Los hogares de acogida de la Federación de Plataformas Sociales Salesianas Pinardi, atienden a 65 jóvenes, de distintas nacionalidades y religiones, que han celebrado, en época de confinamiento, el Ramadán.
El calendario lunar ha propiciado que, este año tan peculiar para todos, hayan coincidido dos fiestas muy importantes para los jóvenes y educadores de los hogares de acogida de la Federación de Plataformas Sociales Salesianas Pinardi: Casa Garelli Protección, Pinardi Nicoli y Casa Garelli. Por un lado, el 24 de mayo, cuando la familia Salesiana celebra la fiesta de María Auxiliadora y, por otro, este año además ha sido el día que ha finalizado el Ramadán, el mes sagrado para los musulmanes.
El Estado de Alerta, decretado con motivo de la pandemia #COVID19, ha obligado a que los jóvenes y adolescentes de los 11 pisos que tiene Pinardi, hayan cambiado sus rutinas y sus horarios para facilitar que los jóvenes musulmanes pudieran respetar el mes de ayuno.
Así, las clases de castellano, el deporte y otros cursos se han aplazado a la tarde para poder tener la mañana para descansar. Uno de los adolescentes de -Casa Garelli Protección- comenta que para él este año “el Ramadán lo he vivido con mucha intensidad, ha tenido un sabor especial debido a la situación excepcional que vive el país. Lo he aprovechado al máximo para mejorar la convivencia con el resto de mis compañeros.”
Por lo general, el confinamiento les ha ayudado mucho a “hacer bien las cosas” como señala Senny, uno de los jóvenes más mayores del piso de autonomía de -Casa Garelli-: “Este año ha sido más fácil, ya que no salíamos a la calle en todo el día y eso hace que el sol no nos canse tanto y no sea tan duro. Lo malo ha sido no poder ir a la Mezquita, a rezar, que es algo muy importante para los musulmanes”. Juan, uno de los educadores de Pinardi Nicoli asegura que “estos días de Ramadán, en casa, nos han servido para estar más unidos y sentirnos más familia”.
Paco lleva tiempo acompañando y compartiendo con los jóvenes de -Casa Garelli- esta tradición. Reconoce que ha notado diferencia en su actitud y comportamiento: “este Ramadán ha hecho que muchos jóvenes vuelvan a retomar costumbres que antes no tenían, como por ejemplo rezar. Para muchos jóvenes, el no tener que ir a trabajar o estudiar y tener más tiempo libre, hace que puedan seguir las horas de rezo”. De la misma manera opina Imane, educadora de los adolescentes migrantes sin adultos de referencia de -Casa Garelli Protección-, “gracias al confinamiento los chicos le han dedicado más tiempo a la actividad espiritual lo que ha repercutido positivamente en la actitud”.
En los pisos de Pinardi Nicoli, donde conviven jóvenes solicitantes de protección internacional, en su mayoría musulmanes, comparten muchas culturas y diferentes comidas. “Han cocinado juntos, hacen platos de sus países para compartir, eso genera muy buena clima y un acercamiento entre los chicos que favorece la convivencia. Uno de ellos me compró unos productos especiales para mí porque me dijo que estos días él me iba a cuidar a mí ”, comenta Alberto, educador de uno de los pisos.
Romper el ayuno
Este año, el mes de ayuno de Ramadán comenzaba el 23 de abril y ponía fin en la madrugada del 24 de mayo. En algunas de las casas tenían sus horarios para “romper el ayuno” juntos, las 21:00 horas, la 01:00 y las 04:00 de la madrugada. En otras se reunían para cocinar alimentos distintos a los que comen durante el año. A pesar del confinamiento y la distancia social, los educadores se han unido a este momento tan especial para los jóvenes y han roto el ayuno juntos.
“Para los chicos es algo muy especial. Es un momento de unión familiar, de celebrar con las personas a las que quieren, además de compartir, y mostrarnos sus tradiciones. Ellos viven este momento con mucha paz interior, y dedican mucho cariño y esmero al cómo van a preparar su día, el momento de rezo, la preparación de la comida para romper el ayuno, transmitiendo mucha paz y buena energía a los que estamos a su alrededor”, asegura Juan, otro de los educadores de Pinardi Nicoli que acompaña un piso donde todos los chicos son musulmanes.
No siempre es así. Senny afirma que en su piso de Casa Garelli hay una persona que no es musulmana y “siempre le invitamos para cenar juntos y que compartamos este momento tan especial”. Este año, además, que los educadores no han podido tener el mismo contacto físico con ellos como otros años, “cuando venimos a romper el ayuno con ellos, están bastante contentos y te cocinan sus platos preferidos. Es su forma de transmitirte su cultura y su forma de celebrar el Ramadán”, reconoce Paco.
Imane, es la educadora de los adolescentes y asegura que las veces que ha estado con ellos en la ruptura del ayuno ha sido muy especial para todos. Destaca, además, “la colaboración, la conciencia sobre la importancia de este mes tan especial, la serenidad y el ambiente familiar. Se trata de un momento en el que además de comer, se entabla una conversación y se contagia la risa viendo series cómicas marroquíes que se estrenan especialmente para el Ramadán”.
Para alguno de los más jóvenes, este año ha sido el primero. “Es mi primera experiencia ya que es la primera vez que lo celebro entero y me ha reforzado para recapacitar y replantear mis objetivos”. Con las altas temperaturas de algunos días han echado de menos refrescarse en alguna piscina, pero todos reconocen y agradecen el respeto y el cuidado de los educadores para poder celebrar “en las mejores condiciones” este mes sagrado para ellos.
Los educadores, en todo momento, han estado pendientes de que los espacios dedicados a la oración estuvieran cuidados y han compartido juntos, de forma presencial y virtual, cómo es la oración para cada uno y cómo viven estos días su espiritualidad. “Hemos propiciado momentos de reflexión e intercambio con ellos para conocer cómo es de importante la oración para cada uno de ellos”, apunta David, educador de Pinardi Nicoli.
Cuidado, respeto, cercanía, compartir, alegría, celebración, Familia… son conceptos que se adaptan a cualquier religión, nacionalidad e idioma. Así se trabaja en Pinardi, la cara social de los salesianos de Don Bosco en la Comunidad de Madrid: Integrando, Acogiendo, Compartiendo. Como dice Senny, “lo importante está en el corazón”.
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