«Haití, diez años después, todavía lleva las cicatrices de las heridas de la tragedia del terremoto. Sigue sufriendo sus consecuencias y en ciudades, como Puerto Príncipe, sigue reconstruyéndose. Haití es hoy más pobre que antes de 2010», explica Jean Paul Messidor, misionero salesiano en el país. Este domingo, 12 de enero, se cumple la primera década desde la catástrofe que asoló el país caribeño.
Además, el país está sufriendo uno de los peores momentos políticos de su historia. Manifestaciones y violencia que, en algunos casos, impiden la vida diaria. «Sólo a principios del pasado mes de diciembre algunas escuelas pudieron abrir sus puertas tímidamente tras tres meses de inactividad por la violencia y las amenazas», añade el misionero salesiano. Hoy, la situación está más tranquila pero las causas de los levantamientos siguen ahí: pobreza, inflación, encarecimiento de la cesta de la compra, hambre… «Para muchos jóvenes la única salida es dejar el país e irse a otro lugar», advierte Messidor.
Durante estos diez años, los misioneros salesianos han estado siempre al lado de la población más necesitada. Tras el terremoto, «dimos kit de emergencia, agua, tiendas de campaña, alimentos… fueron miles de personas», exponen los misioneros salesianos. «Pasadas las primeras semanas de emergencia vital, empezamos a pensar en las necesidades del país y, sobre todo, en reconstruir los centros educativos y mejorar la calidad de enseñanza como elemento fundamental para el desarrollo de Haití», añaden. Así, en la actualidad, más de 200.000 niños, niñas y jóvenes reciben educación en los centros salesianos, que fueron reconstruidos o rehabilitados en Puerto Príncipe, Gressier, Fort Liberté, Carrefour Thorland, Petion Ville, Gonaïves, Cabo Haitiano y Los Cayos.
De este compromiso con la educación y la formación profesional y con los jóvenes nació, por ejemplo, la ENTEC, una escuela técnica de formación para profesores de formación profesional. «Su misión es formar a los formadores, elevar la calidad de la educación en la formación profesional y poner en valor la experiencia y el aprendizaje de los oficios. Más de 200 jóvenes se han formado, hasta hoy, en este proyecto con ayuda de la ONG Jóvenes y Desarrollo y la Agencia Española de Cooperación Internacional», explica María del Carmen Rodríguez, responsable de la ONGD salesiana Jóvenes y Desarrollo en Haití.
«El futuro para Haití es incierto. Es difícil, ante este panorama, convencer a los jóvenes de que aquí tienen un futuro, pero debemos seguir trabajando en la educación y la formación de los niños, niñas y jóvenes ya que el mañana está en sus manos», dice Messidor.
Misiones Salesianas y Jóvenes y Desarrollo renuevan su compromiso para que Haití supere sus desafíos y transformar el sufrimiento y el dolor en oportunidades de futuro.
El espíritu de Don Bosco, con los jóvenes más necesitados, con la enseñanza se puede lograr salir adelante.