Del 15 al 23 de julio se celebró en Cambados (Galicia) la XII Ciudad de la Gaviota, campamento perteneciente a la etapa ADS del Itinerario de Educación en la Fe. En ella se reunían jóvenes de 12-14 años de Asturias, Galicia y Castilla-León para convivir y crecer al estilo de Domingo Savio. Lo que no sabían estos chicos es que durante este campamento tendrían la oportunidad de conocer a alguien tan importante para la familia salesiana como es Ángel Fernández Artime, el Rector Mayor.

El día señalado para la ocasión fue el 21 de julio, cuando la tarde ya tocaba a su fin. Los asistentes comenzaban a impacientarse a la espera de que apareciera la persona tan importante que se les había prometido conocer pero de la que desconocían todavía su nombre. El ambiente era de suma expectación, en cualquier momento podría aparecer D. Ángel.

Todos se juntaron en la escalinatas del colegio, el lugar de las buenas noches, donde siempre se despedía el día, al igual que hacía mamá Margarita con el pequeño Juanito Bosco. Más de 200 ADS sentados en un tramo de escalera y pocas eran las voces que se escuchaban, nunca había costado tan poco hacer silencio.

De repente, por un lateral y acompañado del director de la casa de Cambados, apareció con un caminar ligero y una sonrisa en la cara nuestro Rector Mayor. El júbilo fue tal que muchos aplaudían, otros vitoreaban y otros nos sabían muy bien qué hacer. Todos querían tocarlo, estrecharle la mano a aquella persona, con un carisma y amor que desbordaba sus propias entrañas.

Hubo un primer saludo realizado por Xulio César Iglesias donde recordó a D. Luis Ordóñez SDB, fallecido recientemente, muy querido por D. Ángel y gran animador de la Obra de Cambados. Posteriormente D. Ángel se colocó en una posición central, donde se le pudiera ver y oír bien. Habló grave, profundo, con la autoridad y la experiencia de quien ha vivido y compartido mucho. En primer lugar, saludó afectuosamente a los asistentes, y los felicitó por estar allí. Recordó con cariño cómo en su época en la Pastoral Juvenil de la antigua Inspectoría Salesiana de León potenció este modelo de Itinerario de Educación en la Fe. Además, animó a los jóvenes presentes a completar las etapas de Andaina, ADS y Catecumenado, para crecer no solo como buenas personas sino también en la fe.

La atención era máxima, incluso el más revoltoso del lugar sorprendía a propios y extraños y callaba ante los sabios consejos de nuestro interlocutor. D. Ángel nos exhortó a ser «ejemplo para los jóvenes del futuro», a ser «transmisores del carisma de Don Bosco, a los jóvenes que vienen detrás» y a ser «verdaderos ADS, Amigos Domingo Savio». También recordó que en este camino no están solos, que «son muchos los jóvenes que hacen lo mismo en todo el mundo» y que no son ninguna «panda de bichos raros”. Finalmente, y tras un fuerte aplauso, pidió silencio y, al igual que hacía Don Bosco, rezó con nosotros un Ave María. Una llamada a la madre Auxiliadora para que nos proteja y ayude en nuestra misión.
Tras la oración, se le hizo entrega a D. Ángel Fernández de los símbolos del movimiento, la pañoleta de ADS, con la cara de Domingo Savio y la proclama de estar siempre alegres, y el pasador, elemento de compromiso y respeto al movimiento. Juntos no dudaron en hacerse una foto para inmortalizar el momento. Un momento inolvidable para los Amigos de Domingo Savio.

Pero D. Ángel, de profunda convicción pastoralista, no dudó en, una vez terminada la cena, reunirse un momento con todos los animadores del campamento. Nos reconfortó con sus palabras, nos animó a seguir haciendo de ADS un lugar de encuentro de los jóvenes y a pelear por un futuro mejor para todos, al estilo del Papa Francisco y de Juan Bosco, sobre todo en tiempos de especial incertidumbre: «Finalizó así un encuentro que nos ayudó a profundizar en nuestros ideales, a valorar lo que hacemos como el camino correcto a seguir y a poner en valor a los jóvenes como motor de cambio».