Autor: Daniel Díaz-Jiménez

El plumero

El 8 de diciembre de 1841 Don Bosco se dispone a decir misa en la Iglesia de San Francisco de Turín. El sacristán, Giuseppe Comotti, golpea con el mango del plumero a un pobre aprendiz llamado Bartolomé Garelli. Don Bosco afea al sacristán su actitud. Llama amigo al muchacho e inicia con él su obra a favor de los chicos.

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