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La guerra de Ucrania ha puesto m\u00e1s en evidencia, si cabe, que estamos ante un nuevo orden geoestrat\u00e9gico mundial.<\/strong> Una nueva pol\u00edtica de bloques y una manera diferente de concebir la guerra fr\u00eda dibujan un panorama global bien diferente al de hace tan solo algunas d\u00e9cadas. El \u00edndice de desarrollo humano pone de relieve el crecimiento econ\u00f3mico de las nuevas potencias emergentes y esto no es ya solo cosa de dos. Las grandes alianzas geoestrat\u00e9gicas se redefinen en funci\u00f3n de deslizamientos ideol\u00f3gicos y de una econom\u00eda que busca fortalecerse con la ley del libre mercado a costa de los m\u00e1s d\u00e9biles.<\/strong><\/p>\n En este nuevo orden mundial, Europa sufre una crisis sin precedentes y se enfrenta al desaf\u00edo de apuntalar en el mundo una nueva presencia m\u00e1s fuerte y con mayor capacidad de liderazgo, sin dejarse vencer por la tentaci\u00f3n de los nacionalismos que siguen aflorando en diversas naciones abanderadas por pol\u00edticas populistas (Polonia, Hungr\u00eda, Italia\u2026). Como europeos, tenemos por delante la posibilidad de salir fortalecidos de la crisis, cohesionados y con pol\u00edticas comunes o, por el contrario, quedar relegados de los grandes centros de decisi\u00f3n mundiales.<\/strong><\/p>\n Las consecuencias de la guerra en Ucrania no se han hecho esperar.<\/strong> Una guerra devastadora que se alarga mucho m\u00e1s de lo inicialmente previsto y que est\u00e1 desencadenando una crisis econ\u00f3mica mundial, adem\u00e1s de la devastadora masacre de millones de vidas humanas y de personas desplazadas que abandonan su tierra huyendo de la destrucci\u00f3n y de la muerte.<\/p>\n Las derivadas econ\u00f3micas del conflicto eran previsibles. La guerra no solo afecta a los pa\u00edses implicados, sino al mundo entero y, de modo especial a Europa. Se dir\u00eda que hemos globalizado el conflicto y, de consecuencia, todas las secuelas de la guerra nos afectan a todos.<\/strong> La crisis econ\u00f3mica se siente desde hace meses en la Uni\u00f3n Europea con una inflaci\u00f3n desmesurada, el \u00edndice de precios al consumo disparado y una crisis energ\u00e9tica que afecta a la industria y a la empresa, a la espera de un invierno que toque tambi\u00e9n los hogares de los ciudadanos, que deber\u00e1n afrontar el fr\u00edo con limitaciones de energ\u00eda y con los precios por las nubes. Como siempre, los m\u00e1s afectados son los m\u00e1s empobrecidos y los hogares m\u00e1s vulnerables. Las respuestas de los gobiernos no pueden ser aisladas y las respuestas han de ser consensuadas para proteger a los m\u00e1s desfavorecidos<\/strong>. Pero el fracaso de la Uni\u00f3n Europea, tanto en el \u00e1mbito diplom\u00e1tico para frenar la guerra, como en las respuestas un\u00e1nimes para proteger a la poblaci\u00f3n, parece palpable por muchos discursos grandilocuentes que podamos escuchar en estos meses de conflicto.<\/p>\n Por otro lado, la crisis de los desplazados por la guerra de Ucrania se ha venido a sumar,\u00a0 de forma dram\u00e1tica, a la realidad \u2013 ya suficientemente sangrante \u2013 de refugiados, demandantes de asilo y migrantes que vive Europa desde hace d\u00e9cadas.<\/strong> Discursos populistas sobre las fronteras, los muros y el primero nosotros, hacen su agosto en el caladero de votos de una ciudadan\u00eda atemorizada y atenazada por la incertidumbre, mientras \u2013 menos mal \u2013 una cierta corriente de solidaridad y simpat\u00eda, de acogida y de apertura se abren paso a duras penas en un importante sector de la sociedad.<\/p>\n Pero, \u00bfd\u00f3nde est\u00e1 la Iglesia en este nuevo orden mundial?<\/strong> La crisis de Europa es paralela a la crisis de la Iglesia en el continente. Es verdad que la falta de significatividad, el avance del secularismo y la poca credibilidad de la instituci\u00f3n en algunas naciones hacen que en muchos lugares, la presencia eclesial sea relegada a la irrelevancia. Frente al nuevo orden geoestrat\u00e9gico, frente a un mundo en crisis, ante una Europa en declive, la Iglesia puede contribuir con nuevo impulso y nueva perspectiva<\/strong> a la construcci\u00f3n de un nuevo orden donde no solo primen los intereses militares o econ\u00f3micos, sino donde emerjan alianzas culturales, educativas, filos\u00f3ficas o religiosas. La figura del Papa, cuyo liderazgo mundial es reconocido por muchos, puede ayudar a mirar a Europa y al mundo con ojos diferentes y contribuir, con una nueva visi\u00f3n de la realidad y de humanidad, al surgimiento de una civilizaci\u00f3n donde la persona y la vida est\u00e9n en el centro de las preocupaciones de los gobiernos y de las pol\u00edticas de desarrollo del concierto mundial.<\/p>\n Las dos enc\u00edclicas sociales, Laudato s\u00ec<\/a> y Fratelli tutti,<\/a> son toda una declaraci\u00f3n de intenciones.<\/strong> Un modo nuevo de situarse en el mundo global y en la vor\u00e1gine de la crisis que nos azota. El cuidado de la casa com\u00fan y la b\u00fasqueda de la fraternidad se convierten en dos ejes de su magisterio y nos sit\u00faan en medio del mundo como una palabra de esperanza para una humanidad abrumada por la incertidumbre y el malestar.<\/strong> M\u00e1s all\u00e1 de la pol\u00edtica y de los nuevos modelos geoestrat\u00e9gicos, la propuesta de Francisco apunta al coraz\u00f3n del ser humano, a pensar el mundo de otra manera, a implicar a todas las fuerzas de bien en darle la vuelta a la realidad para devolver dignidad a los empobrecidos, a avivar la confianza en la humanidad y amasar un futuro mejor para todos, a superar ego\u00edsmos y visiones estrechas de la econom\u00eda, a replantear las pol\u00edticas de los poderosos para prestar m\u00e1s atenci\u00f3n a la persona y, sobre todo a las m\u00e1s vulnerables.<\/p>\n [\/et_pb_text][\/et_pb_column][\/et_pb_row][\/et_pb_section]<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":" La guerra de Ucrania ha puesto m\u00e1s en evidencia, si cabe, que estamos ante un nuevo orden geoestrat\u00e9gico mundial. 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Las grandes alianzas geoestrat\u00e9gicas se redefinen en funci\u00f3n de deslizamientos ideol\u00f3gicos y de una econom\u00eda que busca fortalecerse con la ley del libre mercado a costa de los m\u00e1s d\u00e9biles.
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En este nuevo orden mundial, Europa sufre una crisis sin precedentes y se enfrenta al desaf\u00edo de apuntalar en el mundo una nueva presencia m\u00e1s fuerte y con mayor capacidad de liderazgo, sin dejarse vencer por la tentaci\u00f3n de los nacionalismos que siguen aflorando en diversas naciones abanderadas por pol\u00edticas populistas (Polonia, Hungr\u00eda, Italia\u2026). Como europeos, tenemos por delante la posibilidad de salir fortalecidos de la crisis, cohesionados y con pol\u00edticas comunes o, por el contrario, quedar relegados de los grandes centros de decisi\u00f3n mundiales.
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Las consecuencias de la guerra en Ucrania no se han hecho esperar. Una guerra devastadora que se alarga mucho m\u00e1s de lo inicialmente previsto y que est\u00e1 desencadenando una crisis econ\u00f3mica mundial, adem\u00e1s de la devastadora masacre de millones de vidas humanas y de personas desplazadas que abandonan su tierra huyendo de la destrucci\u00f3n y de la muerte.
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Las derivadas econ\u00f3micas del conflicto eran previsibles. La guerra no solo afecta a los pa\u00edses implicados, sino al mundo entero y, de modo especial a Europa. Se dir\u00eda que hemos globalizado el conflicto y, de consecuencia, todas las secuelas de la guerra nos afectan a todos. La crisis econ\u00f3mica se siente desde hace meses en la Uni\u00f3n Europea con una inflaci\u00f3n desmesurada, el \u00edndice de precios al consumo disparado y una crisis energ\u00e9tica que afecta a la industria y a la empresa, a la espera de un invierno que toque tambi\u00e9n los hogares de los ciudadanos, que deber\u00e1n afrontar el fr\u00edo con limitaciones de energ\u00eda y con los precios por las nubes. Como siempre, los m\u00e1s afectados son los m\u00e1s empobrecidos y los hogares m\u00e1s vulnerables. Las respuestas de los gobiernos no pueden ser aisladas y las respuestas han de ser consensuadas para proteger a los m\u00e1s desfavorecidos. Pero el fracaso de la Uni\u00f3n Europea, tanto en el \u00e1mbito diplom\u00e1tico para frenar la guerra, como en las respuestas un\u00e1nimes para proteger a la poblaci\u00f3n, parece palpable por muchos discursos grandilocuentes que podamos escuchar en estos meses de conflicto.
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Por otro lado, la crisis de los desplazados por la guerra de Ucrania se ha venido a sumar,\u00a0 de forma dram\u00e1tica, a la realidad \u2013 ya suficientemente sangrante \u2013 de refugiados, demandantes de asilo y migrantes que vive Europa desde hace d\u00e9cadas. Discursos populistas sobre las fronteras, los muros y el primero nosotros, hacen su agosto en el caladero de votos de una ciudadan\u00eda atemorizada y atenazada por la incertidumbre, mientras \u2013 menos mal \u2013 una cierta corriente de solidaridad y simpat\u00eda, de acogida y de apertura se aben paso a duras penas en un importante sector de la sociedad.
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Pero, \u00bfd\u00f3nde est\u00e1 la Iglesia en este nuevo orden mundial? La crisis de Europa es paralela a la crisis de la Iglesia en el continente. Es verdad que la falta de significatividad, el avance del secularismo y la poca credibilidad de la instituci\u00f3n en algunas naciones hacen que en muchos lugares, la presencia eclesial sea relegada a la irrelevancia. Frente al nuevo orden geoestrat\u00e9gico, frente a un mundo en crisis, ante una Europa en declive, la Iglesia puede contribuir con nuevo impulso y nuevas perspectiva a la construcci\u00f3n de un nuevo orden donde no solo primen los intereses militares o econ\u00f3micos, sino donde emerjan alianzas culturales, educativas, filos\u00f3ficas o religiosas. La figura del Papa, cuyo liderazgo mundial es reconocido por muchos, puede ayudar a mirar a Europa y al mundo con ojos diferentes y contribuir, con una nueva visi\u00f3n de la realidad y de humanidad, al surgimiento de una civilizaci\u00f3n donde la persona y la vida est\u00e9n en el centro de las preocupaciones de los gobiernos y de las pol\u00edticas de desarrollo del concierto mundial.
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Las dos enc\u00edclicas sociales, Laudato s\u00ec y Fratelli tutti, son toda una declaraci\u00f3n de intenciones. Un modo nuevo de situarse en el mundo global y en la vor\u00e1gine de la crisis que nos azota. El cuidado de la casa com\u00fan y la b\u00fasqueda de la fraternidad se convierten en dos ejes de su magisterio y nos sit\u00faan en medio del mundo como una palabra de esperanza para una humanidad abrumada por la incertidumbre y el malestar. M\u00e1s all\u00e1 de la pol\u00edtica y de los nuevos modelos geoestrat\u00e9gicos, la propuesta de Francisco apunta al coraz\u00f3n del ser humano, a pensar el mundo de otra manera, a implicar a todas las fuerzas de bien en darle la vuelta a la realidad para devolver dignidad a los empobrecidos, a avivar la confianza en la humanidad y amasar un futuro mejor para todos, a superar ego\u00edsmos y visiones estrechas de la econom\u00eda, a replantear las pol\u00edticas de los poderosos para prestar m\u00e1s atenci\u00f3n a la persona y, sobre todo a las m\u00e1s vulnerables.Metamorfosis global<\/p>","_et_gb_content_width":"","footnotes":""},"categories":[376,337],"tags":[],"class_list":["post-86889","post","type-post","status-publish","format-standard","has-post-thumbnail","hentry","category-josemiguelnunez","category-opinion","et-doesnt-have-format-content","et_post_format-et-post-format-standard"],"yoast_head":"\n