Begoña rodríguez
Creo firmemente que las palabras pueden salvar, que somos lenguaje y que nuestra capacidad de escuchar sin juzgar nos convierte en signos y portadores del amor de Dios a los jóvenes. Desde Soto a Atocha, donde trabajo actualmente en la Inspectoría Santiago el Mayor, descubro en la realidad cotidiana miles de motivos para la esperanza y me encanta tomar nota de ellos en mi cuaderno. Soy tremendamente sensible; ahí está mi fuerza y mi debilidad. Mi vocación se resume en tres palabras que le dan sentido a todo: madre, salesiana cooperadora y, desde niña, escritora.