En una reciente entrevista al Padre Honoré Miyalu , salesiano responsable de la Oficina de Proyectos de Cooperación en la República Democrática del  Congo (RDC inspectoría ACC), pudimos conocer de cerca la difícil situación que atraviesa el país y, en particular, las obras que los Salesianos están llevando a cabo para apoyar a la juventud en situación de vulnerabilidad en medio de la guerra y la inestabilidad.

La RDC, un país que se enfrenta a una prolongada crisis de inseguridad, política y económica, ha visto cómo sus comunidades salesianas han tenido que adaptarse a un contexto extremadamente desafiante. El país está dividido en dos zonas muy marcadas: el este, donde la situación de conflicto armado es más intensa, y el oeste,  afectado por los ecos de la guerra y acogiendo a las miles de personas desplazadas de la zona del conflicto.

En el este, en lugares como Goma, los Salesianos están presentes a través de dos comunidades:Ngangi y Bosco Lac, que acogen a miles de jóvenes huérfanos de la guerra. Esta juventud, en gran parte  sin familia a causa del conflicto, encuentra en las obras salesianas un refugio donde reciben atención psicológica, comida y acompañamiento social.

El trabajo de los Salesianos en la RDC va más allá de la simple asistencia humanitaria. En medio de la crisis, su misión es ofrecer esperanza, educación y formación para asegurar que los jóvenes tengan un futuro mejor. En un país donde la mayoría de los niños, niñas y adolescentes no pueden acceder a la educación debido al conflicto, los Salesianos consideran que la educación es la clave para su desarrollo. «Creemos que la formación de la juventud es vital para que puedan salir de la pobreza y la violencia. Necesitan prepararse para el futuro a través de la educación y la capacitación profesional», afirma el Padre Honoré.

Este compromiso con la educación y el acompañamiento de las personas en situación de vulnerabilidad se ve reflejado en los proyectos que los Salesianos llevan a cabo con la colaboración de varias organizaciones, como Bosco Global. 

Un ejemplo de ello es el proyecto de agricultura ecológica impulsado por Bosco Global con la financiación de la Diputación Provincial de Huelva. Este proyecto, que comenzó en 2024, tiene un impacto positivo en la comunidad, especialmente en la reducción de la inseguridad alimentaria, ya que permite a las personas de la zona cultivar sus propios alimentos. Además, ha fomentado la autonomía económica de las familias, especialmente las de jóvenes y mujeres que participan activamente en el trabajo agrícola.

A pesar de las dificultades, los proyectos como este, siguen adelante y contribuyen a mejorar las condiciones de vida de miles de personas. La clave de este éxito radica en la colaboración y el compromiso de la comunidad, con un enfoque claro en la educación, la capacitación y el fortalecimiento de la autonomía de las personas más desfavorecidas.

El desafío principal que enfrentan los Salesianos en el país sigue siendo la falta de paz. «Un país sin paz no puede desarrollarse», comenta el Padre Honoré. Sin embargo, su labor no solo se centra en ofrecer ayuda material, sino también en inculcar valores de paz y convivencia a través de la educación. «Cuando la juventud aprende valores de paz y no violencia, no se ven tentados a recurrir a la violencia en el futuro», subraya.

A pesar de las adversidades, la misión salesiana sigue firme, brindando esperanza a jóvenes y trabajando para que puedan construir un futuro sin la necesidad de involucrarse en conflictos. El Padre Honoré concluye su entrevista agradeciendo el apoyo de Bosco Global y otras organizaciones que hacen posible esta labor: «Gracias por ayudarnos a seguir adelante y dar a esta juventud la oportunidad de una vida mejor».