El 25 de noviembre de 2024, el papa Francisco recibió en audiencia a Su Eminencia Reverendísima el señor cardenal Marcello Semeraro, prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos. Durante la audiencia, el Sumo Pontífice autorizó al mismo Dicasterio a promulgar el decreto referente a:
el milagro atribuido a la intercesión de la beata María Troncatti, hermana profesa de la Congregación de las Hijas de María Auxiliadora, nacida en Córteno Golgi (Italia) el 16 de febrero de 1883 y fallecida en Sucúa (Ecuador) el 25 de agosto de 1969.
Con este acto del Santo Padre se abre el camino hacia la canonización de la beata María Troncatti. La fecha de la canonización será decidida por el Sumo Pontífice en el transcurso de un consistorio ordinario.
“Esta noticia es motivo de acción de gracias a Dios y de gran alegría para toda la Familia Salesiana, en particular para el Instituto de las Hijas de María Auxiliadora, para la diócesis de Brescia, que dio a luz a la futura santa, y para el Vicariato apostólico de Méndez (Ecuador), donde María Troncatti vivió su aventura misionera. La canonización de María Troncatti es signo de esperanza por su fuerte testimonio de transmitir vida y fe a las nuevas generaciones y a los pueblos indígenas de la selva amazónica, que se convirtió en su ‘patria del corazón’. Fue una mujer de reconciliación y de paz, con el don de una maternidad que tocaba los corazones”, comenta el padre Pierluigi Cameroni, postulador general.
Vida dedicada a la misión
María Troncatti nació en Corteno Golgi (Brescia) el 16 de febrero de 1883. Asidua a la catequesis parroquial y a los sacramentos, la adolescente María maduró un profundo sentido cristiano que la abrió a la vocación religiosa. En Corteno llegaba el Boletín Salesiano y María pensó en la vocación religiosa. Sin embargo, por obediencia a su padre y al párroco, esperó a ser mayor de edad antes de pedir su admisión al Instituto de las Hijas de María Auxiliadora. Emitió la primera profesión en 1908, en Niza Monferrato. Durante la Primera Guerra Mundial (1915-1918) la hermana María siguió en Varazze y realizó cursos de asistencia sanitaria, trabajando como enfermera de la Cruz Roja en el hospital militar.
Durante una inundación en la que estuvo a punto de morir ahogada, María prometió a la Virgen que, si la salvaba, se iría a las misiones. La Madre General, Catalina Daghero, la destinó en 1922 a las misiones de Ecuador. Permaneció tres años en Chunchi. Acompañadas por el obispo misionero monseñor Comin y un pequeño grupo, la hermana María y otras dos hermanas se adentraron en la selva amazónica. Su campo de misión fue la tierra de los indios Shuar, en la parte suroriental de Ecuador. Se establecieron en Macas, un pueblo de colonos rodeado por las viviendas colectivas de los Shuar.
Desarrolló con sus hermanas un arduo trabajo de evangelización en medio de todo tipo de riesgos, incluidos los causados por los animales de la selva y las trampas de los ríos turbulentos. Macas, Sevilla Don Bosco, Sucúa son algunos de los “milagros” que aún florecen como fruto de la acción de la hermana María Troncatti: enfermera, cirujana y ortopedista, dentista y anestesista… Pero, sobre todo, catequista y evangelizadora, rica en maravillosos recursos de fe, paciencia y amor fraterno. Su obra para la promoción de la mujer shuar floreció en cientos de nuevas familias cristianas, formadas por primera vez por la libre elección de los jóvenes esposos.
Fue apodada “la médica de la selva”, luchó por la promoción humana, especialmente de la mujer. Es la “madrecita”, siempre atenta al cuidado no solo de los enfermos, sino de todos los que necesitan ayuda y esperanza. Desde el simple y humilde consultorio llegó a fundar un verdadero hospital y ella misma formaba a las enfermeras. Con materna paciencia escuchaba, fomentaba la comunión entre la gente y educaba al perdón tanto a indígenas como a colonos. “Una mirada al Crucifijo me da vida y coraje para trabajar”, esta es la certeza de fe que sostenía su vida. En cada actividad, sacrificio o peligro, se sentía sostenida por la presencia maternal de María Auxiliadora.
El 25 de agosto de 1969, en Sucúa (Ecuador), el pequeño avión que transportaba a la ciudad a la hermana María Troncatti se estrelló pocos minutos después del despegue, en el límite de esa selva que fue durante casi medio siglo su “patria del corazón”, el espacio de su incansable donación entre los Shuar. La hermana María vivió su último despegue: ¡el que la lleva al paraíso! Tenía ochenta y seis años, todos dedicados a un don de amor. Había ofrecido su vida por la reconciliación entre los colonos y los Shuar. Escribía: “¡Estoy cada día más feliz con mi vocación religiosa misionera!”.
Fue declarada venerable el 12 de noviembre de 2008 y beatificada bajo el pontificado de Benedicto XVI en Macas (Vicariato Apostólico de Méndez – Ecuador) el 24 de noviembre de 2012.
Una rica santidad salesiana
Con esta declaración y posterior acto de santificación de Sor María Troncatti, la Familia Salesiana tendrá en su lista a una nueva santa. Se unirá a Juan Bosco, María Mazzarello, los mártires Luis Versiglia y Calixto Caravario, Domingo Savio, Artémides Zatti… José Cafasso, Leonaldo Murialdo, Luis Guanella y Luis Orione. Desde los inicios de la Congregación Salesiana y de los distintos grupos de la Familia Salesiana, son ya casi 120 miembros los que han sido declarados siervos de Dios, venerables, beatos o santos, lo que demuestra una rica y fecunda lista, que no deja de crecer.
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