El ángelus
“Pido que se detenga inmediatamente la barbarie de la guerra y que se llegue a una resolución pacífica del conflicto”. Así de claro se mostraba el papa León XIV en el ángelus de este domingo en la entrada del palacio de Castel Gandolfo reclamando la paz. Unas palabras que resonaban de manera especial porque, como señala la crónica de José Beltrán aquí en Vida Nueva, “apenas han transcurrido 72 horas del ataque israelí a la única iglesia católica de Gaza, que acabó con la vida de tres cristianos e hirió a otros tantos, entre ellos, el párroco del templo”.
El Papa señaló expresamente su “profundo pesar por el ataque del ejército israelí contra la parroquia católica de la Sagrada Familia en la ciudad de Gaza, que como saben del jueves pasado, causó la muerte de tres cristianos y heridas graves a otros. Rezo por las víctimas, Saad Issa Kostandi Salameh, Foumia Issa Latif Ayyad y Najwa Ibrahim Latif Abu Daoud”. Y añadió el pontífice: “Estoy especialmente cerca de sus familias y de todos los feligreses. Lamentablemente, este acto se suma a los continuos ataques militares contra la población civil y los lugares de culto en Gaza.
Por ello, León XIV apeló “a la comunidad internacional a que respete el derecho humanitario y la obligación de proteger a los civiles, así como la prohibición de los castigos colectivos, el uso indiscriminado de la fuerza y el desplazamiento forzado de la población”. Y pensando en los cristianos de Oriente Medio les dijo en primera persona: “comparto su sentimiento de lo poco que se puede hacer en esta situación tan dramática. Están en el corazón del Papa y de toda la Iglesia. Gracias por su testimonio de fe”.
La reacción
Aunque el discurso de León XIV respecto al conflicto entre Israel y Palestina –y por extensión el estatus de la ciudad de Jerusalén– no ha cambiado. Conscientes de que la presencia mayor de cristianos siempre se ha dado entre palestinos, la acción de las iglesias en Tierra Santa ha buscado siempre el encuentro y la reconciliación. Más allá de eso, las palabras de León XIV han tenido una repercusión especial y el Secretario de Estado de la Santa Sede, el cardenal Pietro Parolin, ha hecho un breve comentario desde su lugar de descanso vacacional en el norte de Italia a la reflexión del pontífice.
En concreto, Parolin subrayó que en los nombres de las tres víctimas del ataque israelí pronunciados por el Papa “están representadas todas las víctimas” de Gaza. El cardenal señaló que “el Santo Padre, en el ángelus de hoy, en el que recordó los trágicos acontecimientos que están teniendo lugar en Gaza quiso también mencionar explícitamente a algunas víctimas. Es evidente que, a través de esos nombres, están presentes todas las víctimas de esta tragedia”. Y es que, insistió, “no hay absolutamente ninguna distinción entre unos y otros todos son objeto de una violencia inaceptable, todos son víctimas de un conflicto que debe terminar lo antes posible. Los llevamos, de verdad, a todos en el corazón y por todos, por todos, imploramos la paz de Dios. Y sobre todo, gracias a su sacrificio, a su sangre derramada, pedimos también el fin de esta tragedia”.
El símbolo
Y es que, ciertamente el ataque a la única parroquia católica de la zona tiene un componente simbólico especial, pero la llamada a la paz sigue siendo igual de intensa. Por ejemplo, el secretario general de Caritas Internationalis, Alistair Dutton, en una entrevista en los medios vaticanos respaldaba las palabras del Papa a la vez que habría el foco más allá de la iglesia de la Sagrada Familia de la Franja. Un templo, destacó, en el que se ofrece “orientación y apoyo psicológico a personas que viven en condiciones insoportables”.
Por ello Dutton ha reclamado que “la comunidad internacional ejerza presión sobre el gobierno israelí para que detenga estos ataques que están afectando a la población civil día tras día”. Un primer paso sería el “acceso humanitario a gran escala, de forma claramente humanitaria y adecuada”. “Cada día, entre veinte y treinta personas son baleadas solo por intentar conseguir los alimentos que necesitan y que han sido provistos para sus familias”, denunció.
Por otro lado, el Prefecto del Dicasterio para las Iglesias Orientales, el cardenal Claudio Gugerotti, ha enviado un mensaje al patriarca latino de Jerusalén, Pierbattista Pizzaballa, lamentando la “vergüenza de no ser capaces de poner fin a esta barbarie, permaneciendo como espectadores, como si todo esto no nos perteneciera, como si no fuera una profecía de muerte para toda la humanidad”. En el final de la carta le prometía: “Os acompañamos con la oración para que Dios irrumpa entre esta multitud de sordos y ciegos que prefieren el estruendo de las armas, solo porque les impide oír el grito desgarrador de los olvidados. Dios es juez, sobre todo allí donde la justicia es ignorada y pisoteada, allí donde se intenta matar al mismo Dios, que se identifica con la víctima que nadie defiende. Que Él nos conceda despertar de nuestro letargo”.
En el blog: Me lo pregunto de Vida Nueva
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