En León, el encuentro ha sido animado por Irune López, coordinadora inspectorial de Orientación y en Mohernando por Óscar Bartolomé, coordinador inspectorial de Escuelas. Este año, además, se han incorporado a la formación persona que no habían podido acudir a esta experiencia debido a la pandemia. «Eso ha hecho que el grupo haya sido aún más rico que lo normal, porque había participantes con mucha experiencia», afirma Irune López.
Participantes en Mohernando
Participantes en León
Casa, patio, parroquia y escuela
La formación se divide en 4 bloques. En los cuatro bloques que debe ser una casa salesiana: casa que acoge, patio donde convivir con los amigos, parroquia para aquellos que no tienen parroquia y escuela que prepara para la vida.
Es un hilo conductor que ayuda para dar a conocer a las personas de reciente incorporación lo que supone el sistema preventivo, el carisma salesiano. Se trabaja desde experiencias.
La metodología elegida consigue que se logre un nivel alto de convivencia y participación. «Se comparte mucho, se crea grupo. A pesar de llegar de un final de curso, con cansancio y cierta pereza, los participantes se meten muy bien en la dinámica», explican desde la organización.
La escuela salesiana
Al final los protagonistas perciben que, incluso, este tiempo tan intenso se queda corto. «Nos gustaría poder profundizar más ese enfoque salesiano sobre todo en aquellos aspectos más prácticos con opciones metodológicas para las tutorías y la gestión del aula entre otros. Aspectos que menos se suelen conocer en los centros, porque la velocidad y contenidos marcan el día a día».
Se pretende así conocer y compartir los pilares sobre los que se construye la orientación educativo pastoral de la escuela salesiana. Fortalecer la identidad carismática de los educadores tanto en conocimientos como en actitudes. Y compartir con otros educadores de otros centros de Salesianos Santiago el Mayor. Todo ello en un ambiente de familia y de proyecto común de escuela salesiana.
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