La escultura más grande jamás levantada en honor a San Juan Bosco está en Burriana y la ha erigido la Falla Don Bosco, fundada por antiguos alumnos, con motivo de su trigésimo aniversario.
El monumento, de categoría especial y que ya pueden admirar vecinos y visitantes desde este miércoles, se encuentra en pleno montaje y podrá verse frente al colegio hasta la noche del día 19 -festividad de San José- , momento de la Cremà, cuando será pasto de las llamas como es tradición en esta fiesta de las Fallas, declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
El ninot principal es un busto de Don Bosco de 8 metros de altura, rematado por dos ángeles que sostienen la figura de Santo Domingo Savio. Alrededor de esta escena principal, se suceden otras relacionadas con el sueño de los nueve años o con el de las dos columnas, así como personas clave en la vida de Don Bosco, como su madre, mamá Margarita.
La falla es obra del artista burrianense Francisco Jiménez Rodero, reputado artesano fallero que cuenta en su haber con numerosos premios, tanto en Burriana, como en Valencia y otras localidades falleras. Jiménez coordinará entre hoy y mañana jueves día 15 los trabajos de la Plantà o instalación del monumento en su ubicación habitual, frente al colegio y al casal de la Falla Don Bosco, en el paseo San Juan Bosco de Burriana.
Cristóbal López Romero, nuevo arzobispo de Rabat y anterior Padre inspector de la Inspectoría de María Auxiliadora, tuvo la ocasión de conocer en noviembre de 2017 el trabajo de Jiménez en su taller, durante la visita inspectorial que realizó a la casa de Burriana. López conoció de cerca la creación del monumento y conversó con el artista, acompañado por el director de la presencia salesiana de Burriana, Vicente Enrique Picó y por el administrador del colegio y miembro de la comisión fallera, Juan Granell.
Además de admirar esta falla única, los visitantes tendrán la oportunidad de visitar una exposición fotográfica sobre la evolución del monumento, desde su concepción, modelado en arcilla hasta el proceso final de pintado. La muestra es obra del joven fotógrafo local Cristian Lorente y puede visitarse en el pasillo de tutorías hasta el próximo día 20.
30 años de falla salesiana (1989-2018)
La Falla Don Bosco surgió de la inquietud de la Asociación de Antiguos Alumnos del colegio salesiano de Burriana para animar la actividad de la misma a mediados de los años 80. El entonces presidente, Francisco Ventura Fonfría, convocó a varios miembros del colectivo –algunos de los cuales contaban ya con una trayectoria fallera en comisiones de la ciudad- y también a representantes de la Asociación de Madres y Padres de Alumnos.
En dicha reunión, una cena de pa i porta celebrada en el año 86 y a la que acudieron una quincena de personas, propuso la idea de crear una nueva falla con el nombre de Don Bosco. Para ello, se nombró una comisión de trabajo que fue dando forma a este proyecto y también estableciendo la vinculación de la Congregación Salesiana al mismo.
En este sentido, fue el entonces inspector regional, Miguel Asurmendi, quien autorizó la creación de esta asociación tras recibir en Valencia a los promotores de la idea, acompañados por el director del colegio en aquella época, Ismael Mendizábal.
Salesianos falleros
Asurmendi, junto con los salesianos Antonio Gil, Antonio Pastor y Tomás Utrilla fueron nombrados falleros mayores el año en el que se plantó la primera falla (1989), obra del artista burrianense Juan Dualde, con crítica de Francisco Ventura (también vicepresidente) y bajo la presidencia de Francisco Javier Perelló. Estefanía Tejedo Aymerich fue la primera fallera mayor, mientras que Cinta Perelló Escobedo fue la infantil, acompañada por Adán Castelló Ventura.
Con este monumento especial y único, la Falla Don Bosco celebra su 30 aniversario recordando sus orígenes y homenajeando al fundador de la Congregación Salesiana, San Juan Bosco, según explican Salvador Doménech y Juan Emilio Gumbau, miembros de la comisión que han coordinado la idea y la crítica del monumento junto a Francisco Jiménez.
Quienes deseen conservar un recuerdo para siempre de esta falla podrán hacerlo en forma de litografía, elaborada por Juan Dualde, que puede adquirirse por un precio de 20 euros.
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