Pesquera (Cantabria) Sábado 22 de agosto
Una araña en su tela.
Cencerros… ¿vacas u ovejas?
Las moras van negreando.
Toc. Alguien entrenando en la bolera.
Regar las flores
Colgar la ropa
Otear las nubes
Recoger el colgador porque “rocía”
Que no se escape la panadera
Sortear los caracoles de la acera
Respirar el silencio…
Gracias, Señor, por este paréntesis de quietud.
Me siento bendecida porque me lo has dado a mí.
Y un poco culpable también cuando llegan los periódicos.
Te agradezco este lujo en medio del dolor y la tormenta.
¿Cómo podré devolvértelo?
Intentó aspirarlo, exprimirlo, inoculármelo en vena.
Dentro de un par de días vuelvo a la lucha. A los 60 m2 sin balcón. Al ordenador. Al intentar ir un paso por delante de no se sabe qué.
Por eso, me sumerjo con todas mis fuerzas en la morosidad, en la calma.
En el placer de las cosas pequeñas.
Dando un paso atrás, como quien coge carrerilla para saltar a la piscina.
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