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No es este, precisamente, un mensaje que cuadre mucho en el momento actual. Y, sin embargo, tenemos que redescubrir el valor de las peque\u00f1as cosas, pues muchos de esos peque\u00f1os momentos de la vida, de la historia, han sido germen de acontecimientos importantes.<\/p>\n
En diciembre recordamos que un 8 de este mes de 1841, en una sacrist\u00eda de una iglesia de Tur\u00edn, un joven sacerdote reci\u00e9n ordenado, Juan Bosco, se sent\u00eda conmovido por un joven que, asustado, se hab\u00eda refugiado en esa sacrist\u00eda. Conmovido, Juan Bosco le propone que vuelva para darle clases y echarle una mano. Es el germen de su obra educativa entre los j\u00f3venes. Tambi\u00e9n en diciembre, pero de 1859, en el Oratorio de Tur\u00edn, un peque\u00f1o grupo de 17, la mayor\u00eda de j\u00f3venes, alrededor de Don Bosco, dieron inicio a la Congregaci\u00f3n Salesiana.<\/p>\n
Dos acontecimientos peque\u00f1os, pero que son semillas de un gran desarrollo posterior. La grandeza de la peque\u00f1ez. En aquellos dos momentos de la vida de Don Bosco, seguramente nadie se dar\u00eda cuenta de que all\u00ed, en la sacrist\u00eda de una iglesia de Tur\u00edn y en la habitaci\u00f3n de Don Bosco en la casa de Valdocco, estaba comenzando algo grande.<\/p>\n
Y es que, as\u00ed, son las cosas de Dios. Es lo que, cada a\u00f1o en este mes, seguimos celebrando cuando vivimos la Navidad: que en las cosas peque\u00f1as se esconde la fuerza de grandes proyectos cuando abundan la generosidad y la confianza en Dios; que no hay nada peque\u00f1o cuando vemos la vida, la historia, desde la l\u00f3gica de Dios.<\/p>\n
Ojal\u00e1 esta Navidad nos sirva para darnos cuenta de tantas cosas peque\u00f1as que suceden a nuestro alrededor y las cuidemos. Especialmente los peque\u00f1os detalles en relaci\u00f3n con los dem\u00e1s, con nuestra familia, con los m\u00e1s cercanos, con los amigos. Ojal\u00e1 esta Navidad volvamos a sentir la ternura de un Dios que, siendo infinito y todopoderoso, es capaz de hacerse necesitado, como un beb\u00e9, para venir a nuestro mundo, a nuestra vida. Ojal\u00e1 celebremos esta Navidad sinti\u00e9ndonos peque\u00f1os pero felices y contentos sabiendo que, desde la peque\u00f1ez, todo un Dios nos ama.<\/p>\n
Por eso, vive la Navidad.<\/p>\n
\u00a1Feliz Navidad!
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En la Navidad del a\u00f1o pasado, el papa Francisco, mirando al Ni\u00f1o Dios que nace en Bel\u00e9n, dec\u00eda que \u201cDios viene al mundo peque\u00f1o, su grandeza se ofrece en la peque\u00f1ez\u201d. Animaba a los cristianos a pedir la gracia de la peque\u00f1ez, pues ese es \u201cel camino para la verdadera grandeza\u201d. No es este, precisamente, […]<\/p>\n","protected":false},"author":6,"featured_media":88466,"comment_status":"open","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"on","_et_pb_old_content":"
En la Navidad del a\u00f1o pasado, el papa Francisco, mirando al Ni\u00f1o Dios que nace en Bel\u00e9n, dec\u00eda que \u201cDios viene al mundo peque\u00f1o, su grandeza se ofrece en la peque\u00f1ez\u201d. Animaba a los cristianos a pedir la gracia de la peque\u00f1ez, pues ese es \u201cel camino para la verdadera grandeza\u201d.<\/p>
No es este, precisamente, un mensaje que cuadre mucho en el momento actual. Y, sin embargo, tenemos que redescubrir el valor de las peque\u00f1as cosas, pues muchos de esos peque\u00f1os momentos de la vida, de la historia, han sido germen de acontecimientos importantes.<\/p>
En diciembre recordamos que un 8 de este mes de 1841, en una sacrist\u00eda de una iglesia de Tur\u00edn, un joven sacerdote reci\u00e9n ordenado, Juan Bosco, se sent\u00eda conmovido por un joven que, asustado, se hab\u00eda refugiado en esa sacrist\u00eda. Conmovido, Juan Bosco le propone que vuelva para darle clases y echarle una mano. Es el germen de su obra educativa entre los j\u00f3venes. Tambi\u00e9n en diciembre, pero de 1859, en el Oratorio de Tur\u00edn, un peque\u00f1o grupo de 17, la mayor\u00eda de j\u00f3venes, alrededor de Don Bosco, dieron inicio a la Congregaci\u00f3n Salesiana.<\/p>
Dos acontecimientos peque\u00f1os, pero que son semillas de un gran desarrollo posterior. La grandeza de la peque\u00f1ez. En aquellos dos momentos de la vida de Don Bosco, seguramente nadie se dar\u00eda cuenta de que all\u00ed, en la sacrist\u00eda de una iglesia de Tur\u00edn y en la habitaci\u00f3n de Don Bosco en la casa de Valdocco, estaba comenzando algo grande.<\/p>
Y es que, as\u00ed, son las cosas de Dios. Es lo que, cada a\u00f1o en este mes, seguimos celebrando cuando vivimos la Navidad: que en las cosas peque\u00f1as se esconde la fuerza de grandes proyectos cuando abundan la generosidad y la confianza en Dios; que no hay nada peque\u00f1o cuando vemos la vida, la historia, desde la l\u00f3gica de Dios.<\/p>
Ojal\u00e1 esta Navidad nos sirva para darnos cuenta de tantas cosas peque\u00f1as que suceden a nuestro alrededor y las cuidemos. Especialmente los peque\u00f1os detalles en relaci\u00f3n con los dem\u00e1s, con nuestra familia, con los m\u00e1s cercanos, con los amigos. Ojal\u00e1 esta Navidad volvamos a sentir la ternura de un Dios que, siendo infinito y todopoderoso, es capaz de hacerse necesitado, como un beb\u00e9, para venir a nuestro mundo, a nuestra vida. Ojal\u00e1 celebremos esta Navidad sinti\u00e9ndonos peque\u00f1os pero felices y contentos sabiendo que, desde la peque\u00f1ez, todo un Dios nos ama.<\/p>
Por eso, vive la Navidad.<\/p>
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