Muchos migrantes indios dentro del país todavía están buscando regresar a sus estados de origen. Se han organizado muchos convoyes especiales, pero las medidas de distanciamiento social y el gran número de personas involucradas hacen que todo sea lento, complicado y doloroso. Don Barnabe D’Souza, Director del Centro Salesiano de Nerul, Navi Mumbai, con su equipo, está ayudando a los que intentan salir de la ciudad india.
Es una larga espera para los que quieren salir de Mumbai en los trenes y autobuses proporcionados por las autoridades. La gente se registró hace 3 o 4 semanas. Sus nombres tuvieron que esperar las interminables listas generadas por la computadora. Posteriormente la policía los llama para verificar su identidad, con 4 o 5 horas de antelación. Después, son llevados en un autobús municipal a la estación de tren. En la estación se comprueba su temperatura, y esperan en cola para su asiento. Todo el proceso toma alrededor de 6 a 8 horas, si todo va bien.
Muchas veces el tren tiene un retraso de 4 o 6 horas, o se cancela. Es una pesadilla para ellos, porque no están acostumbrados a vivir en la calle.
Los salesianos del centro de Nerul proporcionan a los migrantes un paquete de alimentos nutritivos para el viaje y una botella de agua. Muchos de ellos, cuando llegan a su destino, llaman para dar las gracias. «No había un lugar para comprar en el tren, no había puestos abiertos ni siquiera para una taza de té en las estaciones donde nos detuvimos. El paquete de comida fue lo que nos mantuvo en marcha», dijo uno de ellos.
“Gracias, Padre, por la bolsa de comida que fue todo lo que conseguimos para nuestro viaje de 3 días. Dios seguramente te bendecirá a ti y a todos los que nos ayudaron”, añadió otro.
Por su parte, D’Souza dijo: “Cada vez que damos comida a los migrantes que viajan, lo acompañamos con una palabra de aliento: ‘Que Dios te acompañe, reza por nosotros y por aquellos que te ayudaron a dar estos paquetes’. Y mientras les doy la bendición, me responden en coro: Bhagwan apka bala kare, es decir, “Dios te bendiga”, ellos responden con la bendición. Puedes sentir toda su profunda gratitud por un poco de comida y agua, como si fuera el regalo más preciado que hubiesen recibido”.
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