Este es un tema que suele ser controvertido, que no siempre sabemos cómo abordar en la familia, la escuela o los grupos formativos. A veces, suele reducirse a mera información –necesaria también, pero insuficiente– fisiológica o de métodos anticonceptivos. Y, en demasiadas ocasiones, objeto de lucha ideológica y política. El mismo papa Francisco ha animado a la Iglesia a apostar por la educación afectivo-sexual, “libre de colonizaciones ideológicas”.
Asumiendo este reto, los salesianos están dando pasos –obviamente no se empieza de cero– para ofrecer una reflexión sobre la educación afectivo-sexual y promover entre los jóvenes caminos para educar en el amor, desde la antropología cristiana, con una mirada al momento actual.
Formar a los educadores
La Congregación Salesiana acaba de publicar “Una pastoral juvenil que educa para amar”, una original herramienta para los educadores para que puedan acompañar a los jóvenes en su maduración afectivo-sexual. Es el fruto del trabajo de varios años escuchando los diferentes contextos culturales y es la primera vez que, como Congregación, se sistematizan las opciones educativo-pastorales en este ámbito para acompañar a los jóvenes en su desarrollo afectivo y emocional.
Como explica el salesiano español Miguel Ángel García Morcuende, Consejero General de Pastoral Juvenil, es urgente que los jóvenes encuentren en los educadores, en la Iglesia, una fuente de información y guías competentes que puedan transmitir el verdadero valor de la sexualidad y la afectividad. Si no, buscarán en otros sitios. Por eso se abordan los temas más acuciantes en este ámbito iluminándolos desde el Evangelio y el camino que propone la Iglesia, especialmente desde la Amoris laetitia de Francisco. Y se ofrecen criterios educativos desde la pedagogía salesiana que ayuden a acompañar a los jóvenes en su camino de maduración.
Junto a esta iniciativa, en España, el Centro Nacional Salesiano de Pastoral Juvenil (CNSPJ) ha puesto en marcha un curso para formar a los educadores en la educación afectivo-sexual de adolescentes y jóvenes. Ya se han realizado dos promociones y han participado unos 50 educadores. Además, con un grupo de expertos, se están preparando materiales para que, desde la antropología cristiana, sirvan a los propios chicos y chicas para su desarrollo integral. En este aspecto fundamental de su vida, no podemos estar fuera.
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