Esta impresionante fotografía grupal en blanco y negro nos traslada al año de 1910, cuando se celebró el XI Capítulo General de la Sociedad Salesiana en Turín.

El grupo de salesianos que aparecen en esta fotografía representaban la diversidad y la vitalidad de una Congregación en plena expansión. Venían de Italia, España, Francia, Argentina, Chile, Uruguay, Brasil, Ecuador y muchos otros países donde los salesianos ya habían echado raíces profundas. La imagen captura un momento trascendental en la historia de la Congregación: apenas cinco meses después del fallecimiento de Don Miguel Rúa, primer sucesor de Don Bosco, se reunían para elegir al nuevo Rector Mayor y trazar el rumbo de la obra salesiana en el mundo.

El año 1910 representó un periodo de profunda transformación para la Iglesia y para Europa. La Sociedad Salesiana, que había nacido apenas cincuenta años antes de la mano de Don Bosco, ya se había expandido por cuatro continentes. Los salesianos llevaban el carisma de la educación de los jóvenes más necesitados hasta los confines de la tierra: desde las frías tierras de la Patagonia hasta las remotas misiones de Asia. En este contexto histórico, el Capítulo General de 1910 debía afrontar desafíos cruciales: consolidar la expansión misionera, fortalecer la formación de los salesianos y mantener vivo el espíritu de Don Bosco en un mundo que cambiaba aceleradamente.

En el centro de esta fotografía se encuentra Don Pablo Albera, elegido como segundo sucesor de Don Bosco y Rector Mayor en 1910. Su liderazgo marcó una etapa de consolidación y expansión, en la que la Congregación se fortaleció en identidad y presencia misionera. Don Albera supo mantener viva la llama del carisma salesiano en tiempos de cambio, con una profunda espiritualidad y cercanía a los jóvenes.

A su lado aparecen dos figuras emblemáticas del impulso misionero salesiano: Monseñor Luis Fagnano y Monseñor José Costamagna. Monseñor Luis Fagnano, evangelizador incansable de la Patagonia, donde fundó escuelas, parroquias y obras sociales en condiciones extremas. Monseñor José Costamagna, promotor de la misión salesiana en América Latina, especialmente en Ecuador y Colombia, donde dejó una huella profunda en la formación de jóvenes y comunidades. Ambos representan el ardor misionero que llevó el carisma de Don Bosco a los confines del mundo.

Esta fotografía no es solo una imagen del pasado. Es un reflejo de una herencia espiritual y educativa que sigue viva en cada casa salesiana, en cada patio donde se juega, en cada aula donde se enseña, en cada corazón joven que encuentra esperanza. El XI Capítulo General fue una semilla que sigue dando fruto. La imagen de esta fotografía es mucho más que un documento histórico. Es el testimonio visual de una cadena ininterrumpida que conecta a Don Bosco con nosotros. Los salesianos de 1910 habían conocido personalmente al fundador o habían sido formados por sus discípulos directos. Ellos fueron los portadores del carisma original, los custodios de la memoria viva del Santo de los jóvenes.

Hoy, más de un siglo después, la Sociedad Salesiana cuenta con miles de miembros en más de 130 países. Pero todo comenzó con aquel grupo de soñadores que un día creyeron en la visión de un sacerdote turinés que veía en cada joven pobre una promesa de santidad. Esta imagen del XI Capítulo General nos invita a mirar hacia nuestras raíces, a reconocernos herederos de una tradición rica y fecunda, y a renovar nuestro compromiso con la misión que Don Bosco nos confió: ser signos y portadores del amor de Dios a los jóvenes, especialmente a los más pobres.

DATOS IMAGEN:
Original fotográfico blanco y negro en soporte de papel enmarcado.
Archivo Central Salesiano (ASC)
Universidad Pontificia Salesiana (UPS)