Este jueves 8 de septiembre tuvo lugar en la Parroquia de la Santísima Trinidad en Genzano di Roma la primera profesión como religiosos salesianos de 7 nuevos miembros en la Congregación. Entre ellos se encontraban Julio Pedraza Maraver y Pablo Faccia Finazzi-Agrò, pertenecientes a la Inspectoría Salesiana María Auxiliadora, que dieron este paso tras realizar su año de formación en Italia.
La celebración estuvo presidida por el Consejero mundial para la Formación, don Ivo Coelho, y contó con la participación del consejero regional, don Juan Carlos Pérez Godoy, el vicario inspectorial, Fernando Miranda Ustero, el delegado de Pastoral Juvenil, Jordi Lleixà, y el coordinador de animación vocacional, José Luis Navarro Santotomás, junto a un grupo de salesianos, familiares, compañeros y amigos procedentes de diversos puntos que arroparon a los jóvenes salesianos.
Este curso la celebración de la primera profesión religiosa de los novicios recuperó el formato tradicional en Italia, tras los últimos años repartidos en los lugares de origen por las diferentes restricciones sanitarias. «Por tu palabra echaré la red» fue la frase del Evangelio de Lucas que servirá como lema.
Julio Pedraza Maraver, que realizó el prenoviciado en la comunidad de Badalona, y Pablo Faccia Finazzi-Agrò, que lo realizó en Sicilia, se encontraban en el país transalpino desde el curso pasado al desarrollar el noviciado en Genzano di Roma, una de las cuatro sedes formativas para esta etapa ubicadas en Europa, donde ha compartido formación con hermanos de diferentes nacionalidades.
“¡Con el corazón lleno de alegría y gratitud, comienza para nosotros el tiempo de preparación a la primera profesión! Te pedimos que nos acompañes con la oración en este tiempo de gracia”, compartían el pasado mes de agosto tras el anuncio de dicha celebración.
«La profesión religiosa es un signo del encuentro de amor entre el Señor que llama y el discípulo que responde entregándose totalmente a Él y a los hermanos. Al comprometerse públicamente con la Iglesia, a través de cuyo ministerio se consagra más íntimamente al servicio de Dios, el salesiano inicia una nueva vida que se realiza en un servicio de dedicación permanente a los jóvenes». (Art. 23 – Constituciones Salesianas).
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