“AQUEL PROCESO DE BURGOS”, EL FUTURO ES PASADO

De andar y pensar   |   Paco de Coro

7 febrero 2024

  1. La impronta

Acostumbrado ya a la pérdida

–son ochenta y dos años–

apuesto una vez más por los grandes temas

que tocó vivir a mi generación.

Salgo de clase a mitad de la mañana. En Roma.

Es la pausa.

Atravieso el portón de la Gregoriana hacia Piazza Pilotta

me dirijo a Via Nazionale, donde el “capuccino” de “Dal´Covolo”

resucita muertos y purga de herejías.

La impresión reticular me apabulla. Me siento una hormiga.

Miles de universitarios ocupan la calzada y las aceras.

Fetiches estéticos calculadísimos moldean las calles adyacentes:

Plaza Venecia, Avenida de los Foros Imperiales, Via Veneto, Colosseo.

– Franco boia! ¡Franco asesino! –chillan mortificantes.

– Franco boia! ¡Franco asesino! –berrean retadores.

Aúllan los muchachos. Aúllan los estudiantes. Aúllan los obreros.

Aúlla Italia y destruye mi concepción de lo que

puede hacer un cuerpo, una luz y una palabra

cuando se combinan.

Imagínate cuando son miles.

Todos me hacen sentir parte de un culto.

Abrazo en sus chillidos cada palabra gritada, proclamada,

esgrimida, enarbolada,

un adentrarse en zonas muertas, en anchuras insondables:

El proceso de Burgos”, aquel juicio sumarísimo iniciado el

3 de diciembre de 1970, contra dieciséis miembros de ETA,

acusados de asesinar a tres personas.

España en la diana una vez más.

El grito era la emoción, el chillido lo era todo,

porque no había un solo elemento en las calles

que no estuviera al servicio de la misma,

el objetivo era el eco constante,

la impronta, siempre la impronta.

Aturdido, sin tomar café, me enderecé a casa, a pie,

dando vueltas y más vueltas a las escenas vividas,

emparentando con la memoria universal

de nuestra historia,

obsesionado por mostrar lo que iba sedimentando en mí

de los grandes relatos de España

y sobre todo de las grandes derrotas.

 

  1. El periodista

Yo mantenía aquellos años amistad verdadera

con el general auditor Jesús Valenciano Almoyna,

en las distancias cortas, hombre muy culto, afable y sagaz.

Fue junto con su señora Asunción Alarcón y de La Lastra

el padrino y acompañante en mis años de estudiante

en Roma. Como también sus siete hijos.

Su espíritu moderador y su sagacidad política

me llevaron a chequear distintos procesos

también “el de Burgos”,

desde el Derecho canónico

al haber encausados dos sacerdotes.

Por fin me desembarazo de la multitud.

Al cruzar la calle San Gregorio Magno,

frente por frente con la FAO, donde trabaja mi amigo

Luis Juárez Almazán

me asalta (sic) un periodista micrófono en mano.

– Cosa ne pensa su…

– Non ne pensó niente.

– La Spagna in berlina, la Spagna cattolica.

– Capisce?

– Capisco, capisco. Perbacco!

– La Spagna della Inquisizione risucita.

– Va bene, va bene…

– ¡”El proceso de Burgos”, via la pena di morte!

– Via, via, via!

El periodista me incomoda, me aturde, me solivianta.

Hace de sus palabras no sólo una pose, sino un compromiso

me conmueve su voluntad de seducción.

Pero también me exaspera.

– Cosa ne pensa su…

– Sa, sono straniero.

– Da dove? Da dove?

– Dalla Spagna cattolica!!!

– Allora non ne voglio il suo giudizio.

– Voi siete il culo d’Europa!

– E voi, lei piuttosto, la carta perculire il culo!

– Mascalzone!

– Mascalzone!

Afloró rápido la sucia desnudez del alma europea

en una letanía ininterrumpida de palabrotas

italianas

españolas

y hasta en latín.

 

  1. En la FAO

– “La bandera en el fondo del baúl, Paco! –me decía don Chiandotto.

El problema de los delirios nacionalistas es siempre el mismo:

La vanidad profética, el mesianismo

y la inconsciencia desde la que se eleva la chifladora

de las propuestas primacistas.

Con “El proceso de Burgos” por delante

tuve que bracear hasta via San Gregorio para sobrevivir

y aquí y ahora burlar hasta la revancha al periodista

inoportuno.

Aparco el enfado. A regañadientes.

Cruzo la calle para entrar en la FAO.

Quiero hablar con Luis Juárez, el de Lavapiés.

– Cuánta noche oscura en España, Luis.

– “El proceso” como horizonte político es un crimen.

– ¿El show que lleva por delante da más de sí?

– El franquismo ya carece de interés y quiere morir matando.

– A la pena de muerte la llaman nación o patria.

– La conmoción…

– Y la propaganda sacude las esferas de la política internacional.

– Son dieciséis los encausados y dieciséis los abogados.

– Saltan abogados como Solé y Barberá, Peces-Barba, Andrés, Castell.

– Todo se convierte intimidante.

– Radio España Independiente le presta toda la atención.

– Desde aquí también se oye.

– El juicio sumarísimo y la petición de la pena de muerte

desgarran todo el mes de diciembre.

– Pasando a otra cosa… me dice Ángel, mi hermano,

que has sacado el título de francés de “Mandgol”.

– La verdad es que sí. Estoy dándole al inglés.

Nos lo piden en la Gregoriana para el examen de grado.

– Date el piro y vente a la FAO.

– Luis, soy muy feliz en Cerdeña como cura rural.

Vuelvo siempre a Roma con las manos llenas de esperanza.

– Qué tonto, por qué te habré dicho eso. Ángel no lo perdonaría.

– Luis, aquí dentro, la salvia, el romero y el hinojo

me regalan la dulzura deliciosa

que hace frente al horror del tiempo que vivimos.

– Indecible horror, Paco.

– Indecible, Luis.

Amigo Javier, el indecible horror del tiempo que vivimos hoy,

que trae el pasado es dar contenido al presente y al futuro.

 

  1. El futuro es pasado

Vivo sobre Las Catacumbas de San Calixto

en el Instituto Internacional Salesiano de San Tarcisio.

En el lado opuesto de la ausencia de mis padres y hermanos,

me detiene el tiempo en cada esquina

del mundo inexplicable de compañeros insólitos:

Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga

José María de los Santos y López

José Isikawa

Leger Fernando Morand Wird

Nicolas Cotugno Fanizzi

Francis James Moloney

Siro Cozzolino

Luis Felipe Gallardo

Angelo Amato.

Vivo mucho en los libros.

Vibro mucho en los fines de semana de Campoverano como capellán.

Convivo, a muerte en Cerdeña las vacaciones de cinco años. Tantas.

Aspiro a un desenlace noble e indoloro de

El proceso de Burgos”. No sé.

El vértigo de la política franquista desafía la ley de su final.

El fascismo aprendió a hablar con el idioma de los muertos.

El terrorismo desafía las leyes del ocaso de la dictadura

y de la Transición… hasta hoy.

Nunca todo termina.

El único futuro es el pasado.

¿Quién dice que el recuerdo aprisiona?

¿Quién dice que la mazmorra del pasado consume?

Tras el diluvio seco de más de cincuenta años,

hoy es nunca,

porque nacimos todos ciegos,

aunque el mundo sin nosotros sería un absurdo espejo.

Me espera mi banco en la Gregoriana todavía,

con las cortaduras de compis como Fois, Sanz de Diego, Sampaio, Descalzo, Arbeloa.

Me espera mi sitio en el Archivo Secreto Vaticano

y los legajos del siglo XIX, en mi celda de hoy.

La insolencia fascista de ayer

desemboca en la de hoy, mientras los cadáveres

de las catacumbas danzan su ragtime

para olvidar que han muerto.

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