Cuando llegue septiembre…

6 septiembre 2018

Es el título de una película de los años 60, que se hizo muy famosa por una canción del mismo título y que los viejos del lugar recordarán. Pues sí, septiembre ha llegado, parecía tan lejano a comienzos del verano, y la mayor parte de la gente ha vuelto a la normalidad, a la rutina de lo cotidiano después de un verano, unas vacaciones más o menos agradables: las mismas actividades, la misma gente, los mismos paseos…, la RUTINA de cada día.

Esta palabra, la rutina, lo de siempre, lo de todos los días y de la misma manera, tiene una doble cara, una positiva y otra negativa. Lo bueno y positivo de la rutina es que al hacer siempre lo mismo y de la misma manera, no gastamos energía en pensar qué hacer  ni cómo hacerlo. Es la costumbre de hacer las cosas sin necesidad de pensar en ellas, es el camino trillado que nos ahorra tiempo y energía.

Lo negativo es que puede ser como un manto gris que envuelve nuestra existencia y la hace plomiza, aburrida, sin ningún aliciente. Los días son todos iguales, o al menos así lo parece, y el aburrimiento se apodera de nuestra vida.  De ahí a la depresión no suele haber mucha distancia.

¿Cómo romper esa rutina que muchas veces nos aterra, porque nos aferramos al famoso refrán “más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer”? Quizá una salida pase por retomar o iniciar pequeñas actividades: conocer algún lugar nuevo por semana, cambiar el recorrido que normalmente hacemos para ir al trabajo o a la compra, escuchar música diferente, en fin, ser creativos según las posibilidades reales que tenemos. Estas pequeñas acciones, pueden generar grandes cambios, dicen los entendidos, rompiendo con los patrones rígidos del cerebro.

La otra salida iría por considerar la vida como un regalo del que disfrutar, no guardarla en el armario, vivirla y disfrutarla cada momento, cada segundo. Si no es ahora… ¿cuándo? Si no podemos cambiar las cosas que hacemos, quizá podamos cambiar el modo de hacerlas y vivirlas. Las fiestas, el fin de semana, son momentos para romper la rutina, para cambiar la inercia, para animarte a hacer algo nuevo que pueda beneficiarte.

Nosotros los católicos, tenemos una celebración muy importante para nuestra fe, la Eucaristía, pero que, por estar muy ritualizada, se puede convertir en una rutina más: ya sabemos lo que va a pasar, las lecturas que vamos a oír…El Papa Francisco nos recuerda e insiste; “¡Que la Santa Misa no caiga para nosotros en una rutina superficial! ¡Que tomemos cada vez más de su profundidad! ¡Buen mes de septiembre y ojo con la rutina!

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