El acto congregó a un buen grupo de alumnos, profesores, superioras y formadoras de diversas congregaciones e inició con la bienvenida y lectura de la Memoria Académica por parte del director del Instituto, el salesiano Jordi Latorre, mostrando la riqueza de la tarea educativa realizada, la actividad docente del profesorado y la variada procedencia del alumnado. Después Fernando Miranda presentó a la Dra. Margarita Bofarull, RSCJ, delegada diocesana de Fe y Cultura de la archidiócesis de Barcelona y profesora de Moral personal en la Facultad de Teología de Catalunya, quien disertó sobre “La sinodalidad en la Vida Religiosa”. Una conferencia amena, profunda, sentida y muy apropiada para el alumnado que instaba a ser testimonios de sinodalidad.
La religiosa del Sagrado Corazón introdujo su ponencia con un breve recorrido sobre las etapas del actual proceso sinodal preparatorio del próximo Sínodo de Obispos de 2024. Luego destacó que la Vida Religiosa es hablar de seguimiento de Cristo, de generaciones que nos han precedido, es hablar de fundadores, de pasión por hacer el bien… y es hablar de sinodalidad, que significa caminar juntos. Citó a San Juan Crisóstomo cuando afirma que Sínodo es nombre de Iglesia y así se designa un estilo peculiar de vida y misión que debe expresarse en la cotidianidad. Insistió en que vivir la sinodalidad es un camino y no, como algunos piensan, producir documentos, es plantar sueños y permitir que florezca la esperanza…
Aterrizó en la vida diaria y presentó la necesidad de poder hablar de todo, pues el espíritu nos acompaña e insistió en la capacidad de trabajar el perdón y la reconciliación ad intra. El perdón es inherente a la sinodalidad y con la riqueza de nuestros carismas, es ser capaces de aportar lo que tenemos, sin ocultar heridas. Remarcó que todo comienza en conversión personal.
También repaso desde distintos ángulos que es y que requiere vivir la sinodalidad:
- La ponente remarcó que la Iglesia toda ella es sinodal desde sus orígenes, ya que es comunidad eclesial en la todos caminamos juntos. La sinodalidad es el “modus vivendi et agendi” de la Iglesia, pueblo de Dios en marcha.
- La sinodalidad implica un ejercicio compartido de humildad y de perdón para superar las divisiones, así como un ejercicio de reconciliación y de acogida mutua.
- La Vida Consagrada aporta lo que es y tiene al camino común de toda la Iglesia; especialmente en las Iglesias particulares a las que aporta su carisma y su ministerio. Las mismas estructuras de la Vida Consagrada son sinodales: asambleas comunitarias, consejos locales y provinciales, capítulos generales… La misma vida comunitaria es ya sinodal, en cuanto comporta de escucha comunitaria de la Palabra, de celebración de la Eucaristía, de fraternidad compartida, de corresponsabilidad pastoral, y también de perdón, reconciliación y acogida mutua, día a día.
En la sinodalidad, lo sabemos bien los religiosos y religiosas, no se trata de construir mayorías frente a minorías —propio del orden democrático—, sino de construir consensos fruto del discernimiento —propio del orden espiritual—. - La sinodalidad, tanto en la vida consagrada, como en la vida eclesial y en sus estructuras, como también en la tarea pastoral, no es completa si no sabe integrar a los que quedan al margen del camino, para poder caminar juntos (sinodalidad)
A continuación, se repartieron los Diplomas de Bachillerato en Ciencias Religiosas y de Licencia en Ciencias Religiosas a los alumnos que concluyeron con éxito en junio de 2022. Seguidamente se pasó a la capilla de la Hospedería de Martí-Codolar para celebrar la Eucaristía De Spiritu Sancto, presidida por Fernando Miranda.
Todo acabó con un refresco ofrecido a los asistentes, el primero después del tiempo de COVID y profesorado, personal de secretaría y biblioteca, y los nuevos delegados de los alumnos compartieron un delicioso almuerzo en el comedor de la Hospedería.
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