Don Bosco conoce su figura en el seminario de Chieri, donde lee sus obras fundamentales. Lo que más le impresiona e influye es, por un lado, el ejemplo de apóstol y misionero, y por otro, la mansedumbre y dulzura de trato.
El primer oratorio fundado por Don Bosco se llamó San Francisco de Sales. La primera iglesia construida en Valdocco por Don Bosco fue dedicada a San Francisco de Sales. En su habitación, Don Bosco tenía un letrero en el que estaba escrito el famoso mensaje divulgado por él «Da mihi animas, coetera tolle» («Dame almas, llévate lo demás»), una frase bíblica que solía repetir San Francisco de Sales. El apelativo salesiano hace, por tanto, referencia al obispo de Ginebra, pero no sólo a su persona, sino también a su espíritu y mensaje, transmitidos por Don Bosco. Este sentido salesiano se ve en toda su autenticidad en un pequeño tratado que escribió sobre el Sistema Preventivo y cuya puesta en práctica supone la bondad, dulzura y mansedumbre de cuyo espíritu, con el amor, surge la espiritualidad salesiana, la espiritualidad de Don Bosco.
San Francisco de Sales es patrono de los periodistas, de los comunicadores y también Don Bosco lo imitó es su faceta de comunicador.
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