‘Es tiempo de renovar la esperanza’

18 junio 2025

Por Salesianos Comunicación.

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La Unión de Religiosos de Cataluña, en la que que están representandos los Salesianos, celebra su 90ª Asamblea General.

Este viernes se ha celebrado la 90ª Asamblea General de la Unión de Religiosos y Religiosas de Cataluña (URC). Ha sido la segunda convocatoria del curso, que tiene lugar, como es tradición, en el mes de junio. Los y las representantes de los distintos institutos de vida consagrada del territorio se han reunido en las Salesianas de Sarrià, donde por primera vez ha asistido el obispo fray Octavi Vilà, que se ha estrenado en esta Asamblea como responsable del Secretariado Interdiocesano de Relación entre Obispos y Religiosos (SIRBIR).

La jornada se ha iniciado con una Eucaristía presidida por el obispo de Girona. A continuación, la presidenta de la URC, la hermana Susana García del Álamo, ha abierto oficialmente la asamblea recordando con cariño el servicio del obispo Romà durante dos décadas. También ha compartido con los asistentes una mirada agradecida y esperanzadora sobre los recientes cambios en la Iglesia, como la muerte del papa Francisco y el nombramiento del Papa León XIV, quien afirmó recientemente que “la mejor manera de servir es procurando ser santos”.

Discurso inspirador de la presidenta, Hna. Susana García

A partir de este llamamiento, la presidenta ha invitado a renovar la vida consagrada desde la raíz: “Es el momento de renovar nuestra esperanza, poniendo nuestra mirada en el Corazón de Jesús, para que nos ayude y anime a vivir como Él, siendo testigos alegres, confiados en el Buen Dios”. Ha remarcado que el mundo actual necesita comunidades creíbles, con vidas que puedan ser “un atractivo en el que fijarse para dejarlo todo, comprometerse y consagrarse”. Ha hecho una evocación muy plástica comparando la vida religiosa con un abanico, símbolo de apertura, flexibilidad y capacidad de renovarse: “Igual que el abanico nos proporciona frescura en un día caluroso, nosotros debemos buscar frescura y renovación en nuestra vida espiritual y en nuestra misión”. El movimiento suave del abanico, decía, puede recordar la necesidad de dejarse guiar por el Espíritu Santo, “que nos ayude a discernir dónde debemos estar, qué debemos hacer y cómo debemos actuar”.

“Somos unos privilegiados”

Tras el discurso de la presidenta, el obispo fray Octavi Vilà intervino agradeciendo la acogida recibida y reflexionando sobre el momento que les toca vivir. Con un tono cercano y esperanzador, animó a los religiosos y religiosas a vivir este momento de cambio con confianza, recordando que “el cierre de algunas comunidades o la falta de vocaciones no debe hacernos perder la ilusión”. Más allá del realismo, afirmó que “es un cambio para toda la Iglesia y hay que mirarlo con esperanza”, y subrayó que “somos unos privilegiados por poder hacer lo que nos gusta, y esto es un don que debemos vivir con alegría y esperanza”. Hizo un llamamiento a vivir la vocación “sobre todo, contentos”, remarcando que cada uno puede aportar esperanza “en la medida de sus posibilidades”.

La jornada también incluyó dos intervenciones informativas. Por un lado, Pilar Queralt ofreció una panorámica sobre la realidad y el carisma de los Institutos Seculares. Por otro, Mn. Juan Manuel Bajo compartió algunas reflexiones sobre la situación actual y los retos de las residencias para religiosos y religiosas mayores, una cuestión que preocupa a muchas congregaciones y que exige respuestas comunes y creativas.

Comunicado por la Paz

Durante la Asamblea también se redactó un comunicado para alzar la voz contra la situación de guerra que sufren muchos países, especialmente denunciando el “genocidio en Gaza”. En este comunicado, los religiosos y religiosas de la URC expresan que, como consagrados y consagradas, no pueden ignorar la situación, sino que deben alzar la voz en “compromiso con la justicia”, “con el corazón roto por las víctimas y con la palabra firme”. Con este comunicado declaran su voluntad de: denunciar toda violencia venga de donde venga; anunciar la paz, la fraternidad y la dignidad humana; y actuar en coherencia con el Evangelio.

El encuentro concluyó con una comida fraternal, momento para seguir compartiendo, dialogando y reforzando vínculos.

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