{"id":96321,"date":"2023-04-04T15:55:05","date_gmt":"2023-04-04T13:55:05","guid":{"rendered":"https:\/\/salesianos.info\/?p=96321"},"modified":"2023-04-04T15:55:12","modified_gmt":"2023-04-04T13:55:12","slug":"la-baraja","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/salesianos.info\/blog\/la-baraja\/","title":{"rendered":"La baraja"},"content":{"rendered":"
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En aquellos tiempos, los naipes nac\u00edamos con el estigma del deshonor grabado en nuestra piel de cart\u00f3n coloreado. Nuestra vida transcurr\u00eda sobre mesas de taberna, garitos clandestinos y burdeles sombr\u00edos. Crec\u00edamos empujados por \u00e1giles manos de tah\u00fares fulleros \u00e1vidos de fortuna. Comenc\u00e9 a caminar por la vida con esta triste resignaci\u00f3n.<\/p>\n
Fui a parar a una poblaci\u00f3n rural: Chieri. Lament\u00e9 mi mala suerte. \u00a1Pocos dineros ten\u00edan aquellos pobres artesanos y campesinos! Sus l\u00e1nguidos quinqu\u00e9s de petr\u00f3leo apenas si alumbraban las escasas monedas esparcidas sobre las mesas de sus tabernas\u2026 Me acostumbr\u00e9 tambi\u00e9n a las miradas de desprecio de las gentes de bien. Para ellas yo era un pasaporte hacia el infierno.<\/p>\n
Me libr\u00e9 de ir a parar a una taberna. Tuve la suerte de que me comprara un muchacho joven y fuerte, de ojos despiertos y cabello rebelde. Se llamaba Juan Bosco. Entre sus dedos experiment\u00e9 nuevas sensaciones. Extra\u00eda una de mis cartas y la colocaba en la palma de su mano. Luego, forzando los m\u00fasculos del pulgar y el me\u00f1ique, formaba un escondite perfecto. Otras veces lanzaba todo el mazo al aire y, antes de que cayeran al suelo mis cartas, una de ellas aparec\u00eda atravesaba por una fina daga. Ilusiones \u00f3pticas que hicieron nacer en m\u00ed nueva dignidad.<\/p>\n
Colabor\u00e9 con \u00e9l en sus espect\u00e1culos de prestidigitaci\u00f3n. Ante los ojos asombrados de muchachos y adultos, mis d\u00edas se tornaron m\u00e1gicos. Desaparec\u00eda de las manos de mi due\u00f1o para aparecer en el bolsillo de cualquier espectador. Con su soplo m\u00e1gico reconstru\u00eda la carta rota en cien pedazos. Y mi vida cobr\u00f3 sentido.<\/p>\n
Juan Bosco ingres\u00f3 en el seminario. Ordenado sacerdote march\u00f3 a la ciudad de Tur\u00edn, donde no hizo otra cosa que cuidar a los chicos pobres que no ten\u00edan familia. Fue entonces cuando comprend\u00ed que conmigo hab\u00eda ensayado el gran proyecto de su vida.<\/p>\n
Porque los muchachos que acog\u00eda don Bosco eran como yo: chicos de la calle; hu\u00e9rfanos explotados sin horizonte\u2026 cartas sucias de una baraja humana que con la que se entreten\u00eda aquella sociedad enferma. Pero de pronto, llegaba \u00e9l y \u00a1zas!: cambiaba la tristeza por una sonrisa; aparec\u00eda la sabidur\u00eda donde tan s\u00f3lo hab\u00eda incultura. Transformaba las peleas en palomas blancas de amistad. Recompon\u00eda las peque\u00f1as vidas rotas con la armon\u00eda de los ciudadanos honrados.<\/p>\n
De Juan Bosco aprend\u00ed que nunca hay nada perdido cuando se ofrecen nuevas oportunidades. Siempre le recordar\u00e9 como un mago de la educaci\u00f3n, capaz de transformar a sus muchachos. \u00c9l nos ense\u00f1\u00f3 \u201cla magia de la vida\u201d.<\/p>\n
\nNota: Juan Bosco, joven estudiante en Chieri, crea un incipiente Oratorio con la Sociedad de la Alegr\u00eda. En \u00e9l desarrollar\u00e1 sus habilidades como mago y prestidigitador. (Memorias del Oratorio. Primera D\u00e9cada, n\u00ba 11).<\/em><\/p>\n<\/blockquote>\n
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En aquellos tiempos, los naipes nac\u00edamos con el estigma del deshonor grabado en nuestra piel de cart\u00f3n coloreado. Nuestra vida transcurr\u00eda sobre mesas de taberna, garitos clandestinos y burdeles sombr\u00edos. Crec\u00edamos empujados por \u00e1giles manos de tah\u00fares fulleros \u00e1vidos de fortuna. Comenc\u00e9 a caminar por la vida con esta triste resignaci\u00f3n.<\/p>
Fui a parar a una poblaci\u00f3n rural: Chieri. Lament\u00e9 mi mala suerte. \u00a1Pocos dineros ten\u00edan aquellos pobres artesanos y campesinos! Sus l\u00e1nguidos quinqu\u00e9s de petr\u00f3leo apenas si alumbraban las escasas monedas esparcidas sobre las mesas de sus tabernas\u2026 Me acostumbr\u00e9 tambi\u00e9n a las miradas de desprecio de las gentes de bien. Para ellas yo era un pasaporte hacia el infierno.<\/p>
Me libr\u00e9 de ir a parar a una taberna. Tuve la suerte de que me comprara un muchacho joven y fuerte, de ojos despiertos y cabello rebelde. Se llamaba Juan Bosco. Entre sus dedos experiment\u00e9 nuevas sensaciones. Extra\u00eda una de mis cartas y la colocaba en la palma de su mano. Luego, forzando los m\u00fasculos del pulgar y el me\u00f1ique, formaba un escondite perfecto. Otras veces lanzaba todo el mazo al aire y, antes de que cayeran al suelo mis cartas, una de ellas aparec\u00eda atravesaba por una fina daga. Ilusiones \u00f3pticas que hicieron nacer en m\u00ed nueva dignidad.<\/p>
Colabor\u00e9 con \u00e9l en sus espect\u00e1culos de prestidigitaci\u00f3n. Ante los ojos asombrados de muchachos y adultos, mis d\u00edas se tornaron m\u00e1gicos. Desaparec\u00eda de las manos de mi due\u00f1o para aparecer en el bolsillo de cualquier espectador. Con su soplo m\u00e1gico reconstru\u00eda la carta rota en cien pedazos. Y mi vida cobr\u00f3 sentido.<\/p>
Juan Bosco ingres\u00f3 en el seminario. Ordenado sacerdote march\u00f3 a la ciudad de Tur\u00edn, donde no hizo otra cosa que cuidar a los chicos pobres que no ten\u00edan familia. Fue entonces cuando comprend\u00ed que conmigo hab\u00eda ensayado el gran proyecto de su vida.<\/p>
Porque los muchachos que acog\u00eda don Bosco eran como yo: chicos de la calle; hu\u00e9rfanos explotados sin horizonte\u2026 cartas sucias de una baraja humana que con la que se entreten\u00eda aquella sociedad enferma. Pero de pronto, llegaba \u00e9l y \u00a1zas!: cambiaba la tristeza por una sonrisa; aparec\u00eda la sabidur\u00eda donde tan s\u00f3lo hab\u00eda incultura. Transformaba las peleas en palomas blancas de amistad. Recompon\u00eda las peque\u00f1as vidas rotas con la armon\u00eda de los ciudadanos honrados.<\/p>
De Juan Bosco aprend\u00ed que nunca hay nada perdido cuando se ofrecen nuevas oportunidades. Siempre le recordar\u00e9 como un mago de la educaci\u00f3n, capaz de transformar a sus muchachos. \u00c9l nos ense\u00f1\u00f3 \u201cla magia de la vida\u201d.<\/p>
Nota: Juan Bosco, joven estudiante en Chieri, crea un incipiente Oratorio con la Sociedad de la Alegr\u00eda. En \u00e9l desarrollar\u00e1 sus habilidades como mago y prestidigitador. (Memorias del Oratorio. Primera D\u00e9cada, n\u00ba 11).<\/em><\/p><\/blockquote>","_et_gb_content_width":"","footnotes":""},"categories":[362,368],"tags":[3800,3475,3272,3337,3799],"class_list":["post-96321","post","type-post","status-publish","format-standard","has-post-thumbnail","hentry","category-blogs","category-las-cosas-de-don-bosco","tag-baraja","tag-chieri","tag-historia-salesiana","tag-juan-bosco","tag-sociedad-de-la-alegria","et-doesnt-have-format-content","et_post_format-et-post-format-standard"],"yoast_head":"\n
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