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Es la fuerza de la sonrisa amable y la palabra justa<\/b>. La de la voz quebrada y el tono convencido. La de la idea madurada y sabiamente argumentada. La del gesto cre\u00edble y la mirada trasparente. La de los ojos serenos<\/b> y las manos elocuentes. La de la timidez<\/b> y el desparpajo, la sencillez<\/b> y la energ\u00eda.<\/p>\n
Sin hacer ruido<\/b>. Con signos prof\u00e9ticos<\/b> y una proverbial humildad<\/b>. Paso a paso. Sin estridencias. Sabiendo bien hacia d\u00f3nde. Ha sabido afrontar con convicci\u00f3n los envites<\/b>. Consciente de cuanto hab\u00eda en juego y con una confianza ilimitada en el due\u00f1o de la vi\u00f1a. S\u00f3lo es un humilde servidor<\/b>.<\/p>\n
Libre y culto, ha buscado siempre la caridad en la verdad<\/b>. Pensador de largo recorrido y mil batallas libradas. Curtido en nobles causas y buscador de horizontes. M\u00fasico de sensibilidad exquisita. Humanista de vasta cultura y hondo pensamiento. No ha dejado indiferente a nadie<\/b>.<\/p>\n
Es la fuerza de la debilidad<\/b>. La debilidad de un hombre solo<\/i> frente a todos. La fuerza de quien sabe del peso de la cruz<\/b> y se siente sostenido<\/b> por quien ha puesto luz en su mirada y latido a su coraz\u00f3n. La debilidad de los muchos a\u00f1os y el flanco al descubierto de quien no se oculta. La fuerza de la mansedumbre<\/b>, la palabra libre y el gesto consecuente.<\/p>\n
Este es Benedicto XVI. Doy gracias a Dios<\/b> por su debilidad y su fuerza, por su testimonio cre\u00edble, por buscar la autenticidad, por caminar junto a la comunidad de los creyentes alentando a todos, por sus signos valientes, por amar a la Iglesia, por narrarnos a Jesucristo y recordarnos que Dios es amor, por no cejar en el empe\u00f1o, por continuar sonriendo y ofrecernos su reflexi\u00f3n serena, por se\u00f1alar el camino y coger nuestro paso.<\/p>\n
Hoy m\u00e1s que nunca, \u00a1Gracias, Santidad!<\/p>\n
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Es la fuerza de la sonrisa amable y la palabra justa<\/b>. La de la voz quebrada y el tono convencido. La de la idea madurada y sabiamente argumentada. La del gesto cre\u00edble y la mirada trasparente. La de los ojos serenos<\/b> y las manos elocuentes. La de la timidez<\/b> y el desparpajo, la sencillez<\/b> y la energ\u00eda.<\/p>
Sin hacer ruido<\/b>. Con signos prof\u00e9ticos<\/b> y una proverbial humildad<\/b>. Paso a paso. Sin estridencias. Sabiendo bien hacia d\u00f3nde. Ha sabido afrontar con convicci\u00f3n los envites<\/b>. Consciente de cuanto hab\u00eda en juego y con una confianza ilimitada en el due\u00f1o de la vi\u00f1a. S\u00f3lo es un humilde servidor<\/b>.<\/p>
Libre y culto, ha buscado siempre la caridad en la verdad<\/b>. Pensador de largo recorrido y mil batallas libradas. Curtido en nobles causas y buscador de horizontes. M\u00fasico de sensibilidad exquisita. Humanista de vasta cultura y hondo pensamiento. No ha dejado indiferente a nadie<\/b>.<\/p>
Es la fuerza de la debilidad<\/b>. La debilidad de un hombre solo<\/i> frente a todos. La fuerza de quien sabe del peso de la cruz<\/b> y se siente sostenido<\/b> por quien ha puesto luz en su mirada y latido a su coraz\u00f3n. La debilidad de los muchos a\u00f1os y el flanco al descubierto de quien no se oculta. La fuerza de la mansedumbre<\/b>, la palabra libre y el gesto consecuente.<\/p>
Este es Benedicto XVI. Doy gracias a Dios<\/b> por su debilidad y su fuerza, por su testimonio cre\u00edble, por buscar la autenticidad, por caminar junto a la comunidad de los creyentes alentando a todos, por sus signos valientes, por amar a la Iglesia, por narrarnos a Jesucristo y recordarnos que Dios es amor, por no cejar en el empe\u00f1o, por continuar sonriendo y ofrecernos su reflexi\u00f3n serena, por se\u00f1alar el camino y coger nuestro paso.<\/p>
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