Es una preciosa canción de Violeta Parra (que os recomiendo escuchar) y que cita algunas cosas que le dio la vida por lo que está agradecida: “me dio dos luceros…, el oído…, el sonido y el abecedario…, la marcha de mis pies cansados…, el corazón…, la risa, el llanto…”
La gratitud, o la capacidad de ser agradecidos, dicen autores psicológicos como Seligman o Emmons, nos permiten reconocer los aspectos pasados y presentes positivos, buenos, y todo aquello que nos ha beneficiado de algún modo y que, por lo tanto, ha otorgado un significado agradable a nuestra existencia, bienestar emocional, satisfacción y calidad de vida.
A veces no es fácil ser agradecidos, ser capaces de darnos cuenta de los grandes dones que nos ha dado Dios, los demás, la vida…: Un extraño dinamismo nos lleva muchas veces a no tomar conciencia de lo que la vida nos ha regalado o nos está regalando, de los bienes que hemos recibido y disfrutado y de aquellos de los que se seguimos disfrutando. Paradójicamente necesitamos perder algo para valorar lo que teníamos. Hay un dicho popular que más o menos dice que no valoramos las cosas que tenemos hasta que las perdemos, por ejemplo la salud.
El ser agradecidos tiene grandes enemigos como la autosuficiencia, es decir, la falta de humildad, el egoísmo, el narcisismo del que está siempre mirándose el ombligo, la envidia que dificulta reconocimiento del propio bien poseído, que siempre se vive como escaso en relación con el bien ajeno…, todas estas actitudes hacen que uno no sepa reconocer que todo es un don de Dios, de los demás y de la vida. Agradecer es un arte que se opone diametralmente a aquel que se cree con derecho a todo, que todo se le debe. Agradecimiento que sube hasta Dios, hacia los demás y hacia uno mismo y que se convierte en una de las mejores oraciones que podemos hacer, expresión de un corazón reconocedor del bien, sencillo y humilde.
La gratitud tiene unos efectos psicológicos extraordinarios. Experimentarla y expresarla abre las puertas de nuestro corazón al bien, a la bondad, a los otros.
Autores como Emmons y McCullough en 2003, hicieron diversos estudios cuya finalidad era averiguar la influencia de la gratitud en el bienestar físico y psicológico. Observaron que las personas más agradecidas tenían una visión más positiva y optimista sobre sus vidas y su futuro, presentaban menores molestias físicas, mejor estado de ánimo, menor sintomatología relacionada con la fatiga y la enfermedad y habían desarrollado más conductas prosociales como ayudar a personas necesitadas.
Ya lo dice el refrán castellano: “Es de bien nacidos el ser agradecidos”.
La canción Gracias a la vida no pertenece a Mercedes Sosa. Es de la chilena Violeta Parra
OJo, el tema Gracias a la Vida, no pertenece a Mercedes Sosa, esta fallecida cantante no es la autora de esa canción.