Esta fotografía captura uno de los momentos significativos de la historia salesiana en Madrid: la inauguración del Museo Misionero Salesiano (1987), fruto del sueño y la dedicación incansable de Don Modesto Bellido. En la imagen, observamos a Don Modesto (centro, con gafas) compartiendo este acontecimiento con dos figuras fundamentales de la Congregación: Don Egidio Viganò, Rector Mayor de los Salesianos, y Don José Antonio Rico, Consejero General. Sus rostros reflejan la admiración ante los objetos que contaban historias de misioneros salesianos en los cinco continentes .
Detrás de ellos, en las vitrinas, se vislumbran máscaras, instrumentos y artesanías que cruzaron océanos en las manos de hermanos, que llevaron el carisma de Don Bosco hasta los rincones más remotos del planeta. Cada pieza había sido cuidadosamente preservada, Don Modesto comprendió que estos objetos eran mucho más que curiosidades etnográficas: eran testimonios vivos de encuentros culturales, de evangelización y de la universalidad del amor de Dios. La presencia del Rector Mayor en la inauguración evidenciaba el reconocimiento de toda la Congregación al trabajo en la creación del museo. No se trataba solo de fundar un museo, sino de crear un espacio donde las generaciones futuras pudieran contemplar y comprender la dimensión misionera de la vocación salesiana. Don Modesto, con su característica humildad, explicaba cada pieza con la pasión de quien conocía no solo su procedencia geográfica, sino también la historia del misionero que la había traído, las circunstancias de su llegada a Madrid y el significado profundo que tenía para las comunidades de origen.
El Museo Misionero Salesiano nació con la finalidad de mostrar la riqueza cultural de los pueblos con los que los salesianos trabajaban, así como de sensibilizar a la sociedad sobre la dimensión universal de la misión salesiana. Gracias a la dedicación de don Modesto Bellido, el museo se convirtió en un espacio educativo, abierto al diálogo intercultural y al testimonio vivo del carisma de Don Bosco.
Hoy, el museo sigue creciendo gracias al impulso que él le dio ya quienes apostaron por salvar y contar todo esto. Si pasas por Madrid, no dudes en visitarlo: te sorprenderá la cantidad de tesoros y relatos que nacieron de una sola idea… y de la inquietud de un salesiano incansable. Décadas después, este museo sigue siendo un faro de memoria misionera y un puente entre culturas. Cada visitante que cruza sus puertas camina sobre el legado de Don Modesto Bellido, un salesiano que nos enseñó que preservar la memoria también es una forma de misión.
Esta fotografía nos invita no solo a recordar los orígenes de una obra que sigue viva, sino también a renovar el compromiso y el deber de conservar este patrimonio misionero como legado para las generaciones futuras. Cuidar, estudiar y difundir estas colecciones es una forma concreta de mantener viva la memoria de tantos misioneros salesianos que entregaron su vida al servicio del Evangelio y de los jóvenes.
Ven a descubrir cómo un hombre sencillo transformó el mundo con su fe y su pasión por los demás. Porque como decía Don Modesto: “La aventura valdrá la pena”.
DATOS IMAGEN:
Imagen original en soporte de papel con emulsión fotográfica.
Archivo histórico PROCURA DE MISIONES SALESIANAS




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