La flotilla en el mar de las falacias

9 octubre 2025

El secuestro por parte del Estado sionista de la flotilla que llevaba ayuda humanitaria a Gaza ha suscitado muchas reacciones.

Partamos de hechos concretos, verificables y luego sacaremos conclusiones:

 1º) Israel ha atacado a la flotilla en aguas internacionales sobre las que no tiene jurisdicción.

2º) El bloqueo marítimo perpetrado por el Estado sionista desde hace diecisiete años es ilegal, como queda establecido por la Corte Internacional de Justicia.

3º) Según el Manual de San Remo de Derecho Internacional aplicado al ámbito marítimo, de 1994: ningún ejército puede bloquear ayuda humanitaria llevada a población civil. (Sección II, nº 102-104; y 99-101).

4º) Las Naciones Unidas han declarado que Israel está cometiendo un genocidio. La Corte Penal Internacional ha dictado orden de búsqueda y captura contra su principal instigador, el primer ministro Netanyahu. El bloqueo marítimo es parte de este genocidio.

5º) Según la ley internacional, un ataque a un barco en alta mar supone un ataque al país del que el buque está abanderado.

6º) En consecuencia, los barcos apresados en alta mar, así como el secuestro de sus tripulaciones deben de ser considerados actos de piratería, y deben legítimamente ser perseguidos por los países de abanderamiento de estas embarcaciones, desde la jurisdicción de cada país.  (Convenio de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, nº 101)

En definitiva: Israel ha cometido un ataque contra todos los países a los que pertenecen los barcos de la flotilla. Estamos, pues, ante un flagrante caso de violación de la ley internacional: lo que lleva haciendo el Estado sionista desde su creación.

Todo el mundo debería estar indignado contra el Estado sionista, que está perpetrando un genocidio fuera de toda duda, ante cualquier persona que abra los ojos sin ponerse una venda.

Lo sorprendente es que las críticas se dirijan, no al Estado y al ejército genocidas, sino a quienes han organizado la flotilla.

En estas críticas se utiliza una variada muestra de las clásicas falacias, que tan bien fueron explicadas por Aristóteles.

1º) El argumento ad hominem: Desprestigio de la persona que representa el argumento contrario: “Una banda de niñatos desocupados”. En vez de criticar a Israel se critica a quienes viajan en la flotilla, acusados poco menos que de hacer un viaje de placer, obviando la incertidumbre sobre lo que pueda hacer uno de los gobiernos más crueles y criminales del mundo actual.

2º) La falacia de la irrelevancia: Dispersar la atención del asunto principal sobre hechos que tienen menos importancia: ¿Quién ha financiado la flotilla?… dejando un ambiente de sospecha, como si eso fuera importante. Sea quien sea la fuente de financiación, se trata de algo bueno. Llevar alimentos a una población hambrienta no puede ser considerado como criminal. Criminal es oponerse a ello.

3º) A esta pregunta se añade la mentira de que “Es Hamás, basándose en declaraciones del gobierno israelí, como si fuera una fuente cierta, y no un pozo ciego de falsedades. Con lo que tenemos la falacia: “Ad verecundiam”, utilizando una fuente falsa. En este caso, no puede ser más falsa.

4º) También hay quien pregunta: “¿Entonces, si hablamos de cortar vínculos con Israel, también tendremos que cortar con todos los países donde no se respetan los Derechos humanos, como Rusia o China?”. Aquí tenemos la falacia de la falsa similitud. Estamos hablando de un genocidio criminal, monstruoso, demostrado suficientemente y se establecen comparaciones alejadas del asunto principal.

5º) Falacia de la falsa disyuntiva.  También hay quienes acusan a los críticos de Israel, como si esto supusiera ser cómplice de violencia contra cristianos. Hay quienes se preguntan: ¿Por qué tanto ruido por Palestina, y no se dice nada de las masacres perpetradas por Boko Haram en Nigeria?

Las matanzas de cristianos, es cierto, tienen poco impacto mediático, en parte porque las noticias de África no lo tienen. Es horrible que suceda algo así. ¡Qué duda cabe! Pero hay dos diferencias: En primer lugar, su intensidad y extensión. El genocidio es el plan de exterminio perpetrado por un Estado criminal, por un gobierno de fanáticos, que han dicho claramente que quieren aniquilar a la población palestina. Lo han dicho, y lo están haciendo. La escala es infinitamente mayor. Con esto no quitamos importancia a las matanzas perpetradas contra cristianos indefensos.

Y, por otro lado, de este genocidio son cómplices los gobiernos de la Unión Europea, que no toman medidas efectivas frente a Israel. Por eso hay que hacer ruido; salir a la calle, y manifestar externamente el rechazo. No basta pensarlo.

La “Falacia de la falsa disyuntiva” se utiliza ampliamente en las tertulias. “Si estás contra Israel estás con Hamás y sus crímenes”. Como si no hubiera otra postura posible. Como si condenar los bombardeos criminales supusiera justificar los crímenes de Hamás. Esto lo utiliza la ultraderecha ibérica profusamente. No hay más que escuchar a la presidenta de Madrid, que ve a ETA por todas partes. Y no ve el terrorismo real y presente.

Llama la atención este cierre de filas en favor de Israel, y la crítica a movimientos ciudadanos que están surgiendo en todo el planeta. Sorprende el poco patriotismo que muestran quienes disfrutan desplegando banderas, cuando en este caso, un país extranjero ataca barcos abanderados en aguas internacionales. Sorprende el apoyo al país perpetrador de un genocidio salvaje, y conculcador del Derecho internacional.

Sorprende la línea editorial de los medios de la Iglesia, que se alinean con aquellos que defienden lo indefendible.

Sobrecoge el silencio de las instituciones cristianas que, salvo algunos casos, han optado por un silencio “prudente”, en vez de levantar la voz con firmeza.

Infunde esperanza, por otro lado, la gente de muchos países que llena las calles en un clamor contra el genocidio y el hundimiento del Derecho Internacional.

Ojalá que las instituciones de la iglesia se unan, como la Iglesia de México, en un grito común en favor de la paz, la cual no es posible sin justicia. Que surja, sin complejos ni falsos miedos, la voz profética, que es opuesta al silencio expectante. Que los cristianos se sitúen en el lado de los que sufren. Allí donde estaría Jesús.

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *


El periodo de verificación de reCAPTCHA ha caducado. Por favor, recarga la página.

También te puede interesar…