Estamos en guerra. Otra vez. Como siempre.
Estamos en guerra y Rusia se lleva el protagonismo de todo lo feo, de todo lo malo.
Y nosotros, mientras tanto, nos situamos en “modo escándalo”. Asistimos a la guerra desde las redes sociales.
Dejamos que se vaya allanando la montaña de asombro que nuestros ojos pueden abarcar. Y lo hacemos sabiendo que dejará de dolernos, como el bicho, como el volcán, como las personas que el mar escupe.
Y hablamos, comentamos, intervenimos, opinamos… Nos crispamos y luchamos.
Luchamos acaloradamente por causas enormes, como si no hubiese también otras más asequibles por las que luchar.
Dejar de ser cobarde y decir lo que nadie dice.
Coger el toro por los cuernos y enfrentarte a eso que te asusta.
Solucionar de una vez por todas eso que te duele y postergas.
¿Acaso no hay guerra más destructiva que la que nunca libras? ¿No es esa en tu mente la que te atormenta y te hunde?
Si la paz empieza en uno, ¿a qué esperamos? ¿Acaso hay tiempo que perder?
¿Estamos en paz?
No estamos en paz cuando corremos de un sitio a otro apremiados por urgencias que no son tales. Cuando no somos conscientes de que la vida se nos escapa haciendo y, rara vez, la disfrutamos siendo.
No estamos en paz cuando compramos lo que no necesitamos y nos parece que el aceite de girasol es la piedra angular sobre la que se sostiene nuestra pirámide alimenticia.
No estamos en paz si devoramos una chocolatina mientras la ansiedad nos devora a nosotros. Y mucho menos si dejamos que la culpa llene nuestros vacíos simplemente para que no haya vacíos. Y es que nos da tanto miedo el vacío… A veces tememos tanto al silencio y a lo que en él podamos encontrar, que acabamos llenándonos de absurdas batallas cotidianas que nos destruyen, sólo por sacar afuera nuestro malestar o nuestro odio.
El primer mundo regala entradas para un conflicto bélico, y nosotros también estamos en guerra.
Esa a la que no nos acostumbramos. Esa que no aparece en redes sociales. Esa que no es una guerra de opiniones infundadas. Que no está en fotos.
Sí, hace ya mucho tiempo que estamos en guerra.
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