus peleas en amistad y borrar las palabras irreverentes que brotaban de sus labios. Se enzarz\u00f3 con ellos en desigual pelea. Juan lanzaba sus pu\u00f1os con fuerza. Intentaba golpearles con m\u00e1s furia que acierto\u2026<\/p> Al llegar a este momento, todo se llen\u00f3 de claridad. Apareci\u00f3 un personaje majestuoso. Poniendo su mano sobre el hombro de Juan, le advirti\u00f3 con voz suave: \u201cNo con golpes, Juan. S\u00f3lo con la bondad podr\u00e1s cambiarles<\/em>\u201d. Juan se asust\u00f3. Junto al hombre apareci\u00f3 una mujer vestida de luz y dulzura. Ella ser\u00eda la maestra de Juan\u2026 A su resplandor los muchachos se transformaron en mansos corderos.<\/p> Termin\u00f3 el sue\u00f1o. Transcurri\u00f3 la noche. Amaneci\u00f3. El sol regres\u00f3 a su rutina. Yo sent\u00ed nuevamente las pisadas de Juan sobre mi tierra mullida. Caminaba de forma distinta. Una nueva fuerza orientaba su existencia.<\/p> De pronto algo llam\u00f3 mi atenci\u00f3n. Con gesto imperceptible, el peque\u00f1o Juan, pasaba la mano derecha sobre los nudillos de su mano izquierda. Como si le dolieran todav\u00eda por los golpes. \u00a1El sue\u00f1o hab\u00eda sido realidad! Alguien hab\u00eda depositado simientes de sencillez, alegr\u00eda, paciencia en la existencia de Juan\u2026 y tambi\u00e9n un afecto inmenso hacia los muchachos pobres para transformarlos en personas de bien.<\/p> De esta historia han pasado casi dos siglos\u2026 Son muchas las personas que dicen conocer aquel sue\u00f1o, y a m\u00ed, el prado que Juan vio en sue\u00f1os\u2026 Vienen a diario. De tanto pisotearme, me han convertido en tierra \u00e1rida y apelmazada. \u00a1Cu\u00e1nto a\u00f1oro las pisadas menudas de aquel ni\u00f1o sobre mi hierba fresca!<\/p> Pero soy feliz. Cada d\u00eda proclamo desde el desierto en el que me han convertido: \u00a1El sue\u00f1o de Juan se ha hecho realidad; ha vencido al tiempo y sigue cruzando fronteras! La semilla de aquel sue\u00f1o se ha multiplicado en cosechas de bondad por todos los rincones del mundo.<\/p> Nota:<\/em> Cuando tan s\u00f3lo contaba 9 a\u00f1os de edad, Juan Bosco tuvo un sue\u00f1o que orient\u00f3 su vida y existencia. Le pareci\u00f3 hallarse en un prado espacioso junto a su casa\u2026 Dios le llamaba a ser \u201cBuen Pastor\u201d para los j\u00f3venes necesitados. (Memorias del Oratorio. Introducci\u00f3n).<\/em><\/p><\/blockquote>","_et_gb_content_width":"","footnotes":""},"categories":[362,368],"tags":[3272,3268,3269,3273,3270,3271],"yoast_head":"\n\n