Sólo son 3 palabras, pero, como madre y educadora, me pregunto: ¿se puede enseñar a vivir? Cuántas veces oímos en un claustro: Con este chico/a, ¿en qué nos hemos equivocado? Si eres padre o madre de adolescente, seguro que alguna vez, en esos momentos de angustia que dan a veces nuestros maravillosos chicos y chicas, te ha venido a la cabeza: ¿qué he hecho mal? Me gustaría lanzar un mensaje optimista; lo que es seguro es que si nos hacemos estas preguntas es porque nuestros niños/as, adolescentes y jóvenes, nos preocupan y queremos lo mejor para ellos.
Hay infinidad de frases célebres sobre esto. De todas, ésta del educador Paulo Freire me parece realmente interesante: “La educación no cambia el mundo, cambia a las personas que van a cambiar el mundo”. Quizá deberíamos ver cada día en clase y casa como una oportunidad, una posibilidad de generar en nuestros chicos y chicas el interés y curiosidad necesarios para realmente proponer cambios que tengan como resultado un mundo mejor.
Generadores de cambio
No sé si existirá la “fórmula mágica para genios transformadores e impulsores del cambio”. No obstante, seguro que todos podemos hacer algo. Quizá podamos afirmar que como profesores-educadores, debemos ir mucho más allá de transmitir conocimientos y, junto con las familias y una sociedad responsable, impulsar aspectos como:
- Fomentar curiosidad: Dejar que su curiosidad les guíe. No temer decir “no lo sé, vamos a investigar juntos”.
- Fallar está bien: Enseñar que el fracaso es una oportunidad para aprender y crecer, ayudando a aprender a manejar las emociones.
- Fomentar la independencia: A medida que crecen, dar responsabilidades y permitir que tomen decisiones. Esto ayudará a ganar confianza en sí mismos.
- Celebremos sus éxitos, pero también ser apoyo cuando las cosas no salen como esperan.
- Fomentar la empatía: Enseñar a comprender y respetar los sentimientos de los demás es fundamental.
- Encontrar el equilibrio: Equilibrio saludable entre trabajo, juego y descanso, mostrando la importancia de cuidarse, física y emocionalmente.
- Cuidar las relaciones, animar a pasar tiempo de calidad con amigos, familia, compañeros.
No me gustaría acabar sin decir que puede que lo más importante sea no olvidar a enseñar con el ejemplo: seamos curiosos, reconozcamos nuestros errores, asumamos responsabilidades y tomemos decisiones, busquemos y celebremos el éxito sin venirnos abajo ante la adversidad, seamos empáticos, vivamos de manera saludable y cuidémonos entre nosotros. ¡Ojalá podamos ser referentes para nuestros chicos y chicas!
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