Epifanía

6 de enero

EVANGELIO (Mateo 2,1-12)

Jesús nació en Belén […]. Entonces, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando: «¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella».

Al enterarse Herodes, se sobresaltó […] y convocó a los pontífices y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías. Ellos le contestaron: «En Belén de Judá, porque así lo ha escrito el Profeta». […]

Ellos se pusieron en camino, y de pronto la estrella comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el niño […]. Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, […] lo adoraron y le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra […].

somos-futuro

Tiempo interior

Dedica un tiempo de reflexión al comentario del Evangelio en Tiempo Interior, con José J. Gómez.

Material elaborado por la Pastoral Juvenil SSM. El objetivo potenciar la experiencia diaria de la Fe

Reflexión Diaria

Dedica un tiempo de reflexion con la propuesta que nos hace Ramón Ariza.

«Vieron al niño con María, su madre […] lo adoraron y le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra […]».

Canción

Voy abriendo caminos para dejarte

las cosas buenas que aprendo

mientras camino mis calles.

Me llevaré

las buenas luces que tiene la gente

que me iluminan la vida

y me regalan mi suerte.

COMO UN RIO QUE CAMINA HACIA EL MAR.

QUIERO VER LA RISA DEL SOL POR LAS MAÑANAS,

QUE VENGA SIEMPRE A GOLPEARNOS LA VENTANA.

YO QUIERO UN SOL.

YO QUIERO UN SOL QUE ME ACOMPAÑE.

HABLANDO SIEMPRE DE FRENTE.

TIRANDO TODO LO MALO.

Voy abriendo caminos para encontrarte.

En este mundo perdido

también hay buenos amigos.

Y me llevaré

las buenas luces que tiene la gente

y cuando me sienta solo

me cuidarán para siempre.

COMO UN RIO QUE CAMINA HACIA EL MAR.

QUIERO VER LA RISA DEL SOL POR LAS MAÑANAS,

QUE VENGA SIEMPRE A GOLPEARNOS LA VENTANA.

YO QUIERO UN SOL.

YO QUIERO UN SOL QUE ME ACOMPAÑE.

HABLANDO SIEMPRE DE FRENTE.

TIRANDO TODO LO MALO.

CATEQUESIS

Por tanto reconoced lo que hacéis. Imitad lo que celebráis porque participando en el misterio de la muerte y resurrección del Señor, lleváis la muerte de Cristo en vuestros miembros y camináis con Él en novedad de vida. Un presbítero que ha estudiado quizá mucha teología y ha hecho una, dos, tres licenciaturas pero no ha aprendido a llevar la Cruz de Cristo, no sirve. Será un buen académico, un buen profesor, pero no un sacerdote.

Con el Bautismo agregaréis nuevos fieles al Pueblo de Dios. Con el Sacramento de la Penitencia perdonaréis los pecados en nombre de Cristo y de la Iglesia. Por favor, os pido en nombre de Cristo y de la Iglesia que seáis misericordiosos, siempre; no carguéis en los hombros de los fieles pesos que no pueden llevar, y tampoco vosotros. Jesús regañó por esto a los doctores de la ley y les llamó hipócritas. Con el óleo santo daréis alivio a los enfermos. Una de las tareas —quizá aburrida, también dolorosa— es la de ir a visitar a los enfermos. Hacedlo, vosotros. Sí, está bien que vayan los fieles laicos, los diáconos, pero no os olvidéis de tocar la carne de Cristo sufriente en los enfermos: esto os santifica a vosotros, os acerca a Cristo. Celebrando los sagrados ritos y elevando en las distintas horas del día la oración de alabanza y de súplica, os haréis voz del Pueblo de Dios y de toda la humanidad.