“Nos damos cuenta que entre el lenguaje eclesial y el de los jóvenes se abre un espacio difícil de colmar”. Sí, es una constatación del Papa. Y nosotros constatamos que nos alejamos no solo de los jóvenes y por ello es “urgente incorporar en la Iglesia –escribía A. Del Río– una mayor conciencia de que estamos ante nuevos modos de comunicar, con un nuevo lenguaje”.
El desafío de la Iglesia es comunicar un mensaje en un contexto adverso y en gran parte de carácter espiritual, pero es un hecho que no podemos renunciar a un gran profesionalismo para comunicar la verdad de Jesucristo.
¿Qué son estos “nuevos lenguajes juveniles”? ¿Cómo llegamos a los jóvenes para hablarles de Dios con los ‘nuevos lenguajes’?
Nuestros lenguajes no son los lenguajes juveniles
Es cierto que el “nuevo lenguaje” creado por las tecnologías y las Redes Sociales nos está alejando de los jóvenes, porque no es nuestro lenguaje. Para la Iglesia y para los que trabajamos con los jóvenes, se nos hace muy difícil entablar un diálogo con ellos, porque las nuevas generaciones “han nacido y crecido en lo que se denomina la cultura del espectáculo, y hacen que estén ‘en otra frecuencia de onda’ perceptiva, mental y actitudinal”, escribía J. Ferres, es su libro: Educar en una cultura del espectáculo.
Según estudios, existe en la cultura digital de los adolescentes –según G. Muñoz, en ¿De los nuevos medios a las hipermediaciones?– el lenguaje de la “interactividad” que tiene cuatro características: inmediatez, personalización, ampliación, y participación. Definitivamente estamos lejos del “nuevo lenguaje. La inmediatez exige atenerse a ‘sus horarios’, ‘a sus requerimientos’, a la ‘instantaneidad’; pero nuestra propuesta es analógica, atemporal, impersonal. Ellos nos piden que tengamos el lenguaje de la participación, de la inclusión, pero nos notan lejanos, irrefutables, limitados, imperativos.
Un nuevo lenguaje exige conocer y actualizarse
“La forma en que los jóvenes asumen algunos rasgos de la cultura contemporánea y el impacto de las nuevas tecnologías exigen una mayor capacidad de respuesta al desafío educativo en su acepción más amplia”: esta es la emergencia educativa que señalaba el papa Benedicto XVI.
La Iglesia católica reconoce que los jóvenes la perciben como una institución poco “atenta” a los problemas sociales y poco “cercana a la gente”. Por ello, es importante que la Iglesia cambie su lenguaje y “solo se logrará por medio de un lenguaje renovado, de unas palabras acordes al contexto, de una comunicación interactiva se necesita un lenguaje contextual, un lenguaje atrayente, un lenguaje incluyente”, afirma A. Pérez Múnera.
Educar es una tarea que exige procesos. Los salesianos no han cejado en su tarea de educar en el mundo de la comunicación y siguen ofreciendo propuestas comunicativas acordes a los tiempos. He aquí algunas experiencias.
En Sudán del Sur se realizó un curso intensivo de tres meses de radio y periodismo para jóvenes. El curso fue dirigido por el Padre Sebastián Koladiyil, de la Inspectoría del África Este. Su único objetivo: los pobres tienen derecho a saber qué son y cómo funcionan los medios.
En la Visitaduría de Papúa Nueva Guinea iniciaron la aventura con el primer número del Boletín Salesiano. Se sabe que una de las tareas primordiales de los hijos de Don Bosco es informar del bien que se hace en el mundo.
En el “Don Bosco Media” de la Inspectoría Salesiana de Tiruchy (India) equiparon con nuevas tecnologías y ofrecen a los jóvenes formación en comunicación. El objetivo es ayudar a sus estudiantes a pensar críticamente, expresarse creativamente y comunicarse de manera efectiva.
“Habría que tener como objetivo el reinventar la educación, sus procesos y sus objetivos, comenzando por incluir diferentes alfabetizaciones para poder comunicarse e interaccionar a lo largo y ancho de múltiples lenguajes juveniles o no juveniles, sobre los cuales se da de hecho la actual circulación del conocimiento. Se requiere formar “políglotas culturales” que puedan hacer estallar la monotonía hegemónica de las expresiones redundantes de los pensamientos únicos que nos rodean” (Guillermo Orozco).
Jesús Jurado
Accede al Boletín Salesiano en: http://www.boletin-salesiano.com
0 comentarios