“Jesús nos convoca en Galilea y nos envía su Espíritu para que nuestras comunidades crezcan en fraternidad, en comunicación, en unidad junto a Él, en una alegría serena que se expresa en los detalles cotidianos”, comentó el Inspector. Por ello, invitó a “renovar nuestra vida comunitaria, poniendo cada uno de nosotros todo lo que esté a nuestro alcance para cuidar con detalle la vida común a la que el Señor nos ha convocado”.
Recordando la acción del Espíritu Santo en los primeros pasos de la Iglesia y de la Congregación, García invitó a “seguir entregando hasta el último aliento de nuestra vida por los jóvenes a los que Dios nos ha enviado. Como Don Bosco, un día. Como Don Boscos, hoy. Os invito a ayudarnos unos a otros para saber encontrar los modos adecuados para ser en cada casa una presencia visible y creíble de que merece la pena ser salesiano y entregar a Dios toda una vida”.
El Inspector concluyó haciendo un llamamiento a salesianos y seglares a romper “cualquier atadura que genera dolor y nos impide vivir con alegría nuestra vocación”. Y expresó un deseo: “Que el itinerario creyente de aquellos hombres y mujeres que se encontraron con el Resucitado sea un estímulo para el itinerario creyente de cada uno de nosotros, de cada salesiano, de cada Comunidad Educativo Pastoral”.
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