Cada año, el Rector Mayor nos regala un aguinaldo, un lema de reflexión para toda la Familia Salesiana, que sirva para poner el foco en algún aspecto importante de nuestro carisma e ir caminando juntos a la treintena de grupos que la componen.
Para este 2023 que acabamos de estrenar, don Ángel Fernández Artime nos pide reflexionar sobre la dimensión laical de la familia de Don Bosco para vivir “como fermento en la familia humana de hoy”. Un tema que se sitúa en la corriente del magisterio del papa Francisco que aboga por un mayor protagonismo de los laicos en la vida y misión de la Iglesia. El Papa habla, en numerosas ocasiones, del peligro del clericalismo en la comunidad cristiana y pide más espacio para los laicos. Un protagonismo y compromiso que nace de la vocación común como bautizados para ser fermento, levadura, en medio del mundo.
Esta es, precisamente, la imagen que toma el Rector Mayor para invitar, a todos los miembros de la Familia Salesiana, a ser levadura para construir una familia humana necesitada de justicia y dignidad, de verdad, de paz y fraternidad, en definitiva, necesitada de Dios. Por eso, subraya la importancia de reconocer “la riqueza de la vocación espiritual, religiosa y cristiana de nuestros laicos”, y de valorar “la fuerza de su fe, su experiencia de vida y de trabajo”.
Juntos como familia de Don Bosco
En los orígenes del carisma salesiano, recuerda el Sucesor de Don Bosco, está la intuición del Fundador de convocar a muchas personas para trabajar a favor de los jóvenes, especialmente los más vulnerables. Es lo que, en lenguaje religioso actual, hemos traducido como “misión compartida”. Pero no solo misión, también carisma, espiritualidad, compartidos.
Y ahí está la pujante realidad de tantos laicos, vinculados a nuestra familia religiosa, que trabajan por el bienestar de los jóvenes desde tantos ámbitos de la vida profesional, el voluntariado o la incidencia social y política. Y buscar el bien y la formación integral de los jóvenes es, precisamente, el objetivo que nos permite entrar en relación, y colaborar, con diferentes instancias públicas o religiosas, organismos, partidos o instituciones. Y ahí los laicos juegan un papel fundamental.
Sin olvidar que “la levadura es el Evangelio”, que es lo decisivo que aportamos a nuestro mundo, el Rector Mayor nos pide estar juntos como Familia Salesiana, para no ser irrelevantes, y contribuir a construir una sociedad distinta en la que nosotros ayudemos a los jóvenes del mundo a ser protagonistas de sus vidas.
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