{"id":99544,"date":"2023-05-23T13:02:34","date_gmt":"2023-05-23T11:02:34","guid":{"rendered":"https:\/\/salesianos.info\/?p=99544"},"modified":"2023-05-23T13:02:34","modified_gmt":"2023-05-23T11:02:34","slug":"mis-santos-inocentes","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/salesianos.info\/blog\/mis-santos-inocentes\/","title":{"rendered":"MIS \u201cSANTOS INOCENTES\u201d"},"content":{"rendered":"

UNA SOCIEDAD, UN PA\u00cdS, UN TIEMPO<\/strong><\/p>\n

No he sabido vivir.<\/p>\n

No s\u00e9 todav\u00eda.<\/p>\n

Todo o casi todo lo he visto desde la muerte.<\/p>\n

A los seis a\u00f1os, ayudando como monago a mi t\u00edo cura, vi morir a Do\u00f1a Soledad en Casbas de Huesca. La dama m\u00e1s influyente de la Hoya de Huesca. Por entonces asist\u00ed a alg\u00fan funeral, de madrugada, en la iglesia conventual de las bernardas de la Virgen de Gloria. Alg\u00fan maquis tiroteado por la Sierra de Guara.<\/p>\n

Ya en Lavapi\u00e9s, mi barrio, acompa\u00f1ando a Julito, mi vecino del tercero derecha, en la muerte por accidente de su padre. Era maquinista de tren. Se seg\u00f3 la cabeza al atravesar un t\u00fanel, mientras alimentaba de carb\u00f3n el horno. Ten\u00edamos siete a\u00f1os.<\/p>\n

Yo escribo un libro de historia o de ensayo, como Belmonte toreaba.<\/p>\n

Con la muerte detr\u00e1s.<\/p>\n

Para Marx trabajar es producir.<\/p>\n

Para Mao trabajar es producir.<\/p>\n

Para mi padre Rom\u00e1n trabajar era producir. Por eso me coloc\u00f3 con diez a\u00f1os en \u201cUltramarinos Bol\u00edvar\u201d, en la calle Bol\u00edvar. \u201cCuentas, cuentas. D\u00e9jate de historias y libros. \u00a1Cuentas! Aprendiz de tendero y adelante\u201d.<\/p>\n

Para mi madre Nieves, maestra nacional en Granada, alumna de las Escuelas del Avemar\u00eda del Padre Manj\u00f3n, trabajar no era producir, trabajar era conseguir, era hacer de cada acci\u00f3n un reto, era hacer de cada reto un suicidio, era hacer de cada suicidio una fiesta.<\/p>\n

Los dos vivieron la guerra en Madrid.<\/p>\n

Los dos vivieron la posguerra en Madrid.<\/p>\n

Los dos se consideraron demasiado fr\u00e1giles para desenvolverse en ese mundo atacado por las fieras, en una sociedad de traiciones de chivatazos, de enga\u00f1os, de chanchullos, de fiestas de fango totalitario. Considerados unos figurantes m\u00e1s sin bocata en la verbena del \u201cEstado social y cat\u00f3lico<\/em>\u201d. Como la mayor\u00eda.<\/p>\n

A los dos les fatigaba el lodazal \u2013en euskera loyola<\/em>\u2013 de la pol\u00edtica, por el espect\u00e1culo desolador de bajar la testuz con resignaci\u00f3n y obediencia, dos conceptos altamente invalidantes de esta vida. Como hoy. Nada nuevo bajo el sol.<\/p>\n

Mi padre se identific\u00f3 con los perdedores.<\/p>\n

Mi madre se identific\u00f3 con los rechazados.<\/p>\n

Mi padre buscaba el resentimiento.<\/p>\n

Mi madre buscaba lo eterno.<\/p>\n

\u00c1rbol adentro, aceras adentro, escaleras adentro, casa adentro, carne adentro, mi madre Nieves, zarza ardiente, iba siempre, aunque nadie pudiera devolverle el esplendor de Granada, con su Virgen de las Angustias, para vivir las bienaventuranzas de Jes\u00fas, instal\u00e1ndonos a sus hijos en la sala de m\u00e1quinas del cristianismo, donde todo tiene sentido y porqu\u00e9.<\/p>\n

En los a\u00f1os cincuenta encarn\u00f3 una de las formas del feminismo en Madrid. Fue reivindicar una forma de estar y de vivir. Y eso era valiente. No cedi\u00f3 a casi nada. Soport\u00f3 vientos de cara y silencios largos de mi padre, de mi t\u00edo Quili, de mi t\u00edo Antonio y de alg\u00fan vecino. Lo que descubr\u00eda o confirmaba a una mujer y madre de rotunda coherencia.<\/p>\n

La mejor br\u00fajula para entender a mi madre, y entender a las madres espa\u00f1olas de posguerra \u2013muchas\u2013, es echar la vista hacia algunos rincones de nuestra fe cat\u00f3lica, donde siempre es m\u00e1s ancha la realidad que el canon.<\/p>\n

Nada, nada hab\u00eda que sustituyera al per\u00edmetro de una \u201cprimera comuni\u00f3n\u201d, al trance, a la preparaci\u00f3n, a la invocaci\u00f3n, a la primera confesi\u00f3n, a la vestimenta, a los acompa\u00f1antes, a ese entusiasmo, esa iluminaci\u00f3n y transfiguraci\u00f3n, ese cuadro de tarantismo, esa picadura de ara\u00f1a que te obligaba a un movimiento perpetuo.<\/p>\n

Se fijan \u201clas comuniones\u201d en Salesianos Atocha<\/em> para el 21 de mayo.<\/p>\n

El galope cimarr\u00f3n de los d\u00edas avanza inexorablemente.<\/p>\n

Y en mi \u201cprimera comuni\u00f3n\u201d cabe una sociedad<\/em>, y un pa\u00eds<\/em>, y un tiempo<\/em>. Todos los \u201cSantos Inocentes\u201d de mi barrio. Toda esa potencia de los que est\u00e1n fuera de horma, \u2013tantos\u2013. Todo retrato de una potencia estremecedora, con una vibraci\u00f3n distinta, con una desgarradura intensa en quien se acerque a mirar.<\/p>\n

Sin quererlo ni pensarlo encontr\u00e9 un sitio propio en la infancia. Los zarpazos de la biograf\u00eda ya me salen al paso con la exploraci\u00f3n del alma de mis acompa\u00f1antes.<\/p>\n

Entro pues en la historia de la comuni\u00f3n, la primera.<\/p>\n

Es un destello de intimidad.<\/p>\n

Me acompa\u00f1an diez personas, incluido mi hermano Roman\u00edn.<\/p>\n

Excepto \u00e9l, con seis a\u00f1os, todas son mujeres: Mama Nieves, Mama Nona, la se\u00f1orita Asunci\u00f3n Alarc\u00f3n y de la Lastra, la se\u00f1ora Felixa, la se\u00f1ora Paca, la se\u00f1ora Maruja, mi t\u00eda Luc\u00eda, la se\u00f1ora Aurora y Pilar la hija mayor de Don Hip\u00f3lito Garc\u00eda.<\/p>\n

Nos recibe en la Iglesia de Mar\u00eda Auxiliadora, don Luis Rubuano, el salesiano italiano, m\u00e1s cari\u00f1oso que yo he conocido. \u00c9l confiaba en su edad, blanqueada en las sienes y en la barba que deja crecer. Y nosotros tambi\u00e9n.<\/p>\n

Nos sit\u00faa en los dos primeros bancos, perpendiculares a la hornacina de San Jos\u00e9. Y se marcha a la sacrist\u00eda para revestirse.<\/p>\n

Don Luis Rubuano sabe soplar unos silbidos de garganta, que no son de pastor ni de caramillo, son silbidos de mar.<\/p>\n

Don Luis es de Sicilia, la bella. \u201cSicilia bedda<\/em>\u201d.<\/p>\n

Est\u00e1 acostumbrado a nuestras palabras al viento, nos las roba de la boca en el patio del Oratorio<\/em> y a \u00e9l no le dejan que le salgan del todo.<\/p>\n

Empieza la misa. Le ayudan como monagos los mellizos Esteve.<\/p>\n

A mi derecha, Mam\u00e1 Nieves, mi madre.<\/p>\n

Mam\u00e1 Nieves era \u201ccontra avaricia, largueza\u201d; \u201ccontra ira, templanza\u201d; \u201c\u00edmpetu religioso y bienaventuranzas\u201d; \u201cfe cat\u00f3lica como lugar de residencia\u201d; \u201c\u00f3rbita de amor a la Virgen, sobre todo de las Angustias\u201d; \u201cse llega m\u00e1s lejos dando, que pidiendo, hijo\u201d.<\/p>\n

A mi izquierda, Mam\u00e1 Nona, mi abuela.<\/p>\n

Mam\u00e1 Nona era audacia ingobernable, exploradora de la vida a tope, tapicera de vocaci\u00f3n y oficio en la Real F\u00e1brica de Tapices de Santa B\u00e1rbara, pasi\u00f3n y desgarro de artista en zarzuelas y revistillas de barrio y de ensayo, \u201cdonde vayas, lleva algo, hijo\u201d.<\/p>\n

Entre mi madre y mi abuela, mi hermano Roman\u00edn.<\/p>\n

Seis a\u00f1os, es papel, no se est\u00e1 quieto.<\/p>\n

Lo quer\u00eda tanto como a m\u00ed mismo.<\/p>\n

Abre y cierra puertas, que nadie abre y cierre despu\u00e9s.<\/p>\n

Yo so\u00f1aba para \u00e9l un futuro \u00fanico y estelar.<\/p>\n

La muerte de mi madre vaci\u00f3 su vida para siempre.<\/p>\n

Don Luis Rubuano, va a empezar la homil\u00eda:<\/p>\n

\u201cEntre lo imposible y lo ins\u00f3lito de la vida, este pan Cuerpo del Se\u00f1or Jes\u00fas sacramentado, que vais a recibir por primera vez, es el culmen de la \u2018amistad\u2019 con Dios\u201d.<\/p>\n

Luego se trata de amistad, me dec\u00eda yo a m\u00ed mismo.<\/p>\n

\u201cLo cierto de todo esto, hijo, es lo que no se ve.<\/p>\n

Lo que importa de este asunto es lo que oculta (como en todo).<\/p>\n

Dios est\u00e1 aqu\u00ed \u2013f\u00edsica, real, an\u00edmica, sacramentalmente\u2013, hijo\u201d \u2013observaba mi madre.<\/p>\n

Desde entonces mantengo la idea de que Nuestro Se\u00f1or aloja el mejor suero social y personal en la eucarist\u00eda.<\/p>\n

Cantamos \u201ca grito pelao\u201d el \u201cCantemos al Amor de los amores\u201d, himno oficial del Congreso Internacional Eucar\u00edstico de Madrid de 1910.<\/p>\n

Desde el Oratorio de Don Luis Rubuano y de los estudiantes de teolog\u00eda Blas Calejero, Benigno Castej\u00f3n y Santiago Mart\u00ednez, hemos empezado a comprender que aqu\u00ed no se reza para buscar paz interior. De hecho, con el correr de mis a\u00f1os \u2013ya 82\u2013 la paz interior no existe. Es la guerra interior lo que nos enriquece y nos depura. Desde el bautismo.<\/p>\n

Quiero glosar antes de salir de nuestra iglesia, las personas que empujaron \u201cmi primera comuni\u00f3n\u201d, mis \u201cSantos Inocentes<\/em>\u201d. Una sociedad, un pa\u00eds, un tiempo.<\/p>\n

Se\u00f1orita Asunci\u00f3n<\/em>:<\/p>\n

Mi madrina de bautizo en la Beata Mar\u00eda Ana de Jes\u00fas, en Legazpi.<\/p>\n

Mi madrina de ordenaci\u00f3n sacerdotal en Salamanca, 1968.<\/p>\n

El referente de Granada y de D\u00f1a. Casilda Jim\u00e9nez, viuda de Echevarr\u00eda, durante mi infancia y en mis cavilaciones de cura romano.<\/p>\n

S\u00f3lo una sucesi\u00f3n de irregularidades mecen mi comuni\u00f3n. Ah\u00ed van: la se\u00f1ora Felixa, \u201cla miliciana\u201d (\u201cDe esa no se habla\u201d, dec\u00edan las vecinas); la se\u00f1ora Paca (la vecina de al lado, la \u00fanica que se atrevi\u00f3 a sacarme la solitaria en casa. Dios se lo pague); la se\u00f1ora Maruja (viuda y sola; nos quer\u00eda a mi hermano y a m\u00ed como a hijos); t\u00eda Luc\u00eda (siempre ten\u00eda onzas de chocolate de verdad para sus sobrinos; dec\u00eda que, despu\u00e9s de la guerra, no cre\u00eda en nada, s\u00f3lo en la Virgen de los salesianos); la se\u00f1ora Aurora (amiga de mam\u00e1 desde Granada, que siempre aparec\u00eda a la hora de cenar por casualidad. Me dijo que se hizo protestante y yo la ech\u00e9 de mi casa por \u201chereje\u201d) y la se\u00f1ora Pilar (locutora de RNE, e hija de Don Hip\u00f3lito Garc\u00eda, jefe del Movimiento de no s\u00e9 d\u00f3nde).<\/p>\n

El 21 de mayo de 1950 mam\u00e1 invit\u00f3 por la tarde a chocolatada en casa a todos los vecinos y as\u00ed les reparti\u00f3 la estampa de Mar\u00eda Auxiliadora. Por un d\u00eda fui el universo, depositario de todos los prodigios \u201cvestido de marinero\u201d, traje propiciado por la se\u00f1orita Asunci\u00f3n Alarc\u00f3n y de La Lastra.<\/p>\n

Ca\u00edmos rendidos mi hermano y yo en la cama al final de d\u00eda. Mam\u00e1 Nona nos bail\u00f3 un chotis en camis\u00f3n, con \u201csu gracia postinera\u201d.<\/p>\n

Se extiende la noche ya de calor clandestino. Es la cuchilla que enciende las manos de ese calor que envuelve a la memoria en mayo.<\/p>\n

Vagamos ya sin mucho sentido por los adentros del sue\u00f1o, cuando pap\u00e1 llega de trabajar. Nos propina dos besos y me pone en la almohada una caja de acuarelas.<\/p>\n

– \u201cPap\u00e1, te ech\u00e9 de menos todo el d\u00eda\u201d.<\/p>\n

– Yo tambi\u00e9n a vosotros.<\/p>\n

\u00c1rbol adentro, aceras adentro, escaleras adentro, casa adentro, carne adentro, mi padre Rom\u00e1n, zarza ardiente, iba siempre en bicicleta al trabajo y por Madrid, al ojeo del estraperlo, de la inquietud, de los perdedores, aunque nadie pudiera devolverle solvencia y aciertos con los encarcelados. Hab\u00eda una Espa\u00f1a a la que no se le hinchaba la vena del cuello cuando hablaba, instal\u00e1ndonos a sus hijos en la higiene del trabajo y la convivencia.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

UNA SOCIEDAD, UN PA\u00cdS, UN TIEMPO No he sabido vivir. No s\u00e9 todav\u00eda. Todo o casi todo lo he visto desde la muerte. A los seis a\u00f1os, ayudando como monago a mi t\u00edo cura, vi morir a Do\u00f1a Soledad en Casbas de Huesca. La dama m\u00e1s influyente de la Hoya de Huesca. 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